Política

Josep Borrell gana enteros para el puesto de Alto Representante de la Diplomacia de la Unión Europea

  • Francia y Alemania pujarán por los principales cargos de la UE
Josep Borrell, ministro de Exteriores de España.

Jorge Valero, elEconomista.es
Bruselas,

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, hace valer estos días en la Unión Europea su buena racha electoral y su peso en la familia socialdemócrata -tendrá la delegación más numerosa en la Eurocámara- para corregir la infrarrepresentación tradicional española. Aunque uno de los grandes puestos se antoja complicado, ante el peso de alemanes y franceses en las instituciones comunitarias, el todavía ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell, gana enteros para el puesto de Alto Representante para la Política Exterior.

En el fuego cruzado entre familias políticas de la UE, Frans Timmermans, quien lideró la lista de los socialistas europeos, también tiene aspiraciones para el cargo, puesto que el grupo de duros de Visegrado –compuesto por países del antiguo bloque comunista– quiere el puesto para uno de los suyos.

Un momento sensible

El mayor relevo en la cúspide de la UE ha pillado al bloque comunitario en su momento más sensible en años, si no en décadas. Europa necesita manos firmes en el timón para fijar el rumbo político en el escenario postBrexit, y navegar en un contexto económico agitado por la guerra comercial.

Los Estados miembros, partidos políticos e instituciones apenas avanzan. En juego están las presidencias de la Comisión, el Consejo, el BCE, la jefatura de la diplomacia europea y el Parlamento Europeo, todas vacantes de aquí hasta noviembre.

El objetivo de Tusk es cerrar la elección en la próxima cumbre de este mes

Tras un par de reuniones de líderes de la UE, la última el pasado viernes, conversaciones telefónicas entre los Ejecutivos, y visitas del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a varias capitales, todo continúa demasiado abierto. Ningún gobierno o partido toca con los dedos las piezas de caza. Según resume una fuente diplomática bien informada del proceso, "estamos a mitad del primer tiempo y todavía no hay goles". Nadie saca un cuerpo de ventaja. Pero, al mismo tiempo, tampoco nadie queda de momento totalmente descartado.

En lo que coinciden fuentes en la Comisión y los gobiernos es que resultará muy complicado cerrar el paquete en la cumbre del 20 y 21 de junio, tal y como pretendía Tusk. La celebración de un nuevo encuentro extraordinario antes de que se cierre el mes, como se rumorea, también resulta difícil, ya que el día 30 Tusk y varios líderes estarán regresando del G20 en Japón.

Por eso, y aunque el proceso está llevando más tiempo del esperado, el objetivo continúa siendo "claramente" cerrarlo en la cumbre, apunta otro cargo europeo.

La composición final debe respetar el equilibro político, geográfico, demográfico y de género. Es decir, debe romper con la hegemonía del PPE en el cuadro institucional, sobre todo en la Comisión que ha liderado durante 15 años. Debe contentar a los euroescépticos del centro y Este de Europa, y demostrar que el poder no se lo reparten París y Berlín. Y, sobre todo esta vez, incluir al menos la mitad de mujeres.

Los verdes, tras su buen resultado, podrían verse recompensados con un asiento

Pero además, una mayoría en la Eurocámara solo quiere para la jugosa presidencia de la Comisión a candidatos que hayan liderado las listas de sus familias en las elecciones europeas (spitzenkandidaten). La institución deberá aprobar la elección que hagan los líderes para la jefatura de la Comisión.

El PPE, el partido más votado, defiende firmemente a su cabeza de cartel, el alemán Manfred Weber. Otro elegido dejaría al bloque progresista de socialistas, liberales y verdes en deuda con el centro-derecha. Pero también con Berlín. Por eso, las posibilidades del halcón Jens Weidmann para convertirse en el primer presidente alemán del BCE aumentan con la misma rapidez con las que caen las de Weber, poco querido fuera de los suyos.

Sánchez presiona

Los verdes, los otros ganadores de las elecciones europeas, podrían quedar recompensados otorgando a la alemana Ska Keller la presidencia de la Eurocámara durante una de las mitades del mandato.

Las conversaciones continuarán este viernes, cuando los líderes de los países meridionales de la UE se reúnan en Malta. El tema seguramente también llegará hasta el G20 en Japón. Allí estará la jefa del FMI Christine Lagarde, una de las que suena para la Comisión y con apoyos fuertes dentro de la casa.

Candidato 'tapado'

La liberal Margrethe Vestager, sigue siendo para varios la favorita, aunque en el Parlamento continúa atragantándose que su familia política no respaldara el proceso de spitzenkandidaten. Sin Weber, Timmermans o Vestager, la pregunta es quién y cuándo saldrá ese candidato tapado. Una respuesta que probablemente irá muy unida a las preferencias del presidente francés, Emmanuel Macron, quien de momento mantiene sus cartas pegadas al pecho. Algunas quinielas apuntan a Michel Barnier, compatriota al que dedicó palabras elogiosas. Pero tampoco termina de convencer.

Al final el sudoku quedará filtrado más bien por el cruce de vetos que por las fortalezas de los elegidos. O, como resume una fuente diplomática, los ganadores serán "quienes disgusten menos, en vez de lo contrario".