El caleidoscopio de las TIC en 2023: continuos avances en Inteligencia artificial, ciberseguridad y automatización
- Las TIC deberán contribuir a la superación de la crisis energética actual
- En 2023 comenzará a aplicarse en Europa la Ley de Servicios Digitales
- Estrasburgo está llamado a aprobar el reglamento de Inteligencia Artificial
Alberto Horcajo
La incertidumbre macroeconómica global, que puede afectar a la demanda de servicios de información y comunicaciones (TIC), tanto al gasto del gran público como al mismo y a la inversión por parte de las empresas, hace especialmente difícil anticipar el tamaño y la forma de los mercados TIC en los próximos meses.
Sin embargo, es previsible que algunas tendencias ya identificadas por Steven Van Kuiken de McKinsey en el informe de octubre pasado Tech at the edge: Trends reshaping the future of IT and business se confirmen en el futuro inmediato, a saber, 1) la innovación en procesos y utilidades se produce en las redes de expertos en la vanguardia de las organizaciones, respaldados por las capacidades de producción y extensión de las empresas e instituciones, que no obstante pueden ver limitada su actuación en un entorno de mayor exigencia ante el encarecimiento de los recursos financieros, 2) la adopción de la innovación requiere una capacitación y evaluación continua a nivel individual, 3) la base de la innovación está en desarrollos informáticos de alcance limitado, rápida implementación y fácil revisión y 4) la confianza -que supera la seguridad en las relaciones- abarcará un conjunto más amplio de intereses y en lo que concierne al medio ambiente, la equidad social y la inclusión impone ciertas exigencias a normas y especificaciones de la innovación. A todo ello habrá de añadirse -ante una nueva sensibilidad frente a los desafíos de la sostenibilidad- evitar el desarrollo y empleo de la tecnología "porque sí", como recoge el primer punto de la declaración verde y digital de la conferencia sobre la conciliación de digitalización y transición ecológica celebrada en Bilbao el pasado mes de noviembre.
Concretando y conforme a la consultora Forrester, en 2023 es previsible que tres tecnologías emergentes con aplicaciones comerciales aceleren su adopción: el procesamiento original de datos en las grandes plataformas de Internet (las "nubes" de AWS, Microsoft Azure, Google Cloud) y en proximidad (en los nodos de comunicaciones, donde según el responsable de Amazon EC2 Edge Jan Hofmeyr en el evento "re:Invent" a principios de diciembre, el gigante de Internet aspira a convertirse en la infraestructura global de referencia para 5G); tratamiento de lenguaje natural; inteligencia artificial adaptable y tecnologías orientadas a la protección de la intimidad.
Directamente asociadas a esas aplicaciones estaría el impulso a la implementación de 5G avanzado ("SA" de "stand-alone" en inglés) como palanca de desarrollo del Internet de la Cosas y el desarrollo de un modelo de comunicaciones a medida a través de las redes móviles privadas, para cuyos usos específicos el procesamiento de datos en proximidad es un habilitador básico, como se ha podido comprobar en los numerosos pilotos 5G realizados en España en los últimos dos años. La flexibilidad de los modelos de gestión de las nubes y la imparable creación de nuevos nodos (en "regiones", "rampas", "destacamentos", etc) -que conforme al programa aprobado por el Consejo Europeo el pasado 8 de diciembre debería haber al menos 10.000 al final de la década- para reducir los retardos y hacer posible la automatización de instrucciones en tareas críticas mediante la implantación de sistemas de inteligencia artificial para instituciones y empresas de todos los tamaños y presencias, con la esperada consiguiente eficiencia de recursos. A similares conclusiones, aplicadas a la economía suiza, altamente digitalizada, llegan Martin Wörter y Andrin Spescha en un artículo del boletín KOF del Instituto Tecnológico de Zúrich (ETH) del pasado 2 de diciembre titulado "New digital technologies: what role do robots, big data and artificial intelligence play in the Swiss economy?".
