Mitigar el cambio climático es rentable para los inversores
- Los accionistas ya son conscientes de las ventajas de la sostenibilidad
Alba Pérez
Madrid,
La irrupción de los bonos verdes -con un aluvión de emisiones a nivel global- ya ha puesto de relieve el desplazamiento del foco inversor hacia las firmas que más se alejan de la nueva taxonomía europea. Los expertos señalan 2021 como un año récord: según los cálculos de la organización mundial Climate Bonds Initiative (CBI), la inversión en bonos verdes podría alcanzar los 500.000 millones de dólares.
Este viernes, elEconomista y Acciona celebraron el cuarto encuentro informativo dentro del ciclo Descarbonizar la economía. El observatorio, bajo el título Finanzas para mitigar el cambio climático, abordó la tendencia imparable que supone la financiación verde. Contó con la participación de José María Serena, responsable de la división de Estabilidad Financiera del Banco de España; Roberto Cabrera, director de financiación de Acciona; Claudia Antuña, analista de inversiones de AFI; Sergio Míguez, socio fundador de Alternative Ratings; y estuvo moderado por María Domínguez, redactora de Mercados y coordinadora del portal Inversión sostenible y ESG en este diario.
"Existe una tendencia imparable, la de contemplar a las compañías desde una perspectiva más amplia, mirar si su plan estratégico cumple con las expectativas de sostenibilidad", advirtió Roberto Cabrera. Por su parte, en opinión de José María Serena, este interés "originariamente muy vinculado al apoyo a los Acuerdos de París", es decir, a garantizar la sostenibilidad del modelo económico, ahora está "girando marginalmente hacia la correcta medición de los riesgos del cambio climático, que ya son en algún sentido materiales", destacó.
"Los temas del momento"
En lo que respecta al punto de vista de los inversores, "la sostenibilidad y la descarbonización son las temáticas del momento", explicó Sergio Míguez. Estos inversores no solo necesitan bonos verdes, sino también "otros muchos instrumentos que estén ligados a objetivos de sostenibilidad más concretos, lo que cada vez será más relevante ", sentenció.
Claudia Antuña apuntó a tres palancas que están permitiendo que estas inversiones adquieran un mayor protagonismo en las carteras de los inversores, tanto institucionales como retail o minoristas. La primera de ellas tiene que ver con el riesgo asumido: "Invertir en estrategias alineadas con la lucha contra el cambio climático nos ofrece invertir en una reducción de costes", señaló. El cambio climático conlleva costes que se traducen en riesgos financieros, que los inversores buscan mitigar.
La rentabilidad sería la segunda palanca, comentó la analista de inversiones de AFI, "vamos a encontrar sectores que serán el destino de fondos públicos, pero también privados". Por último, como tercer impulsor, y más significativo, destacó "la mayor sensibilidad que estamos viendo". En este sentido, el socio fundador de Alternative Ratings también quiso destacar la regulación como una cuarta palanca, de enorme impacto.
Gran acogida
El mercado ha reaccionado de manera muy fuerte a todo este boom verde. "Los inversores institucionales han buscado estas inversiones", comentó el responsable de la división de Estabilidad Financiera del Banco de España, quien expresó que los reguladores han disfrutado de una situación privilegiada, al haber observado esa "génesis de taxonomías tan rica".
En este punto, el papel de los agentes reguladores es definir las características de esas etiquetas verdes e identificar cuáles facilitarán en mayor medida las decisiones de los inversores. "Aunque este es un proceso que llevará algo de tiempo, partimos de una buena base, donde se ha generado mucha información y ahora estamos en el proceso de armonizarla", explicó Serena, quien quiso añadir que la fragmentación de información no es positiva, pues lo que hay que buscar es la armonización de ratings a nivel global; es decir, menos taxonomías locales y más globales.
"En este caso, el ajuste del precio funciona de forma distinta a lo que es habitual"
Para el director de financiación de Acciona, el reto no se encuentra tanto en los proyectos, como en las misiones corporativas. De hecho, tal y como reveló, aproximadamente el 90% de las financiaciones que Acciona lleva a cabo o bien son verdes o bien ESG (que atienden a cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Como ejemplo de financiación corporativa, en mayo de este año la compañía realizó dos financiaciones, una para Acciona Energía y otra para Acciona. La firma de infraestructuras y energía estableció unos objetivos KPI (indicadores clave de rendimiento).
"En este caso, el ajuste del precio funciona de forma distinta a lo que es habitual: si hay una penalización por no cumplir los KPI, hay un compromiso de que esta, en lugar de trasladarse a los bancos, iría a una tercera parte que se encarga de desarrollar la acción que nosotros no hemos sido capaces de hacer, como por ejemplo Naciones Unidas", dijo Cabrera. Se trata de una dirección que el grupo Acciona ya está tomando en este tipo de financiaciones, "porque creemos que posiblemente se acabe convirtiendo en un estándar de mercado". Asimismo, el directivo afirmó que todos los proyectos de la empresa tienen una financiación verde.
