Especial defensa

Blindados, fragatas, submarinos, aviones, drones y 'Big Data' para la Defensa del siglo XXI

  • España no cuenta con presupuesto para comprar y mantener un buen sistema
  • Margarita Robles: es "imposible" alcanzar un 2% del PIB para Defensa
  • El país apuesta por una solución europea integral y disruptiva, con Francia y Alemania
Fragata F-110. Foto: Europa Press

Tomás Díaz

Las Fuerzas Armadas están inmersas en ambiciosos programas de soluciones para mejorar la posición del país en el sistema de seguridad internacional junto con sus socios.

Una de las prioridades de la política de Defensa es reforzar sus capacidades, dotándola del equipamiento apropiado para desempeñar sus tareas, fortaleciendo la posición del país en el sistema de seguridad internacional, contribuyendo a la lucha contra el terrorismo y potenciando la diplomacia defensiva, al objeto de generar confianza en nuestros socios.

Estas capacidades tienen dos vertientes básicas: la humana y la material. En la primera, es clave disponer de un número adecuado de personas, razón por la que se quieren aumentar los miembros de las Fuerzas Armadas de 120.000 a 127.000; en la segunda, es fundamental adquirir nuevo equipamiento, desde carros blindados hasta drones, dotados con nuevas tecnologías, que permitan cumplir las misiones que la situación de seguridad demande.

En ambos casos hace falta un presupuesto que permita adquirir los equipos y mantenerlos adecuadamente en los años venideros, algo con lo que, lamentablemente, no se cuenta en la actualidad.

Recursos por el 0,9% del PIB

En 2014 el Gobierno adquirió con la OTAN el compromiso de elevar el gasto en Defensa hasta el 2% del PIB, pero en la actualidad sólo alcanza el 0,9% del PIB -estamos en el puesto número 25 de los 27 países de la Alianza-, y no hay expectativa de llegar al objetivo; la ministra Margarita Robles así lo ha reconocido públicamente: "ni España, ni la inmensa mayoría de los países de la OTAN van a llegar a ese 2%; eso es imposible".

Tampoco hay perspectiva de que se disponga de un presupuesto a largo plazo; es una petición recurrente, que debería materializarse en una Ley plurianual de inversiones en Defensa, pero que no acaba de cuajar, a pesar de que dicen estar de acuerdo los principales partidos políticos.

A esta situación estructural se añaden las prórrogas presupuestaria de los últimos años, que han perjudicado a las labores de mantenimiento. Antes de que estallara la pandemia del Covid-19, el Gobierno trabajaba para reajustar las partidas asignadas a 2020 y salvar el ejercicio, así como para prepararse con vistas a los próximos años, en los que crecerá la colaboración con la UE. Este aumento del peso de la UE está en el redar de las empresas, que quieren participar de los programas venideros, como el ambicioso Sistema de Armas de Nueva Generación (NGWS por sus siglas en inglés).

Pero antes de que se concrete más el alcance de herramientas europeístas como la Cooperación Estructurada Permanente (conocida como Pesco) o el Plan de Acción Europeo de Defensa, el Gobierno debe culminar varios programas nacionales, como el del Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR) 8x8 Dragon, el mayor contrato del Ejército de Tierra, cuyos orígenes se remontan dos décadas atrás.

El mayor contrato del Ejército de Tierra

Se empezó a hablar del VCR en 2002, pero no fue prioritario hasta 2007, cuando un ataque contra un BMR en Líbano costó la vida a seis soldados. Han pasado 13 años desde entonces y el nuevo vehículo blindado para el Ejército, más pesado, más robusto y más seguro, aún no es una realidad. Además, el proyecto sufrió un fuerte revés el pasado diciembre, al paralizarse el contrato para la fabricación de las primeras 348 unidades.

El Programa completo del VCR prevé adquirir hasta 2025 un total de 998 vehículos por 3.836 millones de euros. De momento, se ha fijado un techo de gasto de 2.100 millones, para los citados 348 vehículos, que el Gobierno encargó en julio a Santa Bárbara Sistemas (SBS), con Indra y SAPA como subcontratistas principales, sin realizar concurso público. Sin embargo, en diciembre, Defensa decidió anular la adjudicación, argumentando razones técnicas, operativas y económicas, como el incumplimiento las prescripciones técnicas o la ausencia de garantías financieras.

