Bolsa, mercados y cotizaciones
La independencia de la Fed no es sólo una cuestión política: ¿Qué se juega el mercado y la economía?
- Las interferencias del Gobierno en la Fed amenazan con un nuevo repunte inflacionista
- Activos como el oro, las materias primas o las acciones 'value' suben desde el despido de Cook
- Los analistas advierten del peligro inflacionista y ven señales de preocupación en el mercado
Víctor Blanco Moro
Madrid,
Donald Trump está atacando sin complejos la independencia de la Reserva Federal. El presidente estadounidense quiere romper con el histórico respeto a la autonomía del banco central del país, con presiones continuas a su presidente, Jerome Powell, para que baje los tipos de interés, y finalmente, con el despido, justificado, o no, de Lisa Cook, miembro de la Junta de Gobernadores de la Fed, para intentar sustituirla con alguien de su cuerda. Además, el nombramiento de Stephen Miran tras la dimisión de Adriana Kugler, y el apoyo que tiene Trump entre algunos miembros de la Fed, como Christopher Waller, amenazan la independencia del organismo. Esto, más allá del riesgo político que implica, puede tener consecuencias económicas en el corto plazo, y los inversores se están preparando para ellas.
Si Lisa Cook fue o no una elección justa para la Junta de Gobernadores de la Fed, después de conocerse unas supuestas prácticas corruptas a la hora de pedir varias hipotecas, y de que se hayan expuesto supuestas mentiras en el currículum con el que se justificó su incorporación al banco central, es un debate que tendrán que cerrar los jueces con una sentencia. Detrás de su despido y, posiblemente, de su nombramiento, lo que subyace es una práctica peligrosa para el futuro de la política monetaria en Estados Unidos: el deterioro de la independencia de la Fed.
Donald Trump puede argumentar que fue la administración Biden quien empezó esta injerencia en el banco central, pero la realidad es que el presidente republicano amenazó la independencia de la Fed desde su primer mandato, antes de que Cook formase parte de la Junta de Gobernadores de la Fed.
Los intentos de alinear a la Fed con los intereses del Gobierno, sin embargo, no son un invento de Trump: hubo varios precedentes, como el Herbert Hoover en los años 20, el de Harry Truman en 1951, (que terminó con un acuerdo entre el Tesoro y la Fed para reafirmar la independencia del banco central), el de Lyndon Johnson, en 1965, el de Richard Nixon, en 1972, el de Ronald Reagan, en los años 80, o el de George Bush padre, antes de las elecciones de 1992.
Salvo el caso de Hoover, que quiso tipos altos para evitar un recalentamiento del mercado financiero, todos los restantes tenían el mismo objetivo que Trump, una meta que suele encajar con los intentos de los presidentes del Gobierno de crear un ambiente económico de bonanza para poder colgarse la medalla de cara a unas elecciones: una bajada de los tipos de interés.
La bajada de tipos facilita a las empresas y a las familias pedir préstamos con condiciones más atractivas, algo que impulsa al consumo y la actividad económica. Sin embargo, estas políticas nunca salen gratis: a cambio, los ciudadanos suelen tener que pagar la cuenta con el impuesto silencioso más conocido que existe, la inflación.
Ahora, esta es la gran preocupación para muchos analistas. El temor a que la política arancelaria de Donald Trump, combinada con un recorte de tipos que no encaja del todo con la realidad económica del país, disparen el incremento de precios de nuevo y se genere una ola inflacionista difícil de volver a control. Y no son sólo los analistas: la reacción de los inversores desde el despido de Cook, el 20 de agosto, deja claro que los mercados se están protegiendo ante la posibilidad de que una Fed controlada por el Gobierno estadounidense termine disparando de nuevo la inflación.
"Vemos evidencias en nuestras métricas de posicionamiento, de que los mercados están ahora mucho más preocupados por la independencia de la Fed, ya que hay señales de una estrategia que espera inflación creada por la Fed", explica el estratega de JP Morgan, Nikolaos Panigirtzoglou. Según él, los mercados se están moviendo hacia las acciones 'value' del mercado, ligadas al ciclo económico y que suelen proteger a los inversores de los repuntes inflacionistas, frente a las empresas consideradas "de crecimiento".
Un recorte de tipos difícil de justificar
El recorte de tipos de interés que quiere conseguir Trump con su injerencia en el banco central no responde a una lógica económica. Si bien es cierto que el empleo estadounidense ya está mostrando deterioro, también lo es que las presiones de Trump para bajar tipos comenzaron mucho antes de que apareciesen las primeras grietas en el mercado laboral, que surgieron a principios del pasado mes de agosto, y que ahora, al inicio de septiembre, se han confirmado, al reflejar el primer deterioro del mercado laboral en el país desde la pandemia.
Entonces, igual que ahora, la inflación corría por encima del objetivo del 2% del banco central, y con el mercado laboral cerca del pleno empleo, es difícil justificar la urgencia por llevar a cabo un recorte de tipos. El último dato de inflación en Estados Unidos sigue mostrando un crecimiento del 2,7%, siete décimas por encima del nivel objetivo.
Ahora hay que tener en cuenta que el Gobierno estadounidense puede no estar viendo la inflación malos ojos, teniendo en cuenta el problema urgente al que se enfrenta la primera economía del mundo en este momento: el enorme endeudamiento que acumula, después de años de estímulos económicos, sobre todo durante los años de la pandemia. Una inflación alta se come por igual los ahorros y la deuda, por lo que unos años con una inflación por encima del objetivo de la Fed apoyará a Trump en el esfuerzo de reducir el peso de la deuda pública de Estados Unidos, algo que él mismo ha reconocido que es su prioridad ahora, y justifica los aranceles que ha impuesto como una medida para intentar arreglar el problema.
Los mercados tienen claro que el peligro de un repunte inflacionista propulsado por las políticas de la Fed es real, en un contexto en el que ya se espera un recorte de tipos en la reunión del próximo 17 de septiembre por parte del organismo. Desde que Trump anunció el despido de Cook, los activos que suelen proteger a los inversores frente a la inflación han protagonizado subidas, en algunos casos, como en el del oro, importantes.
El metal repunta más del 7,6% desde el cierre del 19 de agosto, mientras que el índice de materias primas de Bloomberg suma un 3,2% en el mismo periodo. La bolsa estadounidense también se ha revalorizado, y los bonos están sufriendo una caída de las rentabilidades a vencimiento, a la espera del recorte de la Fed. El bono estadounidense con vencimiento a 10 años, por ejemplo, ha pasado del 4,33% al 4,19% de rentabilidad en este periodo.
Los expertos achacan esta reacción al temor de los mercados por la posibilidad de que se produzcan nuevas presiones inflacionistas. "Un escenario en el que se daña la independencia de la Fed probablemente generará más inflación", explican desde Goldman Sachs. "En cambio, el oro es un refugio de valor que no depende de la confianza en las instituciones", señalan los analistas del banco estadounidense, que ya contemplan incluso un escenario en el que el precio del metal alcance los 5.000 dólares por onza, desde los 3.552 dólares actuales.
Los analistas del banco no son los únicos que advierten del impacto que puede tener el deterioro de la independencia de la Fed en la inflación. "Creemos que el mercado probablemente va a poner en precio una Fed orientada hacia las bajadas de tipos, que estaría sobreponderando el deterioro del empleo frente a la inflación, algo que nuestros economistas consideran un error de política monetaria", explican desde Bank of America. "La continuidad de las amenazas a la independencia de la Fed también influyen en nuestra visión de la renta fija", indican los estrategas del banco.
Un peligro histórico: una Fed alineada genera inflación
La consecuencia de las injerencias pasadas en el banco central para forzarle a bajar tipos siempre estuvo orientada a repuntes inflacionistas, algo que los analistas tienen muy claro, y es una preocupación de la que advierten en este momento con claridad.
Michael A. Gayed, gestor del ETF The Free Markets, explica cómo "los bancos centrales que han mantenido su independencia históricamente han hecho un trabajo mucho más eficaz a la hora de mantener a raya a la inflación, y promover un crecimiento estable de más largo plazo en las economías desarrollada, y cuando las figuras políticas han tenido mucha influencia en el proceso se ha producido el efecto contrario", advierte el gestor.
"La interferencia política en la política monetaria crea ciclos muy peligrosos. Los países que han visto comprometida su independencia en el banco central suelen experimentar efectos secundarios negativos, como volatilidad en la divisa, huidas de capital e inflación alta. Ahora, ya se están viendo las primeras señales de ese patrón, tanto en el sentimiento de los inversores, como en otras partes del mercado donde las amenazas contra el presidente Powell y otros miembros de la Fed han creado inestabilidad", señala Gayed.
En el mismo sentido, Benoit Anne, gestor del grupo de estrategia y análisis de MFS Investment Management, explica cómo "en la historia reciente de los mercados globales abundan los ejemplos de presiones sobre la independencia de los bancos centrales", y utiliza el símil de las injerencias de Recep Erdogan en los últimos años. "En Turquía el presidente ha destituido al gobernador del banco central en cuatro ocasiones desde 2019, casi siempre por exigir recortes de tipos. Cuando la credibilidad de un banco central se ve amenaza suelen ocurrir varias cosas: la curva de rendimiento tiende a empinarse, por el aumento de la prima de riesgo que se aplica a los plazos más largos. Los riesgos de inflación aumentan y la moneda se debilita", explica.
En este sentido, Anne lanza una recomendación a los inversores: "Aplicar este marco de análisis a Estados Unidos implica que, en las circunstancias actuales, los inversores globales deberían considerar coberturas frente a la inflación, evitar la parte larga de la curva del Tesoro y diversificar fuera del dólar estadounidense".