Telecomunicaciones

Escrivá pone de los nervios a STC, Orange, MásMóvil, Digi y Zegona 

  • El Gobierno se tomará con calma la autorizaciones pendientes a las inversiones extranjeras 
José Luis Escrivá, ministro de Transformación Digital y de la Función Pública, hace justo 102 días.

Antonio Lorenzo
Madrid,

Estricto, severo, desconfiado y reflexivo. El ministro José Luis Escrivá ha renunciado a las alegres concesiones a lo largo de sus cien primeros días con la cartera de Transformación Digital y de la Función Pública. Y ese perfil caviloso no es precisamente lo más deseable para unos operadores ahora de los nervios, pendientes del beneplácito del Gobierno para una adquisición (Zegona-Vodafone), una fusión (Orange-MásMóvil), una inversión industrial (Saudi Telecom, STC) y unas transferencias susceptibles de revisión (Digi). El futuro del sector reposa sobre la mesa de Escrivá, sin que el experto en econometría evidencie señales de apremio.

Por lo pronto, el también exauditor fiscal analizará de forma minuciosa cada uno de esos movimientos, consciente del impacto estratégico que tendrán en los próximos años. Y eso supone tiempo. Quizá mucho más plazo de lo que esperaban las compañías implicadas. Su parsimonia ya provoca inquietud en una industria que históricamente habita en el vértigo y la impaciencia. "Es un tipo duro de roer", advierten a este periódico fuentes conocedoras de su entorno, las mismas que le comparan con el profesor al que no le tiembla el pulso para suspender a toda la clase si nadie alcanza el aprobado. Por muy encarrilados que estén los procesos, el ministro no dará nada por hecho sin convencerse plenamente del porqué de sus acciones u omisiones.

Moncloa tiene ahora que aprobar o rechazar las inversiones extranjeras que planean sobre el sector, y todo eso se consultará con Escrivá, responsable del ramo. Para el ministro no se trata de un simple trámite. Un profano en materia de telecomunicaciones podría aprender los mecanismos del negocio en un par de tardes, pero ese no es el caso de Escrivá. Todo lo contrario. Dedicará el tiempo, recursos y energía que considere necesarios, aunque le tachen de enredar en asuntos que ya deberían estar resueltos.

Nadie piensa que el Ejecutivo pueda tumbar la joint venture Orange España-MásMóvil, cuando ya goza de las bendiciones de Bruselas, pero en los últimos días ha trascendido el deseo del Gobierno por aprovechar la consolidación en ciernes para incrementar los compromisos de inversión en infraestructuras de conectividad móvil y fija, a modo de requisitos adicionales. Respecto a los remedios aceptados por la Comisión Europea, el ministro se pregunta cómo es posible que los dos contrayentes obtengan pingües ingresos por unos recursos radioeléctricos usufructuarios de titularidad pública. En concreto, son 60 MHz de frecuencias que pasarán a manos de Digi a cambio de 120 millones de euros, pero sin beneficio para el Estado. Por un lado, el ministro coincide con las grandes telecos españolas en que la joint venture Orange-MásMóvil no obstaculiza la competencia, pero asume su función de protector del bien público ya sea en cuestiones recaudatorias o, preferiblemente, en la sostenibilidad de las inversiones en el largo plazo.

El interés de Saudi Telecom (STC) por alcanzar el 9,9% del capital de Telefónica, tras la conversión de los derivados en acciones con plenos derechos políticos, no sólo pasa por Moncloa y Defensa, sino también por el despacho de Escrivá. En ese sentido, el operador árabe ya estima que su objetivo podría demorarse más de un año, según estima en su informe de resultados anuales.

Asimismo, la compra de Vodafone España por parte de Zegona -ya autorizada por Bruselas y por la CNMC- también debe superar el filtro del Gobierno, con Escrivá igualmente con la lupa en la mano. Según el ministro, tanto el cambio de manos del 'operador rojo' hacia un fondo británico, como la fusión de Orange España-Grupo MásMóvil impactan sobre el 50% del mercado español de las telecomunicaciones y sobre más de las dos terceras partes del espectro asignado para las comunicaciones móviles, como recordó recientemente el ministro en una entrevista concedida a La Vanguardia. "Se trata de un sector estratégico y con infraestructuras críticas, y eso hace que tengamos que mirar estas operaciones con absoluto detenimiento y, desde luego, desde un punto de vista estratégico".

Al margen de su actuación en el impacto en el sector del escudo antiopas, En el cuaderno de deberes de Escrivá también se encuentra el despliegue del 5G en todo el territorio español, sin dejar a nadie atrás, el control de la Inteligencia Artificial, la regulación de la ciberseguridad, la digitalización de la administración y de las pymes, el impulso de las competencias digitales, el desarrollo de la industria audiovisual española. También extiende su responsabilidad en los PERTEs del Chip y de la Nueva Economía de la Lengua, los proyectos Retech, la iniciativa Quantum Spain en computación cuántica, el centro de referencia en neurotecnología Spain Neurotech o la Agencia de Supervisión de Inteligencia Artificial.

"Claramente, es un político intervencionista", añaden otros observadores sobre el padre de la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT), iniciativa que silenció en su comparecencia en la comisión del Congreso. La nueva entidad podría controlar el 10% de Telefónica, una vez que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) adquiera ese capital en el mercado, presumiblemente no antes del próximo verano. Y más difícil parece que la Sepi acepte transferir a la SETT su 25% de Indra, pero todo está por ver. El tiempo dirá y Escrivá no tendrá prisa.