Opinión
¡Oh, capitán! Sin una crisis económica, Sánchez aún tiene cuerda para rato
Amador G. Ayora
Madrid,
La pregunta que se hace el mundo empresarial en estos días es ¿cuánto va a durar el Gobierno de Sánchez? Los periodistas tenemos respuesta para todo, aunque rara vez acertemos en nuestros pronósticos. Por eso, quizá debería terminar este artículo con una frase contundente: "Nadie tiene idea". Y menos después de que este miércoles en el Congreso sus socios ratificaran su apoyo, con matices.
En la oposición andan también despistados. Los hombres de Feijóo explican que adelantaron el Congreso del PP, celebrado el pasado fin de semana, para "reorganizar su estructura y tenerlo todo listo para unas elecciones, que -aseguran- pueden adelantarse en cualquier momento", sin atreverse a concretar una fecha. Bueno, y también, para "mantener alta la moral de la tropa -los cuadros del partido- y preparados para dar la batalla". Lo que sí reconocen es que con el debate Sánchez ha ganado tiempo, "como mínimo hasta después del verano". El otoño viene caliente.
En las filas socialistas, los ánimos están divididos, entre los partidarios de que siga todo igual y los detractores. Estos últimos son minoritarios. Su argumento es que, con su marcha, Sánchez lograría calmar las tensiones y la fuerte presión judicial y mediática contra él, su mujer y su hermano. Recuerdan que toda la presión sobre Felipe González por los GAL o sobre Mariano Rajoy por la trama Gürtel bajó de golpe en cuanto dejaron el poder.
Además, consideran que salvaría al PSOE. La proximidad de los comicios autonómicos y municipales a mediados del año próximo augura otra debacle socialista. Las últimas encuestas apuntan a una caída de siete puntos en la intención de voto en junio, cuando se conocieron las presuntas corruptelas.
Sánchez admite que se planteó su dimisión, pero como dijo en el último comité federal, "un capitán nunca abandona su barco". Sus políticas antiatlantistas han cegado la única salida digna, un cargo internacional.
Sánchez se queda sin salida a un cargo internacional por su política en la OTAN y en Oriente Medio
Después de sonar como candidato a presidir la OTAN hasta la elección de Mark Rutte, se opone a elevar el gasto en defensa hasta el 5%, como el resto de los socios, para mantener el apoyo de sus socios de izquierda. En el conflicto palestino-israelí, nos alineamos con Hamás, en defensa de los gazatíes, ignorando la reordenación estratégica del mundo que se juega en Oriente Medio, como se vio en el selectivo golpe a Irán.
Incluso en Europa, Sánchez se está quedando sólo, como lo muestra la retirada de la candidatura del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para presidir el Eurogrupo porque no tenía ni un solo apoyo, aseguran medios cercanos. La culpa no es de Cuerpo, sino de la estrategia política oficial. La vicepresidenta, Teresa Ribera, también está sola en la defensa a ultranza de la agenda 2030 contra el cambio climático. El aislamiento internacional es evidente y cierra las puertas de Sánchez a aspirar a un cargo de renombre más allá de nuestras fronteras.
Tanto en el Gobierno, como en la oposición, la conclusión es semejante: Sánchez sólo se irá si aparecen nuevas revelaciones de la UCO que comprometan su futuro. Sin embargo, sí se admite la posibilidad de que se adelanten los comicios el año que viene si los socialistas remontan en las encuestas para evitar un batacazo electoral. El mismísimo presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, chilla contra Sánchez porque está con el agua al cuello. Ganó los comicios por poco más de un millar de votos y la región no cuenta con representación de Sumar o de Podemos para formar Gobierno.
Entretanto, Sánchez intenta ganar tiempo, con medidas dilatorias, como las anunciadas esta semana, que se centran más en la lucha contra los corruptores que los corruptos. Se carga las tintas sobre las empresas, a las que amenaza con sanciones equivalentes al total de sus ventas y con ajustar las penas al tamaño de la firma. Es decir, que cuanto más grandes sea, mayor será la sanción.
