Política
Sánchez retira el veto a Torra, una condición expresa de ERC pero insuficiente para el president
- Sánchez prevé hablar la próxima semana con los presidentes autonómicos
- Vilalta reconoce que esa llamada es parte de las condiciones de ERC
- Torra alerta de que con una llamada no se soluciona el conflicto
María Medinilla
"Hablaré con todos". El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura derribó anoche el muro que ha estado construyendo ante Quim Torra en los últimos meses. De no cogerle el teléfono, Pedro Sánchez pasará a llamarle en el marco de los contactos con los presidentes autonómicos que anunció al explicar cómo afrontará la formación de Gobierno requerida por Felipe VI.
Aún sin fecha para el examen parlamentario tras haber recibido el encargo del rey sin contar con los apoyos suficientes, Sánchez parece seguir apostando por la vía de ERC para conseguir sacar adelante la coalición con Unidas Podemos. Y una muestra de ello es la cita con el president, con quien activó el modo mute absoluto ante la ausencia de condena del catalán por los actos violentos en Cataluña a raíz de la sentencia del procés.
"Le pedimos al PSOE que se tenía que respetar las instituciones catalanas y que hacía falta una llamada al president como gesto"
Las negociaciones con el partido republicano catalán siguen sin ser concluyentes pero sí parecen confirmar un avance en la línea de las exigencias hacia la bilateralidad que los de Gabriel Rufián estaría transmitiendo a la mesa negociadora que encabeza Adriana Lastra en el bando socialista. Tras el consenso para buscar una solución política al conflicto catalán, el instrumento a utilizar parece que atasca el entendimiento.
"Le pedimos al PSOE que se tenía que respetar las instituciones catalanas y que hacía falta una llamada al president como gesto", ha reconocido hoy Marta Vilalta, una de las negociadoras de ERC, en una entrevista en Nació Digital. Extremo que Carmen Calvo, vicepresidenta en funciones, no ha evitado negar. "Es una decisión del presidente. [...] Todos los presidentes serán convocados", y "en su libertad está si van o no van, si les parece oportuno, que para nosotros lo es, y necesario, un diálogo leal y respetuoso de las instituciones que representan los gobiernos autonómicos y el Gobierno de España".
Sánchez, quien incluso llegó a hacer chiste durante la campaña al 10-N con los intentos frustrados de Torra de hablar por teléfono (hubo al menos cuatro llamadas no respondidas), ahora recibirá al presidente de la Generalitat para transmitirle, como hará -explicó de forma escueta- con el resto de representantes autonómicos, la necesidad de cooperar con el futuro Gobierno.
Ese contacto no es uno más. Supone un cambio en la estrategia de Sánchez, que endureció el discurso con Cataluña especialmente los días previos a las urnas. Aunque el resultado electoral le otorgó de nuevo la victoria, no dejó de hacerle dependiente de los partidos soberanistas al perder fuerza parlamentaria Unidas Podemos y al rechazar cualquier Gobierno de coalición con el PP.
Torra mantendrá su discurso
El intento de la próxima semana es un punto y aparte por parte del socialista pero no parece que el mensaje que pueda esperar de Torra vaya a suprimir la exigencia de la autodeterminación. "¿Si hay que extremar el conflicto, por qué quieres que te cojan el teléfono?", llegó a decir Miquel Iceta, figura conciliadora en esta relación. Y el catalán ha dado a entender este jueves que por ahí irán los tiros.
Torra ha advertido a Sánchez que una llamada no soluciona el conflicto catalán, que pide encarar con "valentía" y no con gestos "vacíos y estériles". Según fuentes cercanas al president recogidas por Efe, lo que debe haber es "respeto institucional" y "bilateralidad" entre Cataluña y el Estado, y un "reconocimiento de los sujetos políticos". Y también una "propuesta democrática" para dar salida a la autodeterminación y el "fin de la represión".
Con la investidura por convocar y la conversación con ERC aún en ciernes, Sánchez buscará la próxima semana atar su candidatura para poder convocar el pleno con la garantía de superarlo y revalidarse como presidente.