Bolsa, mercados y cotizaciones
Más de un siglo de presiones políticas en torno a la Fed en EEUU: de ser 'apéndice' del Tesoro a bregar con un Trump en 'modo Erdogan'
- El presidente de EEUU vuelve a amagar con echar a Powell
- En Turquía ya ha habido cinco gobernadores desde 2019
- Hasta la era Clinton, casi todos los presidentes interfirieron
Mario Becedas
Cuando el pasado miércoles, como todo el mundo esperaba, la Reserva Federal de EEUU volvió a dejar sin tocar los tipos de interés, alguien volvió a montar en cólera y echó manos de las redes sociales. Ese alguien no es otro que el presidente de EEUU, Donald Trump. En su cruzada por unos tipos de interés más bajos, algo con lo que ya percutió durante su primer mandato, el inquilino del Despacho Oval volvió a llamar de todo al presidente de la Fed, Jerome Powell. Sin embargo, esta vez, aunque parecía que las aguas se habían calmado después del susto en los mercados que hubo en primavera y de la charla que ambos tuvieron en mayo en la Casa Blanca, Trump volvió a esgrimir la idea despedirlo. Esto ha hecho a los analistas comparar al mandatario con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, famoso, entre otras cosas, por destituir a banqueros centrales a la velocidad de la luz y repasar la historia llena de presiones e interferencias políticas del instituto monetario más observado del planeta.
"Señor 'demasiado tarde' Powell", "enemigo de EEUU" mayor que el presidente de China, "cabezahueca", "estúpido"... la lista de descalificativos de Trump hacia Powell es larga, y la semana pasado se extendió. Tras dejar los tipos oficiales en el rango 4,25%-4,5%, el presidente de EEUU se refirió a su banquero central como "la persona más tonta y más destructiva del Gobierno". Ya semanas atrás, cuando el Banco Central Europeo (BCE) recortó de nuevo los tipos, Trump se expresó con dureza. Pero esta vez, el republicano abrió la puerta a reconsiderar su idea de despedir a Powell, cuyo mandato expira en 2026. Cuando en abril Trump estuvo más cerca que nunca de hacerlo, el mercado le dio un serio aviso: el estrés en el mercado de bonos del Tesoro y el dólar evidenció que la pérdida de independencia de la Fed se pagaría muy cara.
No se sabe si el presidente de EEUU ya ha olvidado aquellos días queriendo desalojar, de nuevo, a Powell de su sillón. "Ahora debería estar claro para todos (bueno, no para todos en la Casa Blanca) que tal medida sería un desastre para el dólar estadounidense. Cualquier sucesor de Powell tendría que ceder a la presión del gobierno para una política monetaria más flexible, ya que, de lo contrario, también se vería rápidamente sin trabajo. Cómo puede terminar esto es evidente en Turquía. Allí también, el presidente ya ha destituido a varios directores de bancos centrales tras no cumplir con sus deseos de bajar los tipos de interés", escribe en su último análisis Thu Lan Nguyen, estratega de divisas de Commerzbank. Erdogan llegó a 'cortar la cabeza' del director del instituto estadístico oficial por las cifras sobre inflación.
Lo cierto es que, desde mediados de 2019, poco después de que Erdogan destituyera al primer director del banco central por decreto presidencial, el tipo de cambio USD/TRY (dólar/lira turca) ha subido de aproximadamente 5,5 a casi 40, recuerdan los analistas del banco alemán. Desde aquella destitución en julio de 2019, cinco personas se han sentado en el sillón. Tras las elecciones de 2023, Erdogan pareció rendirse a la ortodoxia económica y colocó al frente del banco central a Hafize Gaye Erkan, veterana de grandes bancos americanos como Goldman Sachs y First Republic. La banquera central arrancó cumpliendo su cometido de independencia y elevó el tipo de interés del 8,5% al 45%. Sin embargo, a los pocos meses, dejó el cargo, a priori, por un asunto peregrino: acusaciones de que había despedido a un empleado por deseo de su padre.