En el plano de la competencia en telecomunicaciones, en 2023 previsiblemente los operadores priorizarán los mercados en los que disputar el liderazgo en función probablemente de su posición actual y esfuerzos recientes de captación y fidelización: desde la atención preferente a segmentos de gran público en razón del ingreso unitario asociado (a partir del "low-cost" al "premium") a la conectividad de máquinas o el mercado mayorista, con perfiles de riesgo, requerimientos de capital y expectativas de rentabilidad bien diferenciadas. Tal vez eso decante el año próximo las cuotas de mercado de los operadores al menos en parte por factores distintos al precio de los servicios, a cuya variación los usuarios se han hecho cada vez más reactivos, dada la ocasional profusión de campañas centradas en esa referencia y las facilidades para el cambio de operador. Además en 2023 debiera sustanciarse el proceso anunciado de combinación de Orange y MásMóvil, que normalmente daría lugar a ciertos remedios regulatorios -enajenación de derechos como el espectro radioeléctrico, contratos de servicio y en su caso ciertos activos comerciales para evitar una posición dominante de mercado sobrevenida- que se anticipa puedan ser aprovechados por alguno de los principales operadores virtuales con proyección nacional (Digi, Avatel, Finetwork).
No obstante los anuncios de subida de precios a comienzos de 2023 por parte de los principales operadores -en un año en el que será especialmente difícil que el gasto particular en servicios TIC incremente su participación en la cesta de la compra de los usuarios- nada hace pensar que se vaya a interrumpir la erosión de precios de la conectividad. Lo cierto es que hoy en España se puede contratar una línea de 5G por 20 euros al mes (impuestos incluidos) con una franquicia de datos (50GB) que es un múltiplo de la media de consumo medio. La pretensión de dar más por más no se cumple por el simple hecho de que la escala es el principal factor de competitividad, al que de entrada no renuncia ningún operador y porque en la doctrina vigente de competencia la reducción nominal de precios es la evidencia de un mercado disputado, objetivo irrenunciable de las políticas públicas en servicios de interés general.
La presión sobre los directivos de los operadores por el estancamiento de los beneficios ordinarios, los desaciertos en los intentos de diversificación en negocios adyacentes, el recurso a desinversiones forzadas que traen consigo mayores salidas futuras recurrentes de caja y la pérdida de rentabilidad para los accionistas llevó a principios de diciembre al anuncio de la inminente renuncia del Consejero Delegado de Vodafone y no se pueden descartar en 2023 dimisiones sonadas en otros operadores, teniendo en cuenta la enorme destrucción de valor en el sector a lo largo de los últimos años.
La compartición será aún más una línea irrenunciable de actuación para los operadores el año próximo, en elementos que van más allá de los llamados "pasivos de red" (derechos de paso y sobre emplazamientos, acometidas, etc), con un mayor impulso a la electrónica compartida e incluso, sujeto al desarrollo reglamentario de la nueva Ley General de Telecomunicaciones que nos deja el año que termina, la mutualización selectiva del espectro radioeléctrico. Esta situación puede llevar a una progresiva asimilación de los riesgos financieros asociados a las infraestructuras y los servicios, que no obstante la disparidad de duración de los contratos y el perfil de los clientes sobre los que se proyecta la generación de ingresos correspondientes adolecen, aunque en diferentes planos, de similares presiones competitivas.
Los próximos meses traerán además un nuevo marco regulatorio de las TIC a nivel europeo, con el inicio de la aplicación de la Ley de Mercados Digitales (LMD) el próximo 2 de mayo y a continuación, el 17 de febrero de 2024, el de la Ley de Servicios Digitales (LSD). Ambas normas persiguen crear un entorno de los negocios digitales en el que se respeten los derechos básicos de los usuarios y agentes a la integridad y seguridad de las transacciones y a la adecuación de las conductas de quienes ostentan posiciones relevantes en los principales mercados, una vez calificados como "guardianes de acceso", fomentando la competencia, la innovación y la igualdad de condiciones en la intervención y participación en el comercio electrónico, cuya primera norma sustantiva europea data del año 2000. Como ocurrió con el reglamento general de protección de datos (RGPD) de 2016, las nuevas leyes citadas crearán referentes para la organización y la moderación de los negocios digitales con proyección global y presumiblemente en su aplicación habrán de conciliarse con las nuevas demandas de equidad, inclusión y respeto del medio ambiente del actual espacio político europeo, en el que existe una desconfianza palpable hacia los titanes "hiperescalares" de Internet (Apple, Amazon, Google, Meta, Microsoft), que ocupan, en muchos casos en régimen de monopolio efectivo, aspectos determinantes de la experiencia digital de los ciudadanos de la UE, con una regulación de la oferta que complementa la actividad supervisora de las autoridades de competencia nacionales (en el caso de España, la CNMC).