El caso más cercano es el de Acciona, que aparece citada en numerosas ocasiones a lo largo de los 500 folios del informe de la UCO sobre la trama urdida por Cerdán en torno a Servinabar para la adjudicación de contratos de obras públicas en Navarra. El presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, explicó en la Junta de Accionistas celebrada a finales de junio, que el responsable de la filial de construcción en esa zona de Navarra y La Rioja, acusado de amañar los contratos, Fernando Merino, fue despedido en 2021. El puesto del directivo estaba cinco escalones por debajo del presidente y ni él ni el consejo de administración conocieron los hechos con antelación, aseguró.
Desde luego que Acciona debe reforzar los controles sobre la corrupción. Sobre todo, el uso de fondos de manera aleatoria por parte de sus responsables regionales. Pero ¿una mordida de 550.000 euros como la descrita por la UCO debería poner en riesgo a una compañía que factura 19.000 millones?
Podemos creernos o no las palabras de Entrecanales, pero los casos no son comparables. Es como si a Sánchez le hubiera surgido un problema con el secretario general del PSOE en Navarra, todo estaría ya olvidado. El problema es que era el número tres del partido y una de las personas de su máxima confianza, gracias a la que llegó al Gobierno, como ya pasó con Ábalos.
El plan también plantea endurecer las penas para los políticos corruptos recuperando el delito de malversación, cuando no haya ánimo de lucro, que se eliminó en 2023; agrava la condena de cárcel para quien obstruya el trabajo de la Justicia; amplía el plazo de prescripción en los delitos de cohecho, prevaricación o tráfico de influencia o propone exámenes aleatorios y anuales del patrimonio de los altos cargos.
La nueva agencia estatal de integridad pública sólo funcionará si de verdad actúa con absoluta independencia, lo que resulta imposible porque implica acabar con los típicos repartos por cuotas entre los partidos.
Sin embargo, se vuelven a omitir las mejoras más relevantes reclamadas por el Consejo de Europa y otros organismos. Tampoco introduce más objetividad en la contratación pública ni se limitan las puertas giratorias para acabar con las redes clientelares de los grandes partidos.
El exministro, Pepiño Blanco, socio fundador de la consultora Acento, está entre los mencionados por la UCO. Pero no se menciona la urgente necesidad de regular y controlar a los lobbies, que se manejan con desenvoltura en los despachos ministeriales para influir en las decisiones favorables a sus clientes.
Las medidas contra la corrupción dejan en el tintero quitar los aforamientos y regular los lobbies
Lo más grave es que no hay ni media palabra sobre la supresión de los aforamientos, para agilizar los juicios por corrupción, uno de los asuntos que está permanentemente en el debate parlamentario y mediático. Es obvio que una medida así podría ir contra el propio presidente del Gobierno si aparecen nuevas pruebas en la trama Koldo o si un juez decidiera ampliar las responsabilidades sobre las actuaciones de su mujer o de su hermano. En resumen, se ha desaprovechado una oportunidad para acometer una reforma de envergadura proporcional a la magnitud del problema
Todo queda pendiente de un hilo: de que haya más revelaciones comprometedoras para el entorno del presidente. Aparte de las sospechas sobre el ministro Víctor Ángel Torres o la presidenta del Congreso, Francina Armengol, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, está en el punto de mira tras conocerse que el primer presidente de la Sepi bajo su mandato y hombre de su confianza, Vicente Fernández Guerrero, fuera fichado por Servinabar, la constructora navarra corrupta.
El mandato de Sánchez está en el alero, pocos políticos ponen hoy la mano en el fuego por él, aunque en público callen o digan lo contrario. Es un pato cojo, con fecha de caducidad. Varios políticos, incluso de su Gabinete empiezan ya a tomar distancia. Si aguanta es, curiosamente, por sus socios y por la economía. Los cambios de Gobierno a la derecha siempre fueron provocados por crisis económicas y en estos momentos ni la hay ni se la espera en el corto plazo.
La situación rememora al excelente poema escrito por Walt Whitman en homenaje a Abraham Lincoln después de su muerte: "Oh capitán, mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado / La nave ha salvado todos los escollos, próximo está el anhelado premio / Próximo está el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero que te aclama."