El déficit comercial cae a mínimos de 1985 y aunque no lo parezca es una mala noticia para España
- Las importaciones están cayendo con más intensidad que las exportaciones
- Este descenso se produce por la debilidad del consumo y la inversión nacional
- Lo más sano es reducir el déficit por un mayor crecimiento de las exportaciones
Vicente Nieves
España ha presentado históricamente un déficit elevado en el comercio de mercancías con el resto del mundo. Los españoles importamos muchos más bienes (coches, ordenadores, maquinaria...) de los que exportamos, lo que genera un desequilibrio en la balanza de bienes (que últimamente quedaba compensado por la balanza de servicios, donde está el turismo) que suele llevar a la economía a endeudarse con el exterior. Este año está siendo excepcional y hasta noviembre España presenta el menor déficit comercial de bienes desde 1985. El sentido común tiende a hacernos creer que reducir cualquier déficit es bueno, sin embargo la clave está en cómo se reduce.
Los datos publicados por aduanas hasta noviembre muestran que el déficit comercial de mercancías cayó a los 12.349,1 millones de euros entre enero y noviembre de 2020, lo que supone un descenso del 58,7% respecto al mismo periodo de 2019. "El déficit comercial continúa reduciéndose: por segundo mes, se sitúa en mínimos desde 1985 (hasta noviembre), gracias, en especial, a la ampliación del superávit con Francia y la reducción del déficit con Alemania", señalan desde Bankia Estudios.
Por otro lado, "el déficit acumulado en los últimos 12 meses (sumando desde noviembre de 2019) se sitúa en 14.443 millones de euros, la cifra más baja desde mediados de 1997. En términos de PIB, dicha cantidad supone el 1,3%, la mitad que en el conjunto de 2019".
Lo cierto es que esta reducción tan drástica del déficit no se produce porque estemos exportando mucho más al exterior, sino que es el resultado de un desplome sin precedentes de las importaciones, derivado del fuerte golpe que está sufriendo la economía de España durante esta crisis. Como el impacto del covid sobre la actividad española está siendo mayor que en nuestras parejas comerciales (Unión Europea, América...), la demanda interna (nuestro consumo e inversión) se está resintiendo mucho más que la demanda externa (lo que nos compran otros). Como consumimos e invertimos mucho menos, también necesitamos importar una menor cantidad de bienes.
La mejora del déficit comercial de España no es sana. Los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo son esclarecedores. El acumulado hasta noviembre muestra una caída de las importaciones del 15,7% respecto al mismo periodo de 2019, frente a un descensos del 10% de las exportaciones. El desplome de la actividad económica en España está afectando a empresas (cierres, pérdidas...) y hogares (despidos, Ertes, menores salarios...) de tal manera que la inversión y el consumo están cayendo en picado, reduciendo nuestras compras al exterior: coches, ordenadores, ropa... Por el contrario, una mayor resistencia de los países que nos rodean ha impedido una caída de las exportaciones en el mismo grado.
El problema es que este descenso de las importaciones puede tener un impacto importante sobre el crecimiento futuro de la economía de España. Según los datos de aduanas, algunos de los descensos más pronunciados han sido en bienes de equipo (maquinaria, equipos de oficina, motores...) o semifacturas (metales, papel...), que son principalmente las máquinas y bienes que usan las empresas para producir más (generar PIB y actividad). Como es lógico con la crisis las empresas reducen su actividad y dejan de invertir. Esta caída de la inversión hoy es menos PIB para mañana: menos trabajo, menos salarios y menos beneficios empresariales.
No obstante, hay componentes de las importaciones que se han comportado peor y más allá de evidencia el mal estado del consumo en España no tienen por qué lastrar el crecimiento futuro de la economía. Por ejemplo, las importaciones de automóviles han caído un 30%, las de electrodomésticos un 7% y las de productos energéticos un 38,8%. Los meses del confinamiento estricto y las restricciones posteriores han hundido más de un 40% la importación de petróleo y derivados.
Vías para reducir el déficit comercial
La forma más sana de corregir un déficit comercial, según la teoría económica, es a través de un crecimiento de las exportaciones superior al de las importaciones. Por ejemplo, una economía que produce bienes cada vez más competitivos (calidad/precio) puede ganar cuota de mercado y disfrutar de un incremento de las ventas al exterior. También una mejora en la renta disponible y de la economía de los países con los que se tiene una mayor relación comercial puede desembocar en un aumento de las exportaciones (mayor demanda externa) que reduzca el déficit comercial.
Otros países optan por devaluar (o depreciar) sus divisas para que sus bienes sean más atractivos en el exterior, pero esta medida suele tener como consecuencia unas importaciones más caras que pueden reducir el poder adquisitivo de los consumidores domésticos y generar un aumento de precios que, al final, acabará con la ventaja obtenida con la devaluación.