Volviendo a EEUU, los continuos ataques de Trump a la independencia de la Fed engrosan un historial que se encarga de repasar Edoardo Campanella, alto responsable de UniCredit Research en su último análisis económico. "Uno tiende a dar por sentada la independencia de la Fed, pero no fue así durante la mayor parte de sus 111 años de existencia", constata el economista.
Casi un siglo de presiones
La Ley de la Reserva Federal de 1913, por la que se creó la Fed, convertía al Secretario del Tesoro estadounidense en miembro oficial del Consejo de Gobernadores de la Fed. Hasta 1937, la junta ni siquiera disponía de edificio propio, sino que se reunía en el Tesoro estadounidense. En este periodo, la Fed tuvo que seguir los dictados del Congreso y de la Casa Blanca debido a las necesidades causadas por la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión.
No fue hasta 1935 cuando la Ley Bancaria hizo a la Fed formalmente independiente del gobierno al eliminar al secretario del Tesoro del consejo de la Fed. Sin embargo, esta ley no bastó para garantizar la independencia del banco central. Marriner Eccles, que estuvo al frente de la Fed durante la Segunda Guerra Mundial, describió su trabajo como "un trabajo administrativo rutinario" porque la Fed "se limitaba a ejecutar las decisiones del Tesoro".
Pese al cambio legislativo, las injerencias políticas continuaron. En 1950, el presidente Harry S. Truman, preocupado porque la Reserva Federal no estabilizara los precios de los bonos del Estado, escribió al entonces presidente de la Reserva Federal, Thomas McCabe: "Espero que el Consejo no permita que se hundan nuestros valores. Si eso ocurre, es exactamente lo que quiere el señor Stalin". Como la Reserva Federal no cumplió, Truman convocó a todo el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) a la Casa Blanca para quejarse. Esta disputa condujo finalmente a la adopción del Acuerdo entre el Tesoro y la Fed, que abogaba por una monetización limitada de la deuda pública. Sin embargo, en 1951, Truman tomó represalias contra McCabe obligándole a dimitir tras haberle dicho que sus "servicios ya no eran satisfactorios".
Aunque nunca se ha producido el despido de un presidente de la Reserva Federal, la dimisión forzada de McCabe no fue un hecho aislado. En 1933, relata Campanella, el presidente Franklin D. Roosevelt presionó al entonces Presidente de la Fed, Eugene Meyer, para que dimitiera como parte de un esfuerzo más amplio por despedir a los nombramientos de la era Hoover. En 1979, el Presidente Jimmy Carter sustituyó al entonces presidente de la Reserva Federal, William Miller, por Paul Volcker.
Curiosamente, Miller había sustituido a Arthur Burns, cuyo mandato como presidente de la Reserva Federal se había caracterizado desde el principio por la intromisión del presidente Richard Nixon. En la ceremonia de toma de posesión de Bruns en 1970, Nixon dijo: "Respeto su independencia. Sin embargo, espero que, de forma independiente, llegue a la conclusión de que mis opiniones son las que deben seguirse". De hecho, Burns cedió bajando los tipos en 1972, antes de las elecciones presidenciales que otorgaron a Nixon un segundo mandato.
En otros casos, la interferencia en la política de la Reserva Federal ha sido más sutil, prosigue el análisis histórico de UniCredit. A principios de la década de 1960, el presidente Lyndon Johnson criticó con frecuencia la política del presidente de la Fed, William McChesney Martin, en reuniones privadas, argumentando que su política le perjudicaba políticamente. Del mismo modo, el presidente Ronald Reagan criticó abiertamente al entonces jefe de la Fed, el citado Paul Volcker. En sus memorias, Volcker, auténtico mito por su política monetaria en los 80, recuerda una reunión en la Casa Blanca con Reagan y su jefe de gabinete, James Baker, quien le dijo: "El presidente le ordena que no suba los tipos de interés antes de las elecciones".
La era posterior a la Guerra Fría allanó el camino para interacciones más virtuosas (al menos públicamente) entre la Fed y la Casa Blanca. El ex secretario del Tesoro Robert Rubin introdujo la práctica, dentro de la administración Clinton, de no comentar las decisiones monetarias de la Fed. Esta independencia cimentó la credibilidad del banco central en el cumplimiento de su doble mandato de mantener la estabilidad de precios y luchar por el pleno empleo, tareas que se vieron facilitadas por el proceso de globalización y el progreso tecnológico, que contribuyeron a la presión desinflacionista.
