Bolsa, mercados y cotizaciones
La eclosión de los bonos yanquis inversos dice mucho de lo que está pasando con EEUU y Europa: en qué consisten y a qué se debe este frenesí
- Las empresas americanas emiten más deuda en euros que nunca
- Buscan aprovechar los menores costes de financiación en Europa
- En un momento de clara agitación e incertidumbre en 'casa'
Mario Becedas
Un desconocido de los mercados para el gran público ha vuelto a la ciudad. Y lo ha hecho pisando fuerte. Los llamados bonos yanquis inversos (Reverse Yankee en inglés) están viviendo no solo el mayor impulso desde antes de la pandemia, sino una eclosión inédita. Se trata de emisiones de deuda con grado de inversión (IG por sus siglas en inglés) de las empresas americanas, pero denominadas en moneda extranjera, básicamente en euros. Semánticamente, son lo contrario de los bonos yanquis, que son emitidos en EEUU por empresas ubicadas fuera del país. Los gigantes corporativos estadounidenses, desde Alphabet hasta Pfizer, pasando por McDonald's, AT&T, Alphabet, Pfizer, Visa o Morgan Stanley están pidiendo préstamos en euros como nunca antes. Hay cierta ansiedad al otro lado del Atlántico y la ventana de oportunidad está siendo inmejorable.
Las cifras respaldan que se hable de frenesí. La emisión bruta de bonos IG denominados en euros por parte de empresas estadounidenses (financieras y no financieras) se ha disparado hasta los 84.000 millones de euros desde el arranque de año hasta mayo, según datos de S&P y Bloomberg compilados por UniCredit Research. Se trata del mayor volumen en los cinco primeros meses del año desde 2020 y el máximo de la última década. El dato solo para este primer segmento de 2025 se acerca mucho ya a los 109.000 millones de euros en bonos yanquis inversos colocados por empresas estadounidenses durante todo el año pasado. Los yanquis inversos representan el 30% de la emisión de euros este año, según datos de PwC. Normalmente, la cifra es inferior al 20%.
Alphabet, matriz de Google, captó 6.750 millones de euros al día siguiente de captar 5.000 millones en EEUU. Pagará un cupón del 3,375% por su bono en euros con vencimiento en 2037, y del 4,5% por su vencimiento en dólares en 2035. La empresa de telecomunicaciones T-Mobile US también ha destacado con una emisión de 2.750 millones de euros. Pfizer, fabricante de la famosa vacuna contra el covid, emitió hace poco bonos por valor de 3.300 millones de euros en cuatro tramos. Si el ritmo de emisión de las empresas estadounidenses en Europa no se tuerce mucho, la cifra para todo el año superará cualquier máximo anterior.
Como destacan los analistas de Bank of America (BofA) en uno de sus últimos boletines, la oferta acumulada de 2025 desde enero hasta abril de valores no financieros de EEUU en euros asciende a casi 40.000 millones de euros, el ritmo más rápido registrado hasta la fecha. Además, recalcan, mayo tiende a ser el mes estacionalmente más fuerte para la oferta de yanquis inversos, con una emisión media durante la última década de casi 11.000 millones de euros (en el caso de las empresas no financieras). El actual auge de las emisiones ha llevado a un gran cambio: por primera vez en la historia, hay más deuda no financiera en euros de emisores estadounidenses que de cualquier otro país de la zona euro. Los emisores no financieros estadounidenses acaban de superar a los no financieros franceses en el primer puesto de los mercados de crédito IG en euros. Por lo tanto, con un considerable 17% del mercado de IG en euros compuesto por nombres estadounidenses.
¿Qué hay detrás de este repentino auge? La respuesta corta es la divergencia en los costes de financiación. En 2019, cuando se registró el anterior repunte más destacado de estas emisiones, el Banco Central Europeo (BCE) mantenía unos tipos de interés mínimos por debajo del 0% frente a una Reserva Federal de EEUU que había cerrado 2018 subiéndolos hasta el 2,25%-2,5%. Ahora, la Fed no encuentra hueco para bajar los tipos del elevado 4,25%-4,5% en el que permanecen (la economía aguanta, la inflación no dobla el brazo) mientras su par europeo los lleva recortando con fruición en lo transcurrido del año, situándose ahora en el 2%.
La emisión en euros permite a los prestatarios estadounidenses sustituir deuda en dólares con cupones elevados y fechas de vencimiento más cercanas por deuda en euros de mayor duración y cupones más bajos. Esto reduce los costes de financiación y mejora los resultados de las empresas con activos denominados en euros, explica Marc Baigneres, director de financiación IG en Europa occidental de JP Morgan.
EEUU sigue siendo, con diferencia, el mercado más líquido, con casi 7,5 billones de dólares en bonos en el principal índice de Bloomberg de deuda de empresas estadounidenses de primer orden, y Europa es el siguiente actor más importante, con 2,85 billones de euros en bonos. Sin embargo, la dinámica reciente ha hecho cambiar el relato. "No se le puede reprochar a un director financiero o tesorero que acceda a euros en estos momentos", afirma Fabianna Del Canto, codirectora de mercados de capitales de EMEA en Mitsubishi UFJ. "Es un coste relativo atractivo, con cupones bajos en un entorno estable frente a arriesgarse a lo desconocido en EEUU", justifica.
