Auge y caída de Teka: el gigante de la fabricación de electrodomésticos agoniza
- Nació en Alemania en 1924 como una empresa de maquinaria agrícola
- Trasladó su sede a España en 1964, para facilitar la expansión internacional
- Muy vinculada al deporte, patrocinó equipos de ciclismo, balonmano y al Real Madrid
Javier Romera, Remo Vicario
Madrid,
Un dicho asegura que, aunque la vida se crea en el dormitorio, se vive en la cocina. Considerada el corazón de un hogar, es el lugar en el que se cocinan los alimentos, pero también es un espacio de reunión, en el que pasar tiempo con la familia o los amigos, tejer lazos y crear recuerdos. Pocos entendieron la singularidad de este espacio con tanta precisión como en Teka, convertida en una de las marcas de electrodomésticos y productos para el hogar más importantes y reconocidas del mundo.
Pero la situación de Teka hoy no es sencilla. Banco Santander y BBVA han acudido de nuevo a su rescate, con dos créditos por un importe de 20 millones de euros, para garantizas su liquidez. La compañía está obligada a pagar al contado, ante las reticencias de sus proveedores a suministrarles producto, por las dudas sobre su capacidad de pago.
Mientras la compañía muestra si es capaz, o no, de superar sus dificultades financieras, varios fondos de capital riesgo, y otros competidores del sector de los electrodomésticos, están estudiando la opción de presentar ofertas por alguno de los activos que está en venta, como el de la grifería de baños, o incluso entrar en el capital.
Estamos a las puertas de un posible final para una empresa que nació hace casi 100 años, en Alemania, con un negocio que poco tiene que ver con el actual. Es en 1924 cuando Karl Thielmann funda una compañía de maquinaria agrícola. Está ubicada en Gelsenkirchen, Alemania, una ciudad industrial, en el corazón del Ruhr, famosa por su industria minera.
El país vivía una situación económica calamitosa, encadenando crisis tras crisis tras el fin de la Gran Guerra, las consecuencias de la misma y el pago de las reparaciones de guerra. El paro era enorme, el sistema productivo había colapsado y la sociedad estaba empobrecida mientras el país trataba de resolver el problema de la hiperinflación.
Acero inoxidable
Pero en ese entorno tan complejo, la empresa sale adelante. Y se acaba beneficiando de su ubicación, ya que es lo que le permite entrar en contacto con el acero inoxidable, material con el que empieza a trabajar en los años 30, y que se consideraba por entonces como un producto milagroso, porque producirlo era más simple y su superficie era fácil de limpiar. Y acabó siendo fundamental en el futuro de la compañía.
Ya en 1957 se incorpora a la empresa, como socio, Helmut Klein, y es cuando se cambia de nombre y se convierte en Teka, cogiendo las iniciales de los dos socios, Thielmann y el propio Klein.
Con su experiencia trabajando con acero inoxidable, comienzan a fabricar fregaderos de este material. Se especializan en este producto, con diseños modernos y prácticos, y el éxito es absoluto. A lomos de este logro, empieza a ampliar su catálogo, fabricando placas, estufas, hornos y campanas extractoras.
Traslado a Santander
Rápidamente comienzan su expansión internacional. Y en 1964, sumando la popularidad que había alcanzado en España, y que además contaba con una economía en desarrollo, mientras Alemania encaraba una nueva crisis, deciden trasladar su sede a Santander, donde la renombran como Teka Industrial.
Es en esa década cuando se incorpora a la compañía Klaus Graf, un alemán enamorado de Mallorca, que ejerce de director financiero. Es en los 70 cuando da un paso al frente, y hacerse con el control de la compañía, adquiriendo la mayoría de su capital.
Es en esta etapa, con Graf al frente, cuando empiezan a expandirse desde Europa hasta el resto del mundo, sin límites. De hecho, hoy tiene presencia en todos los continentes. El 80% de su facturación procede de los mercados europeos, sobre todo tras el proceso de crecimiento impulsado en Europa del Este tras la caída del muro de Berlín. En el siglo XXI también inició su expansión por Asia, sobre todo tras inaugurar varias fábricas en China, que le permitieron acelerar el proceso. Y no se olvidan ni de Oceanía, donde relanzó la marca hace unos años para ganar peso en Australia y Nueva Zelanda; o África, donde están enfocados en el Magreb y en el sur del continente.
