¿Se está disparando la presión fiscal en España?
Francisco de la Torre Díaz
¿Se está disparando la presión fiscal en España? A primera vista no lo parece porque la recaudación de impuestos se está reduciendo debido a los efectos de la pandemia del Coronavirus sobre la actividad económica. Sin embargo, en los seis primeros meses del año, la recaudación de impuestos gestionados por la Agencia Tributaria se redujo en un 11%. En ese mismo periodo, la caída del PIB fue de más del doble, del 22,1%. Si esto continúa así, España experimentaría un importante incremento de la presión fiscal, que no es más que el cociente entre la recaudación de impuestos y el PIB.
Es cierto que la Agencia Tributaria no gestiona todos los impuestos. Sin embargo, sí recauda casi todos los impuestos del Estado y la mayor parte de la financiación autonómica. De los impuestos locales, el más importante es, sin ninguna duda, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que prácticamente no se ve afectado por las crisis económicas. De hecho, el IBI fue el único tributo cuya recaudación se incrementó durante la anterior crisis económica. Otros impuestos como transmisiones patrimoniales sí son muy sensibles al ciclo económico, pero se compensa con impuestos como el de sucesiones que no lo son. En general, la evolución de la presión fiscal la determina, por encima de la evolución de las cotizaciones sociales, la recaudación de los grandes impuestos estatales que gestiona la Agencia Tributaria: IRPF, Sociedades, IVA e Impuestos Especiales.
Según los últimos datos disponibles, los de 2018, el ratio español de presión fiscal fue del 35,4% del PIB. El record histórico de presión fiscal en España corresponde al 2007, en el pico de la burbuja, donde se alcanzó el 37,1%. Si extendemos lo que ha pasado en este semestre, tanto con el avance del PIB del Instituto Nacional de Estadística como con la recaudación de la Agencia Tributaria, estaríamos en una presión fiscal de alrededor del 40%.
¿Qué ha pasado para que la recaudación fiscal se haya reducido la mitad que la caída del PIB? En primer lugar, que, a diferencia de la crisis anterior, la recaudación fiscal no se ha derrumbado antes de que cayese el crecimiento económico: es decir parece que tenemos menos fraude y más conciencia fiscal que en 2008. La segunda buena noticia es que la Administración Tributaria ha funcionado con eficacia, permitiendo afrontar, incluso la campaña del IRPF, con más de 20 millones de contribuyentes, de forma mayoritariamente telemática. En tercer lugar, y esto ya no es tan positivo, es que, en España hemos entrado en la crisis del Coronavirus con menos margen fiscal que los demás Estados de la UE. Esto ha supuesto que no hayamos podido imitar las rebajas fiscales de otros socios comunitarios como Alemania.
Parece que España tiene menos fraude y más conciencia fiscal que en la crisis de 2008
Es cierto que tenemos un importantísimo problema con el impuesto de sociedades. En los seis primeros meses del año, la recaudación de este impuesto, que grava los beneficios de todas las empresas españolas fue… ¡negativo! En los seis primeros meses de 2019 el Estado recaudó por impuesto de sociedades 1.608 millones de euros. Sin embargo, en los seis primeros meses de 2019, se devolvieron por este impuesto 2.319 millones más de los que se ingresaron. Si no tenemos en cuenta este impuesto, hasta mayo la caída de la recaudación no fue tan grave, y muy inferior a la caída de la actividad económica.
Lo que está ocurriendo con el impuesto de sociedades tiene causas económicas generales, pero también de arrastrar un impuesto en crisis. Durante estos seis primeros meses de 2020, la caída del excedente bruto de explotación fue del 26%, mientras que las rentas salariales "sólo" disminuyeron un 13%, es decir la mitad. Por otra parte, el coste laboral unitario se incrementó un 8,4%. Es decir que las rentas empresariales se han visto más afectadas que los salarios, y por supuesto que las pensiones. Un inciso, para comprender la magnitud de la tragedia del COVID, pensemos que por primera vez en España se ha reducido, ligerísimamente, la nómina de las pensiones, dado el incremento de fallecimiento entre pensionistas…
Es preciso una reforma urgente, especialmente con el impuesto de Sociedades
Pero esto no justifica que un impuesto genere, aunque sólo sea durante unos meses, varios miles de millones de euros más de devoluciones que de ingresos. Con seguridad, hasta octubre no recaudaremos el primer euro neto en el impuesto de sociedades. Parte de los problemas se refieren a recaudar antes de realizar las declaraciones del impuesto. Pero está claro que sólo una parte del beneficio empresarial real tributa efectivamente en el impuesto de sociedades, y no todo al tipo nominal del 25%. Hay que reconocer que éste es un problema mundial, especialmente en el caso de los impuestos que (no) pagan las grandes multinacionales, pero quizás más acentuado en nuestro país, y que no viene de ahora.
Irónicamente, nuestra presión fiscal está subiendo cuando nuestros problemas económicos se agravan. Desde luego, podía haber sido peor, y nuestra situación económica sería aún peor, si además se nos hubiese derrumbado aún más la recaudación. Necesitamos una reforma fiscal, especialmente necesaria, vistos los datos, en el impuesto de sociedades. Sin embargo, lo urgente es paliar los daños, recuperar la actividad económica y hacerlo de forma compatible con mantener la epidemia a raya, y luego reconstruir el tejido productivo. Todo lo demás, en el terreno económico, deberá esperar. Pero para ganar tiempo es un gran alivio que la recaudación no se haya derrumbado, aunque sea incrementando la presión fiscal…