En febrero, Robles anunció una nueva propuesta de SBS, SAPA e Indra, y mostró su confianza de que fuera definitiva. A la espera de que esta primera fase del proyecto termine de concretarse, ya hay dos vehículos piloto funcionando, fruto de un contrato anterior de 92 millones para cinco demostradores tecnológicos; uno incorpora una torre no tripulada de Navantia, Elbit y Expal, y el otro una de Rafael. El Programa completo incluye otros dos modelos de torre, fabricadas por Escribnano y por Oto Merlara-Leonardo Hispania.

Fragatas y submarinos

La Armada tiene dos Programas relevantes, la incorporación de nuevas fragatas de la serie 110 y de submarinos de la serie 80, actualmente en desarrollo.

El origen de las F-110 se remonta a diciembre de 2011, cuando Defensa otorgó los primeros contratos a Navantia e Indra -el diseño del mástil-superestructura- para una nueva serie de navíos llamada a sustituir a las fragatas de la serie Santa María, con muchas décadas de servicio y algunas obsolescencias que les impiden responder a la OTAN.

El Programa de la serie F-110 consta de cinco embarcaciones que se construirán durante una década, tras una inversión de 4.325 millones. Robles anunció en enero que su ejecución debería empezar en los astilleros de la Ría de Ferrol el próximo mes de mayo y que confiaba en que se las naves se entregaran entre 2025 y 2031, pero no se ha vuelto ha hablar de ello durante la crisis del coronavirus.

Las fragatas cuentan con sus propios programas tecnológicos, liderados por Navantia, Indra y una UTE formada por Indra y Tecnobit, y entre los proveedores participan firmas como Sainsel, Lockheed Martin, Sener, Thales, Saes, gmv… La ejecución del proyecto requerirá unos 8.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, y aportarán unos 600 millones anuales de valor añadido a la economía.

Navantia también encabeza los trabajos para desarrollar los S-80, los primeros submarinos de diseño español. Ideados allá por el año 1991, empezaron a construirse en los astilleros de Cartagena en 2005, con la intención de entregar el primero en 2012, pero tras sucesivos imprevistos, el aumento de las dimensiones de los submarinos, y la escalada del coste del Programa -el techo de gasto actual es de 3.906 millones- se ha retrasado hasta 2022.

Una de sus principales características, la autonomía, se logrará gracias a un sistema de pila de combustible de hidrógeno desarrollado con un nuevo programa -Medusa 300- que debería estar listo en seis años, de modo que las primeras unidades tendrán que incorporarlo después de haber empezado a operar.

La construcción de los S-80 está generando unos 9.000 empleos, entre directos e indirectos. Participan en el proyecto Abengoa, Siemens Gamesa, Lockheed Martin, SAES, Indra, EID, Tecnobit, Babcock, Raytheon, Boeing, Collins Aerospace…

Nuevo avión de combate

En febrero, España se incorporó al proyecto del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS, por sus siglas inglesas) que ya desarrollaban Alemania y Francia, con vistas a sustituir a veteranas aeronaves, como los F-18 o los Eurofighter, entre 2035 y 2040. El proyecto aún está en una fase embrionaria, con actividades de I+D y diseño -se esperan unas primeras unidades de demostración hacia 2026-, y lo coordinan las empresas Airbus -designada por Alemania-, Dassault -elegida por Francia-, e Indra, seleccionada por España, aunque el país ya tenía presencia indirecta mediante Airbus.

Con la incorporación al proyecto, España se ha comprometido a aportar 70 millones, mientras que Alemania y Francia ya han aportado 104 millones cada uno. Por otro lado, ya se han sumado otras empresasademás de los coordinadores; Alemania y Francia han incorporado a MTU Aero Engines, Safran, MBDA y Thales, y España a ITP Aero y a un consorcio formado por gmv, Sener y Tecnobit.

El FCAS, de todos modos, forma parte de un proyecto mucho más amplio, el referido NGWS, integrado asimismo por Alemania, España y Francia, que quieren disponer hacia el año 2040 de una compleja y disruptiva estructura defensiva formada básicamente por aviones tripulados, drones y nuevos sistemas avanzados de sensores.

El NGWS se lanzó el verano pasado y se apoya en un novedoso sistema de combate en la nube, contando con inteligencia artificial y Big Data para integrar en tiempo real la actividad de los satélites de comunicaciones y de observación, las aeronaves, los buques de guerra, los carros de combate, etcétera, de modo que todo opere de un modo coordinado.

Aún no tiene una estimación presupuestaria, pero España ha anunciado que, aunque se haya incorporado al proyecto después que Alemania y Francia, tiene intención de participar en él a partes iguales con los otros dos socios.