Bolsa, mercados y cotizaciones
Wall Street aguarda al 'Viernes Negro'
- En la última década el S&p 500 sube de media un 1,9% En la temporada navideña
José Luis de Haro
Los mercados calientan motores para el tradicional 'rally' de fin de año. Al primer cambio en política monetaria que puede producirse desde diciembre de 2015, se suma que desde 1952 el S&P 500 ha mantenido las subidas un mes después de la jornada electoral para elegir presidente en un 80 por ciento de las ocasiones cuando el triunfo ha ido a parar a manos de los republicanos.
En los últimos coletazos de 2016, un año peculiar marcado por las sorpresas políticas, la alineación de los astros bursátiles predicen que los principales indicadores de renta variable en Estados Unidos se preparan ya para el tradicional rally de fin de año. Una costumbre que se ha topado con la inesperada victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales y una economía que, aunque creciendo por debajo de su potencial, calienta motores para una próxima subida de tipos de interés de 25 puntos básicos, que probablemente llegará el próximo 14 de diciembre.
Desde el pasado 9 de noviembre, cuando el mercado recibió con entusiasmo una hegemonía republicana en Washington, con Trump en la Casa Blanca y los conservadores en poder de ambas Cámaras del Capitolio, el Dow Jones ha tocado nuevos máximos históricos y acumula una rentabilidad superior al 3 por ciento. Por su parte, al S&P 500, un indicador mucho más amplio, le ha costado más mantener la escalada, sumando algo más de 47 puntos desde que el multimillonario se proclamó presidente electo. Las expectativas de una masiva rebaja de impuestos, un aumento en la inversión pública en infraestructuras y defensa, una menor regulación, así como el repunte de la inflación ha despertado una nueva camaradería de los mercados con Trump.
"Una ruptura por encima de la resistencia de los 2.150 y los 2.165 puntos confirma que un gran rally alcista está por llegar", asegura Sam Stovall, estratega jefe de CFRA Research, quien condiciona este ascenso a que otros indicadores como el Nasdaq y el Russell 2000 mantengan soportes. Este último índice, que engloba compañías de pequeña y mediana capitalización, tocaba esta semana un nuevo récord histórico por primera vez desde junio de 2015. Si echamos un vistazo al almanaque bursátil que rige Wall Street, desde 1952, el S&P 500 ha mantenido las subidas un mes después de la jornada electoral para elegir presidente en un 80 por ciento de las ocasiones cuando el triunfo ha ido a parar a manos de los republicanos.
"Las probabilidades de que muchas de las políticas favorables para el mercado de Trump se implementen son bastante altas", reconoce Burt White, director de inversiones en LPL Financial. White recuerda que generalmente la renta variable acumula subidas de un 2,5 por ciento durante los últimos dos meses del mandato del presidente saliente, en este caso Barack Obama, y respalda su optimismo al señalar la última batería de datos macroeconómicos que indican un repunte de la actividad.
De esta forma, sectores como el financiero, el industrial o el de salud seguirán registrando alzas a corto y medio plazo. Una situación que converge con el mercado completamente descontando ya una nueva vuelta de tuerca monetaria, la primera desde diciembre de 2015. Aunque el tumultuoso arranque de año y otros factores como el Brexit hayan hecho dudar al Comité Federal de Mercados Abiertos de la Fed, la presidenta del banco central, Janet Yellen, ha conseguido congeniar sus planes con las expectativas del mercado. Además, pese a las amenazas lanzadas por Trump durante la campaña presidencial, la mandataria de la Fed no ha demostrado signos de flaqueza, confirmando esta semana que no tiene intención alguna de dimitir.
Al mismo tiempo, con el reciente poderío del dólar aumentando el poder adquisitivo de los estadounidenses y la economía conviviendo con el pleno empleo, las miras están puestas ya en la temporada más importante del año para el consumo. La Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) estima que cada estadounidense gastará una media de 935,58 dólares por cabeza durante las fiestas, cuyas compras recibirán el pistoletazo oficial de salida el próximo viernes 25 de noviembre con el conocido Black Friday (tiene lugar el día siguiente a Acción de Gracias). En general se espera que las ventas suban un 3,6 por ciento, hasta los 655.800 millones de dólares.
El pasado mes, las ventas minoristas crecieron un 0,8 por ciento, acumulando una subida interanual del 4,3 por ciento, su mejor marca desde noviembre de 2014. Durante la semana hemos conocido una oleada de resultados dentro del sector. Home Depot y TJX sobrepasaron las expectativas y aumentaron sus proyecciones.
Por su parte, Kohl's y Nordstrom registraron cifras por encima de las que barajaba el consenso, al mismo tiempo que Macy?s se quedó corto, pero amplió sus previsiones para el conjunto del año. La mayor minorista del mundo, Walmart, vio cómo sus acciones caían el jueves después de que sus ventas trimestrales se quedasen por debajo de lo esperado. Aún así, la compañía elevó la parte baja del rango en lo que se refiere a su proyección de beneficios para el conjunto del año.
Atención al panorama político
Aunque está previsto que los estadounidenses echen mano de sus carteras y aprovechen las rebajas de las próximas semanas, la atención bursátil estará puesta también en el panorama político. El presidente electo no confirmará su cargo oficialmente hasta el próximo 20 de enero, pero la composición de su administración puede generar dudas entre los inversores. De momento, los operadores miran a tres agencias clave: el Departamento del Tesoro, el de Comercio y el de Energía.
En estos tres puestos clave, nombres como Steven Mnuchin (ex Goldman Sachs), Jamie Dimon (JP Morgan), Wilbur Ross (WL Ross & Co) o Harold Hamm (Continental Resources), por mencionar algunos, colman las principales quinielas. Todos ellos cuentan con amplia experiencia en sus respectivos campos, pero especialmente la posible elección de Ross para dirigir las relaciones comerciales de la primera potencia mundial hace pensar que la retórica de campaña de Trump en contra de la globalización puede atenuarse sensiblemente una vez que su gabinete entre en acción.