Campanella (UniCredit): "La intromisión de Trump en la política monetaria podría ser sólo ruido y nada más, pero aún así podría tener consecuencias para los mercados"
Ahora, 30 años después, Trump vuelve a comprometer al banco central. De momento Powell aguanta el embate. "A un lado del cuadrilátero, encontramos a un Trump que, con una táctica de ir al ataque, no deja de lanzar llaves espectaculares. Al otro lado del cuadrilátero, Jerome Powell adopta una estrategia defensiva y se abstiene de comentar los aspavientos de Trump. Feroz guardián de la independencia de la institución que preside, está abonado al arte de esquivar los repetidos embates de su adversario, pero tiene los días contados, ya que su mandato termina en menos de un año", sintetiza con dosis de humor Clément Inbona, gestor de fondos en La Financière de l'Échiquier.
Este escenario abre las conjeturas y hace barajar nombres para sustituir a Powell, ya sea ahora o cuando expire su mandato. Hace poco sonó el nombre de Scott Bessent, actual secretario del Tesoro y considerado el 'hombre seguro' dentro del equipo económico de Trump. A fin de cuentas, el inversor le convenció de la tregua arancelaria tras el Día de la Liberación (el mercado de bonos soberanos se desangraba) y ahora mismo es el piloto de las negociaciones comerciales con China. Por otro lado, las webs de apuestas de EEUU ya dan una idea de algunos pretendientes creíbles y Kevin Warsh, antiguo miembro de la Fed, se sitúa como favorito por el momento. Su nombre ya estuvo en las quinielas en 2017, pero Trump eligió finalmente a Powell. Conocido halcón, es decir, alineado con los postulados restrictivos dentro del tablero de los gobernadores, abandonó la Fed dando un portazo en un contexto de hostilidad ante la magnitud de las compras de activos.
"Incluso si Powell permanece en el cargo, algo debería quedar claro: la probabilidad de que lo suceda un candidato convencional se ha reducido significativamente", admite Thu Lan Nguyen desde Commerzbank, no descartando incluso la posibilidad de que el nuevo presidente de la Fed se abstuviera inicialmente de recortar los tipos de interés para dar la impresión de que no está bajo influencia política. Pese a todo ello, pone pie en pared la estratega de divisas, conviene no olvidar que el presidente de la Fed no es un "poder hegemónico" que decide la política monetaria por sí solo. Cada miembro del FOMC, compuesto por 12 funcionarios, tiene derecho a voto en las decisiones sobre los tipos de interés.
"Por supuesto, una tarea importante del presidente es lograr consenso dentro del FOMC. Pero eso no significa necesariamente que su voto tenga mayor peso. Esto es especialmente cierto en el caso de Powell, quien es un abogado de profesión, no un genio de la política monetaria. Por lo tanto, dudo que la simple sustitución del presidente de la Fed conduzca a una reorientación completa de la política monetaria estadounidense. Para lograrlo, Trump probablemente tendría que sustituir a la mayoría de la Junta de Gobernadores. Esto dificulta socavar la independencia de la Fed; sin embargo, es cuestionable si esto salvará al dólar", remacha la analista de Commerzbank.
"Las opciones de las que dispone Trump para socavar realmente la independencia de la Fed son bastante limitadas. Lo que sin duda continuará es su dura retórica contra Powell. El único movimiento preocupante sería el nombramiento de un presidente de la Fed 'en la sombra' que choque públicamente con Powell -aunque a cualquier posible candidato le interesaría mantener un perfil bajo para ser confirmado por el Senado-. Por lo tanto, la intromisión de Trump en la política monetaria podría ser sólo ruido y nada más, pero aún así podría tener consecuencias para los mercados - ya que se sumaría a la incertidumbre en torno a la guerra comercial y la trayectoria fiscal de la Fed", abrocha Campanella tras su análisis histórico.