Compra de compañías
En su época de mayor esplendor también comenzó a adquirir compañías que le permitieran completar o enriquecer su oferta. Así se hace, por ejemplo, con una serie de empresas escandinavas, que aglutina bajo la marca Intra, que tiene más de 150 años y está especializada en productos de cocina y baño, pero de diseños únicos, y aunque se venden en todo el mundo, sus principales mercados son Noruega, Suecia y Dinamarca.
Otra compañía centeneria que adquieren es Küppersbusch, que fabrica electrodomésticos para cocinas familiares, y que se centra sobre todo en Europa Central.
En la misma línea, se hacen con otras históricas como la mallorquina Casa Buades y la húngara Mofém, que después integran bajo el paraguas de Strohm, convertida en una marca de soluciones para el baño.
Patrocinios deportivos
Además de apostar por diseños modernos y de calidad, Teka apuesta por una pata adicional para alcanzar notoriedad y potenciar su expansión: los patrocinios deportivos. Empieza cerca de casa, impulsando la fundación de un equipo de balonmano en 1975. El Club Deportivo Teka, que nace de la nada y acaba ganando todos los títulos del mundo, acogiendo en sus filas a leyendas como Talant Dujshebaev, Alberto Urdiales o Joseja Hombrados.
Casi al mismo tiempo, en 1976, lanza un equipo de ciclismo, que llegó a convertirse en un referente mundial en los 80, e incluso logró ganar una vuelta a España, con un joven Marino Lejarreta. La aventura ciclista terminó en 1990, cuando la compañía decidió cerrar el equipo y dedicar esa inversión, unos 200 millones de pesetas al año, al balonmano.
Pero seguramente el patrocinio deportivo que más trascendió es el que le vincula con el Real Madrid. Fue precisamente en Alemania, en los años 70, cuando por primera vez una marca decidió poner publicidad en la camiseta de un equipo de fútbol, cuando Jägermeister estampó su logo en el pecho del Eintracht Braunschweig, a cambio de 100.000 marcos anuales.
Siguiendo esta estela, Teka se convierte en la primera marca en patrocinar a un equipo de fútbol español. Se trata del Racing de Santander, con el que llegó a un acuerdo para que llevase su logo en la camiseta en 1981, en un partido contra el Real Madrid. Y es precisamente con el club blanco con el que crearía, quizá, la relación más relevante, al convertirse en su principal patrocinador entre los años 1992 y 2000. Un periodo en el que logró importantes hitos deportivos, incluyendo la ansiada séptima Champions League, que es seguramente el momento que vincula para siempre al Real Madrid con Teka en la retina de los espectadores. Una época, en la que, además, pasaron por las filas del club jugadores legendarios como Raúl González Blanco, Roberto Carlos o Hierro, y también el polémico Figo.
El patrocinio también incluía la sección de baloncesto, por la que pasaron grandes estrellas como Sabonis, Arlauckas, Herreros o Bodiroga, y en la que también lograron importantes triunfos. Con el baloncesto vivieron una segunda etapa, a mediados de la pasada década, en la que el equipo comandado por Llull, Rudy Fernández o Luka Doncic ganó todo lo posible.
Muerte de Klaus Graf
Esta brillante etapa llega a su fin en el año 2014, cuando muere Klaus Graf, tras casi 5 décadas al frente de la empresa. Teka Industrial queda en manos de una comisión ejecutiva, formada por su hija, Corina Graf, Arturo Baldasano, que es el actual presidente, José María López Letona, Diego Recio y Maximilian Brönner, hijo de Peter Brönner, uno de los principales accionistas.
Tres años después, Maximilan Bonner se enfrenta a la hija de Graf, a la que acaba apartando del negocio, tras adquirir la mayoría de acciones. Pasó a reordenar las sociedades del grupo, que renombró como Heritage B, trasladando su sede a Suiza.
El holding integra las marcas Teka, cuya actividad se centra en la cocina; Strohm, su división de baño; y Thielmann, la enseña del grupo que fabrica contenedores industriales de todo tipo, entre los que destacan los barriles de cerveza, negocio en el que ha sido el mayor fabricante mundial.
Pero fue a partir de esos movimientos y conspiraciones cuando, lastrado por las pérdidas y fuertemente endeudado, comenzó el declive de Teka, cuyo futuro, y el de sus trabajadores, sigue en el aire.