Alternativas al bono verde
El bono verde "es más puro en el sentido de que es más fácil de definir", aclaró Roberto Cabrera. Y es que con este tipo de activos de renta fija, es mucho más difícil hacer greenwashing (lavado de cara verde), "pues detrás tiene que haber un proyecto concreto, con nombre y apellido, en el cual hay una trazabilidad de los procesos". En los últimos tiempos, los bonos verdes están ganando un importante espacio en las carteras de los inversores.
Sin embargo, responden a plazos muy largos por la propia naturaleza de los proyectos, que en muchas ocasiones no son compatibles con los horizontes temporales o los objetivos que buscan ciertos inversores. "Esto nos lleva a buscar alternativas que flexibilicen algunas de las características de los bonos verdes", explicó Claudia Antuña. Como, por ejemplo, los bonos de transición climática y los sustainability-linked bonds, en los que se vincula a nivel emisor ciertos indicadores de rendimiento (KPI) con un objetivo sostenible, "pero al final la emisión va destinada a cualquier objetivo financiero corporativo", aclaró la analista.
En la misma línea, Sergio Míguez explicó que a la hora de plantearse una cartera sostenible el inversor busca opciones de poder invertir y esto se puede hacer desde muchos instrumentos. A los anteriormente citados, añadió otros ejemplos como los activos privados. "Básicamente lo que estamos viendo en nuestra actividad son proyectos con activos de deuda o de equity no cotizados y ahí nos parece especialmente interesante el tema del impacto", comentó el experto.
El liderazgo de España
El mes pasado, el Tesoro español llevó a cabo una colocación que el mercado llevaba largo tiempo esperando: la del primer bono verde soberano del Reino de España. Para una oferta de 5.000 millones de euros a 20 años, la demanda rebasó los 60.000 millones, 12 veces más.
En el encuentro, los ponentes destacaron los efectos positivos de esta emisión. "España va a tener un papel de liderazgo; lo ha demostrado con esta primera emisión y con la calidad de la misma", apuntó la analista de AFI. Y es que hasta el momento, se trata del bono soberano europeo que ha obtenido la mayor puntuación por parte de la entidad independiente Vigeo Eiris, debido a su transparencia. "Estos indicadores dan claro ejemplo del papel que va tener este país a nivel europeo, e incluso a nivel global, como emisor de bonos verdes", afirmó Antuña, quien destacó la importancia de que esta emisión sirva como referencia para otros colocadores en cuanto a los estándares de calidad, transparencia de coherencia.
Incluso antes de su debut soberano, España ya fue en 2020 el quinto país de Europa en emisiones verdes, y el octavo colocador mundial, de acuerdo con los datos de la Climate Bonds Initiative (CBI).
Calidad de los datos ESG
El responsable de la división de Estabilidad Financiera del Banco de España quiso advertir sobre el peligro existente con el greenwashing. "Las taxonomías verdes son muy útiles para ayudar a los inversores", pero "tampoco sería bueno que se relajasen los estándares". Según Serena, hay que tener cuidado a la hora de ser triunfalistas con este tipo de instrumentos, "pues a pesar de que es bueno que crezcan, es importante que se les asigne solamente a las empresas o instrumentos que están alineados con estos objetivos". En este sentido, la regulación europea será realmente útil.
Para evitar este lavado de imagen la calidad de los datos es fundamental. Para Serena, por su naturaleza los mercados no siempre van a disponer de la información que necesitan y ahí precisamente está la labor de los supervisores, que es la de crear incentivos. "Hay que ser proporcional, no podemos pedir más regulación para todas las empresas y abrumarlas con requerimientos que sean muy costosos, pero tal vez el marco del que veníamos no sea suficiente para proporcionar toda la información que es necesaria". Otro punto es la capacidad de los inversores individuales de procesar esa información, ahí los supervisores tienen el papel de analizar esos datos y de ofrecer señales al mercado de cómo creemos que está evolucionando la descarbonización.
El crecimiento de la oferta
La oferta de bonos verdes es cada vez mayor. Las estrategias se han multiplicado para dar respuesta a los objetivos financieros, y a la demanda inversora al alza. Según apuntó Sergio Míguez, estamos asistiendo a una intersección interesante entre la inversión temática, desde el punto de vista de la inversión colectiva, y la inversión sostenible.
"La inversión temática está ganado mucho predicamento y las gestoras la están promoviendo; ahí hay un área de intersección con la sostenibilidad", explicó, "como ocurre, por ejemplo, en la cadena de valor de energías limpias o en lo relacionado con la movilidad baja en carbono". Esta puede ser otra vía para que las gestoras divulguen cada vez más el acceso de la inversión sostenible a las carteras de los inversores particulares.
Puede visualizar el observatorio completo aquí: