El día europeo de las pymes y su batalla contra la pandemia
Antoni Cañete
Unos días después del Día de Europa, que conmemora el fin de la II Guerra Mundial, hoy se celebra el día de las pymes en nuestro continente. Como entonces, la contienda de la Covid-19 ha dejado muchas víctimas, tanto vidas humanas como miles de pequeños negocios cerrados. Se estima que un 15-20% de las pymes europeas ya no levantará más su persiana a causa de la pandemia.
Las distintas encuestas de coyuntura lanzadas desde nuestra patronal permiten comprobar la dramática situación de nuestras pymes. Un 67% de las pequeñas empresas manifiesta aún caídas en sus ventas y un 54% reconoce problemas de tesorería. Un 20% de los pequeños negocios podría cerrar, cifra en línea con las previsiones para Europa. Sin embargo, según el Banco de España, en sectores como el turismo o el ocio nocturno los cierres empresariales podrían alcanzar el 35%.
Las restricciones a la actividad económica han puesto en suspenso la libertad de empresa consagrada en el artículo 38 de la Constitución española. Los pequeños empresarios estábamos dispuestos a contribuir a la lucha contra la pandemia, pero se esperaba un mayor apoyo por parte de las administraciones públicas. También es cierto que la valentía con la que se han tomado esas decisiones de restricción no se ha expresado en decisiones pragmáticas sobre la flexibilización de los test de antígenos o en cómo afrontar el proceso de vacunación, que en España está siendo más lento de lo esperado, a diferencia de otros países de nuestro entorno.
Más allá de líneas de ayuda puntuales en comunidades autónomas durante el 2020, el grueso de las compensaciones directas no ha llegado hasta finales de este pasado mes de marzo; un año después de lo que cabía esperar. En Italia, en cambio, las primeras ayudas del gobierno central datan de mayo de 2020, un año antes que en España. FUNCAS ha puesto de relieve como el monto de estas ayudas sigue también muy por debajo respecto a países de nuestro entorno. España optó, en cambio, por fomentar el endeudamiento bancario de nuestras pymes.
Por ello, las patronales de pymes europeas, agrupadas en torno a SME United, reclamamos insistentemente la prórroga del Marco Temporal de Ayudas de Estado y su traslación a los préstamos ICO. Finalmente se logró la modificación y extensión de este marco hasta 31 diciembre de 2021. Sin embargo, hoy día muchas pymes siguen batallando con sus bancos para lograr la extensión de sus préstamos y periodos de carencia, mientras por otro lado se ofrecen con cierta ligereza préstamos al consumo privado.
En este contexto casi posbélico, con el tejido empresarial europeo diezmado, la Unión Europa (UE) aplicará la misma receta que tras la II Guerra Mundial. Como el Plan Marshall de entonces, la UE espera empezar a desplegar en unos meses los 750.000 millones de euros de los fondos Next Generation EU (NGEU) para reactivar la economía.
Sin los pequeños negocios, nuestro PIB depende de los fondos buitre y los ricos de internet
Por primera vez en la historia, la UE emitirá deuda mancomunada, avalada por todos sus estados miembros, una medida que nunca se logró en la anterior crisis, pese a la insistencia de los países del sur del Europa. Estos recursos representan una gran oportunidad para nuestras empresas, pero no debemos olvidar que su monto palidece al lado de los casi 5 billones de euros que inyectará el Gobierno federal americano a su economía. Reiteramos la necesidad de asegurar que las pymes se conviertan en los principales beneficiarios de los fondos; sin embargo, las primeras informaciones publicadas en el Plan de Recuperación del Gobierno español no son muy halagüeñas.
No solo sufriremos la competencia de las grandes empresas, con un IBEX-35 que ya ha anunciado proyectos por importe superior a los 140.000 millones asignados a España. También el amplio sector público de nuestro país espera financiar sus inversiones con los fondos NGEU. A modo de ejemplo, el presupuesto previsto en el Plan de Recuperación para digitalizar las pymes, que cuentan con más de 9 millones de empleados, es inferior al asignado a digitalizar las administraciones públicas, con unos 3 millones de trabajadores.
Las ayudas son menores que en otros países y llegaron con un año de retraso
El nuevo "Plan Marshall" europeo debe ser aprovechado en España también para combatir situaciones injustas. PIMEC ha reclamado, por ejemplo, que ninguna empresa pueda recibir estos fondos si cuenta con pagos pendientes por encima de los plazos legales. Igualmente, se debería actuar con flexibilidad ante las pymes con deudas con las administraciones, muchas veces contraídas por su prioridad en el pago a trabajadores y proveedores.
La agilidad en el reparto de los fondos será también esencial, habida cuenta de los retrasos que ya acumula la aprobación de los fondos NGEU a escala europea y nacional. Hemos exigido facilidades para la solicitud de recursos de manera agrupada por parte de las pymes a través de consorcios, como ya es habitual en los proyectos europeos. También consideramos que las pymes deberían recibir subvenciones, no préstamos, y la elegibilidad de sus inversiones debería empezar ya en mayo, para facilitar así la reactivación económica.
Las pymes figuran entre las más damnificadas por la crisis económica de la Covid-19 y, por ello, el nuevo Plan Marshall europeo las debería convertir en su foco de atención. Sin las políticas adecuadas y adaptadas a los pequeños negocios, nuestra economía quedará en manos de los de siempre, los fondos buitre y los magnates de Internet. Como se dijo ya en tiempos de la II Guerra Mundial, no basta con ganar la guerra, sino que también debemos ganar la paz, la paz social, y, para ello, necesitamos a las pymes.
¡Feliz día europeo de las pymes, empresarias y empresarios!