Opinión
¿Cuánto cuesta una transición ecológica justa?
Amador G. Ayora
El cambio climático se ha colado como una de las principales preocupaciones de los españoles, según un reciente sondeo realizado por el Real Instituto Elcano. La preocupación es mayor que sobre el terrorismo o el desempleo. Todos hemos sufrido los veranos tórridos de los últimos cuatro años, en los que se han registrado récords sucesivos de temperatura desde que existe una medición oficial, 1850.
Un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (MMM) muestra que los tres principales gases de efecto invernadero, el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) se encuentran en niveles récord. En el caso del dióxido de carbono se da la concentración más alta desde hace tres millones de años.
La ONU pronostica que será imposible alcanzar los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones fijados en la Cumbre del Clima de París (COP21). La temperatura media del planeta de aquí a 2030 se incrementará de media 3,2 grados, más del doble de los 1,5 grados previstos. Sería necesario multiplicar por cinco el actual ritmo de reducción de emisiones para lograr las metas pactadas en París.
Un estudio reciente del Instituto de Estudios de Barcelona, dedicado a analizar empresas tecnológicamente avanzadas en el mundo del automóvil, como Audi, concluye que no se hacen los esfuerzos suficientes en materia de eficiencia energética. Alemania, el país más contaminante de la UE, no podrá cumplir con su noble propósito de reducir el 55 por ciento la emisión de gases de efecto invernadero en 2030 ni en un 85-90 por ciento en 2050.
¿Que está impidiendo que unos señores tan concienzudos como los alemanes puedan incumplir sus compromisos? La cicatería de la banca a la hora de abrir el grifo del crédito para este tipo de proyectos y la falta de ayudas fiscales. Si grandes gigantes como Audi llevan retraso, imagínense lo que ocurre en el microcosmos empresarial español, compuesto por pequeñas sociedades.
Los objetivos de reducción de gases son imposibles de ejecutar para países como España, que tiene serias dificultades financieras para mantener su déficit presupuestario por debajo del 3 por ciento.
La COP 25 fijará unas metas en cambio climática imposibles de sufragarse
El estudio de Elcano muestra, asimismo, que más del 90 por ciento de los españoles son contrarios a pagar de su bolsillo por el cambio climático, sobre todo las clases más sencillas. Critican, sin embargo, que el Estado no dedique más recursos públicos, al igual que la banca u otras grandes empresas. En definitiva, quieren que la factura no la abone el ciudadano, sino las instituciones públicas o privadas.
El Gobierno de Sánchez se negó a dejar en manos de Pablo Iglesias el Ministerio de Transición Ecológica, que dirige Teresa Ribera, porque lo considera estratégico para su política.
La ministra acaba de prorrogar hasta 2031 las subvenciones a las renovables, con un coste próximo a los 7.000 millones de euros. Con esta medida pretende evitar las demandas de los adjudicatarios de estos concursos por la rebaja en las remuneraciones que se les aplicó. También acaba de decretar la clausura de todas las minas de carbón, encomendando su reconversión a un plan europeo dotado con 5.000 millones, que aún no se sabe cómo ni cuándo se repartirá.
Y lo que es peor, Sánchez tiene pensado aplicar una subida de impuestos al gasóleo, que negó durante la campaña electoral, con lo que recaudará alrededor de 2.300 millones adicionales cada año. Una cantidad que apenas servirá para compensar los miles de millones que dejará de ingresar el Estado por la pérdida de recaudación en impuestos sobre hidrocarburos a medida que vayan extendiéndose los coches eléctricos.
El preacuerdo de Gobierno entre PSOE y Podemos cita textualmente el apoyo a una "transición ecológica justa", cuyos principales trazos están ya recogidos en el proyecto de ley de Cambio Climático. La cuestión es cuánto nos va a costar esta transición, teniendo en cuenta que se pretende acelerar hasta el 42 por ciento la reducción de emisiones, diez puntos más que países con superávit fiscales como Alemania, incapaces de cumplir con fines más modestos.
La Cop 25 que abre sus puertas en la capital de España terminará con objetivos mucho más ambiciosos para impedir un alza de las temperaturas y del nivel del mar que serán una quimera porque requieren miles de millones adicionales en financiación, que no podemos gastar porque no los tenemos.
PD.-Varios fondos de inversión y multinacionales han echado el freno a la inversión en nuestro país por el temor a la llegada de Podemos al Gobierno. Y lo que es peor, algunas empresas comienzan a adelantar ajustes laborales, ante la posibilidad de que se revierta la reforma laboral y se encarezca el despido. El pacto con ERC, que los socialistas dan por hecho en privado, añade incertidumbre sobre la unidad territorial y de mercado y, por tanto, espanta la inversión tanto de Cataluña como del resto de España. Muchos economistas pronostican una caída en picado de la actividad a medida que avance el próximo ejercicio, que puede cerrar con crecimientos negativos y un alza significativa del desempleo en caso de que se materialice la coalición con la formación morada.
En el ámbito empresarial, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, tomó una decisión valiente: creará un holding en el que agrupará hasta ocho de sus filiales en Iberoamérica, para venderlo ó sacarlo a bolsa.
El objetivo es que no represente un coste para el grupo Telefónica. La venta, si se produjera, reportaría ingresos próximos a 20.000 millones, lo que reduciría la deuda casi a la mitad. El grupo se centrará así en crecer en aquellos lugares donde tiene mayor peso y en los que procede su rentabilidad (España, Brasil, Alemania y Reino Unido).
Esta casa, elEconomista, también fue noticia esta semana por el nombramiento de Antonio Rodríguez Arce como presidente ejecutivo. Una persona conocida por todos nosotros, ya que acompañó como uno de los accionistas de referencia a Alfonso de Salas en la fundación de nuestro periódico y antes en el diario El Mundo. Junto al consejero delegado, Pablo Caño, con la designación de Rodríguez Arce se da continuidad y se fortalece la trayectoria de independencia, de rigor y de buen hacer informativo que nos inculcó Alfonso de Salas. En su presentación esta semana destacó la unión del consejo de administración en torno al proyecto fundacional, hoy líder de la prensa económica en España y en América Latina, y anunció una importante inversión para situar a elEconomista a la vanguardia de la innovación en periodismo económico.