En los próximos meses deberá sustanciarse la fusión Orange y MásMóvil
Tal vez a corto plazo, en contra de lo que hubiera podido anticiparse hace tan sólo unos meses, se produzca una ralentización de las inversiones en capacidad de procesamiento de datos y en desarrollos en inteligencia artificial por parte de alguno de esos colosos -quizás con los límites que a la traducción por máquinas se asocia en la columna "Johnson" de The Economist del 3 de Diciembre pasado bajo el título "Rise of the cyborgs"- no obstante los avances en herramientas de consulta multipropósito en auge, como "Chat GPT" de Open.AI, siendo así que los hiperescalares mantienen aparentemente intactos, a pesar de las crecientes sanciones y restricciones regulatorias, sus objetivos en lo que concierne al dominio de los sistemas operativos móviles (Google Android, Apple iOS), de motores de búsqueda (Google Search), de redes sociales (Meta, TikTok) y en la costosísima disputa por los contenidos en plataformas digitales (Amazon Prime, Apple, Disney, Netflix) que a la luz de la ralentización en el crecimiento de los suscriptores comienza a parecerse al disputadísimo mercado de la conectividad, cuya capilaridad y facilidad de acceso para los proveedores de contenido ha creado un escenario irreversible de alicientes que, como ocurrió con las cuantiosas subvenciones a la adquisición de terminales en los primeros años de la telefonía móvil, han distorsionado el marco de precios de los servicios TIC para el gran público.
En los próximos meses deberá sustanciarse la fusión Orange y MásMóvil
En 2023 las TIC habrán de contribuir de forma altamente visible a la superación de la crisis energética actual y a una transición ecológica hacia entornos más robustos y sostenibles. En ese contexto, son reveladoras las expectativas de eficiencia energética unitaria que se asocian a las tecnologías en proceso de adopción, como es el caso del 5G "verde" en las telecomunicaciones móviles y según describen Laurence Williams y Noam Bergman en un artículo en la revista Technological Forecasting & Social Change" 187 (2023) titulado "Koomey's law forevermore…" analizando los procesos de creación y difusión de mensajes alrededor del potencial de reducción del consumo energético e indirectamente de la satisfacción personal de quienes han incorporado como propios a sus hábitos y preferencias los desafíos del desarrollo sostenible.
La confluencia de las emergencias sociales, la capacidad de asombro ante la innovación tecnológica y el imperativo, en las sociedades libres y ricas, de conciliar la mayor calidad de vida con una vida más valiosa, como señalaba recientemente ante la prolongación de la longevidad la vicecanciller de la Universidad de Oxford, Louise Richardson, tiñe de incertidumbre las contribuciones que se pueden esperar de las TIC en 2023.
En cualquier caso, coincidiendo con la presidencia española del Consejo de la UE en el segundo semestre, parece probable que la ciberseguridad y la inteligencia artificial, respectivamente exigencia ineludible y palanca de innovación aplicada en las TIC, tendrán un protagonismo que llegará a la opinión pública, dado el impulso que una y otra vienen recibiendo y presumiblemente seguirán teniendo en las políticas públicas nacionales y en la eventual articulación de disposiciones que transponiendo la normativa europea (como se espera en relación con el reglamento de Inteligencia Artificial de la Comisión de la UE cuyo borrador de abril de 2021 debiera ser aprobado próximamente por el Parlamento y refrendado por el Consejo) se puedan beneficiar del notable esfuerzo de preparación para el legislador nacional por parte de la Oficina C del Congreso de los Diputados y de la propuesta singular del Gobierno de España de aportar al conjunto de la UE un banco de pruebas ("sandbox" en inglés) en materia de inteligencia artificial, que pueda convertirse en una guía de mejores prácticas, combinando los aspectos técnicos, jurídicos y sociales que reclama el desarrollo eventual de una inteligencia artificial general, en la línea sugerida por el director de investigación de Deep Mind/Google Oriol Vinyals en una entrevista en la sección de Tecnología del diario El País del 3 de diciembre pasado.
El impulso a la mejora de la productividad del tejido económico español, apoyado en las ayudas y créditos asociados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (fondos NextGenerationEU) y en iniciativas como la reciente designación de Coruña como flamante sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, así como la primera reunión de ministros de la OCDE sobre la Economía Digital celebrada hace escasos días en Gran Canaria harán previsiblemente de 2023, en un contexto geopolítico muy complejo pero no obstante intensamente creativo, un tiempo propicio para la renovación de la mano de las TIC en actividades fundamentales como la docencia, la gestión energética aplicada y los procesos industriales y logísticos que contribuyen a la calidad de la renta disponible y a la competitividad general de las economías avanzadas.
Alberto Horcajo, es CoFundador de Red Colmena