Las grandes empresas estadounidenses que operan en varios países a veces captan fondos en Europa en lugar de en EEUU para diversificar sus fuentes de financiación y protegerse de las fluctuaciones de los tipos de cambio. Estas emisiones yanquis inversas resultan más atractivas cuanto mayor es la diferencia en los costes de endeudamiento. El diferencial entre los rendimientos de referencia de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años y del bund alemán alcanzó más de dos puntos porcentuales en diciembre, su nivel más alto desde 2019. "Los altos rendimientos continuos de los bonos del Tesoro, impulsados por la alta deuda y los déficits estadounidenses, significan altos costos de endeudamiento para los hogares y las empresas estadounidenses, precisa Kaspar Hense, gestor de cartera de renta fija de RBC BlueBay.
El repunte de este año también se ha visto impulsado por la incertidumbre sobre la magnitud y las repercusiones de los aranceles de Trump, ya que algunas empresas han optado por endeudarse rápidamente y sacar su financiación adelante en caso de que un shock económico haga subir los costes de los préstamos. "En un año que ha sido relativamente volátil, los emisores globales quieren adelantarse a su presupuesto de financiación para el año. Así que hemos visto lo que probablemente sea un año relativamente anticipado por parte de los principales emisores", introduce Marc Lewell, estratega también de JP Morgan.
Otra de las ventajas de optar por esta vía es la mayor flexibilidad que ofrece Europa en cuanto al vencimiento de los bonos emitidos. En EEUU, los emisores están limitados a emitir obligaciones a 2, 3, 5, 7, 10, 20, 30 y 40 años, una práctica que casi refleja el espectro de vencimientos de los bonos del Tesoro, instruye Stefan Kolek, estratega de crédito de UniCredit Research. "Esto puede reducir la capacidad de los emisores para lograr un perfil equilibrado de deuda y vencimiento. En Europa, las empresas pueden emitir bonos con cualquier vencimiento imaginable", elucida.
El grueso de estrategas coincide en que la divergencia en los costes de financiación va a ir a más si los aranceles de Donald Trump, como se espera, suben la inflación en EEUU y son deflacionarios en Europa (daño a la actividad y más mercancías baratas desde China). "Nuestros economistas esperan que la fortaleza del mercado laboral y el aumento de la inflación mantengan a la Fed a la espera en 2025. Así pues, la divergencia de la política monetaria mundial está a la vista. Y con ella llega el regreso de los yanquis inversos. Con el BCE en modo de relajación consecutiva, la divergencia de la política monetaria está en pleno apogeo. No es de extrañar, por tanto, que el tema de los yanquis inversos estén de vuelta", escriben los analistas de BofA.
Un 2025 récord
"Esperamos que el BCE reduzca sus tipos de interés este año en 50 puntos básicos y que la Reserva Federal lo haga sólo en 25 puntos básicos. Por lo tanto, esperamos que persista la ventaja de precio de la emisión de bonos denominados en euros", se aventuran desde UniCredit, reseñando Kolek, como punto a favor, que, al mismo tiempo, las primas de riesgo crediticio de las empresas europeas se han mantenido estables.
En este contexto, el analista espera que la actividad emisora de las empresas estadounidenses siga siendo fuerte y que los emisores también prefinancien sus vencimientos. "En el caso de los emisores no financieros, esperamos que la emisión inversa yanqui aumente hasta casi 60.000 millones de euros en 2026 y 55.000 millones de euros en 2027 (frente a los 46.000 millones de euros de este tipo de bonos que esperamos que se emitan en total en 2025)", pronostica.
En ING también esperan un aumento de estas emisiones en 2025, ya que las condiciones del mercado se han alineado para ofrecer oportunidades de ahorro de costes a los emisores estadounidenses, glosan en línea con sus colegas de otras casas de análisis. "Prevemos que la oferta corporativa de yanquis inversos no financieros alcance los 85.000 millones de euros en 2025. La financiación oportunista será el principal motor del aumento de la oferta", arrojan en una nota para clientes. En la misma, los estrategas del servicio de estudios del banco holandés estiman para 2025 una emisión récord de 55.000 millones de euros de las firmas financieras, muy por encima de los 42.000 millones de 2021. Haciendo la suma, para este año manejan una previsión de 140.000 millones de euros en este tipo de emisiones.
A modo de conclusión, se puede decir que estos son toda una señal de fortaleza para las empresas estadounidenses en la medida en la que les permite mostrar a los prestamistas que disponen de múltiples y grandes fondos de capital y que no se limitan a ejecutar grandes transacciones en su país. Para Europa, desde luego, es una propaganda inmejorable, aunque también tiene su 'punto flaco' para el Viejo Continente, con el que remachan su análisis desde BofA: este claro dominio reciente probablemente significa que el crédito en euros será más sensible a las decisiones políticas de EEUU en el futuro.
La mayor presencia de empresas estadounidenses podría crear un riesgo adicional, advierte Rachid Semaoune, gestor de fondos de crédito de la Royal London Asset Management, porque el comportamiento de las empresas estadounidenses difiere del de sus homólogas europeas. "Es preocupante porque las empresas estadounidenses son mucho más agresivas en su política financiera, y en términos de rendimiento para los accionistas, tanto en forma de recompra de acciones y como la de dividendos extraordinarios, que son perjudiciales para los tenedores de bonos", explica a Reuters.