Andrea Orcel exigió más poder a Botín días antes de que se frustrara el fichaje
- Utilizó Signal, un sistema de mensajes encriptados para comunicarse
- Exigió que todos los ejecutivos reportaran a él y el italiano, a la presidenta
Eva Díaz
Andrea Orcel, el banquero que el Santander iba a nombra consejero delegado del grupo financiero, exigió más "poder" a Ana Botín, apenas días antes de que se frustrara su fichaje, según publica el diario Financial Times.
El italiano intercambió varios mensajes con la presidenta del Santander el 20 de diciembre a través de la aplicación de mensajería encriptada Signal. En estos días, Orcel pidió a Botín que instalara en el banco un sistema de "cascada" por el que él respondería ante ella, pero el resto de ejecutivos reportarían al italiano. "Mi ejecución, pero tus decisiones", escribió el banquero a la presidenta del primer grupo bancario del país.
El italiano también propuso a Botín "mejorar la disciplina y la eficiencia de la ejecución" del banco con el objetivo de subir el precio de la acción.
El Santander echó marcha atrás al fichaje de Orcel el pasado mes de enero tras decidir que era inaceptable pagar al italiano la indemnización de 50 millones de euros que pedía el banquero por dejar su puesto en el banco de inversión UBS. No obstante, este paso atrás ha desencadenado en una batalla judicial iniciada por el banquero que exige al grupo financiero 112 millones de euros por su fichaje frustrado.
Batalla judicial
La batalla judicial del banco y Orcel en los tribunales va a centrar el motivo principal del asunto en si el documento de contratación que el Santander puso sobre la mesa era un contrato oficial o una carta de oferta provisional. Mientras el italiano mantiene que se trató de un contrato oficial y por tanto acusa al Santander de incumplirlo y le reclama 102 millones de euros como compensación, la entidad cántabra apunta a que se trató de una oferta inicial supeditada a varios aspectos, como el compromiso de Orcel a bajar la compensación que perdía por su marcha de UBS, y la aprobación del consejo de administración del banco, de la Junta de Accionistas y de la idoneidad del candidato por parte del Banco Central Europeo (BCE).
En esta carta inicial, según relató el Santander antes de verano, el banco se comprometió a pagar un máximo de 35 millones de euros al italiano, bajo la premisa de que esta cantidad se vería reducida de una parte porque el banquero se iba a comprometer a rebajar sus pretensiones sobre la cuantía que debía cobrar como compensación de lo que perdía por salir de UBS y, también por que el banco de inversión, asumiría otra parte del coste.
Asimismo, el banco añade que el banquero italiano, "lejos de realizar todo lo posible para que UBS le abonara una parte significativa de las retribuciones diferidas […] rechazó destinar a reducir el importe del buyout los 13,7 millones de euros que UBS accedió a pagarle en concepto de retribución no sometida a diferimiento del bonus de 2018 y las retribuciones diferidas que le correspondían en ese momento".
Es decir, Orcel, en vez de restar a esos 35 millones de euros los casi 14 millones que obtuvo de su anterior banco, trató de incrementar la cuantía pidiendo al Santander tres millones de euros más en concepto de intereses y dividendos, según apunta el comunicado de la entidad.