Las alzas fiscales deben detenerse
- La hostelería clama en favor de un alivio tributario
- Las subidas que el Ejecutivo mantiene son temerarias en el contexto actual
elEconomista.es
Las consecuencias económicas del coronavirus aún están por revelarse en toda su magnitud, pero ya hay sectores que la están sufriendo con todas sus consecuencias. Es el caso del turismo, ahora que la temporada de Semana Santa se da por perdida y ciudades como Madrid presentan cubierto un porcentaje ínfimo, en torno al 15%, de su capacidad hotelera.
Igualmente grave es la situación en la hostelería, donde la caída de la afluencia a sus locales se acerca al 20%. De hecho, la patronal de esta actividad clama para que el Gobierno actúe a través de una moratoria fiscal.
A primera vista, esta reivindicación podría parecer precipitada, ya que hoy tendrá lugar un Consejo de Ministros extraordinario en el que se anunciarán nuevas medidas contra el coronavirus. Sin embargo, el anticipo que el presidente Sánchez hizo de este plan de choque el pasado martes, aunque careció de concreción, bastó para tener una idea clara de sus líneas maestras.
El Ejecutivo no contempla ningún cambio de planes en lo que respecta al exhaustivo plan de subidas de impuestos que contempla desde que se forjó la coalición PSOE-Podemos.
Las inyecciones de liquidez y la flexibilización de los plazos de sus inmediatas obligaciones tributarias son, sin duda, bienvenidas por las empresas. Con todo, su situación no mejorará realmente si esos recursos que podrán ahora atesorar sólo servirán, en el inmediato futuro, para hacer frente a costes laborales que no dejan de subir, tasas sobre el uso de recursos básicos como el diésel o más exigencias en Sociedades.
Las alzas tributarias son siempre perniciosas para una economía en desaceleración pero, ante una crisis como la que el coronavirus plantea, sus perjuicios potenciales se multiplican.