Bolsa, mercados y cotizaciones
En tierra hostil: cómo evitar que tu cartera pise una mina
- Si se pierden soportes hay que empezar a prepararse para un nuevo escenario
- Lo más prudente es aprovechar este regreso a zona de altos para reducir exposición
- Lo ideal sería quedarnos con un 30 o 40% en bolsa y mantener entre un 60 y un 70% en liquidez
Joan Cabrero
Barcelona,
Hay semanas que se escriben con tensión y olor a pólvora. El mercado, como un artificiero en mitad de una guerra, ha de saber cuándo avanzar, cuándo retroceder y, sobre todo, cuándo congelarse. En tierra hostil (The Hurt Locker) retrata precisamente ese dilema: un protagonista que desactiva bombas mientras el espectador contiene el aliento. Esta semana, con los tambores de guerra redoblando entre Israel, Irán y la amenaza cada vez más explícita de intervención estadounidense, el inversor que no contenga el aliento y actúe como si nada, corre el riesgo de volar por los aires su cartera.
La escena técnica acompaña al guion geopolítico. El Nasdaq 100 ha alcanzado los altos del año, que fueron el origen de la última corrección que bauticé como el Techo de DeepSeek y que ahora vuelve a escena como posible trampolín o como el borde del precipicio. Mientras tanto, en Europa, lo que hasta ahora era una fase de consolidación relativamente ordenada, una bandera de continuidad, amenaza con romper por su base tanto en el EuroStoxx 50, clave en los 5.200 puntos, como en el Ibex 35, en los 13.700 o 13.800 puntos. Si esa ruptura se confirma, tocaría dar por terminado el rally nacido en los mínimos de abril y empezar a prepararse para un nuevo escenario.
Ese escenario no es otro que una corrección de entidad, cuyo riesgo es que podría ser la que dé por finalizada definitivamente la tendencia alcista que define Wall Street desde 2008. Desde entonces, el Nasdaq 100 ha encajado ocho caídas de envergadura, pero ninguna logró quebrar esa tendencia que nació en los mínimos de aquel año. Cuatro de esas caídas lo alejaron cerca de un 20% de sus altos. Las otras cuatro, más profundas, ocurrieron en 2018, 2020, 2022 y la reciente de 2025, y superaron ese umbral simbólico del 20%, que muchos consideran la frontera entre una tendencia alcista y una bajista. Personalmente, tengo matices sobre ese dogma, pero esa discusión la dejo para otro artículo.
No se trata de asustarse ni de vender por pánico. Lo dije la semana pasada y lo repito: como enseñaba Bernard Baruch, "he hecho dinero vendiendo demasiado pronto". A veces, en los mercados como en la vida, saber bajarse a tiempo también es parte del viaje. Y con un verano que históricamente ha traído fuertes vaivenes -basta repasar los agostos de los últimos años para encontrar episodios de alta volatilidad-, lo más prudente es aprovechar este regreso a zona de altos para reducir exposición.
Ya sabéis que soy partidario de la técnica del acordeón. Cuando el mercado acompaña, se despliegan las alas y se aumenta exposición, dejándose llevar por la corriente alcista. Pero cuando se detectan signos de debilidad o momentos excepcionales de tensión como el actual, lo razonable es ir plegando las alas y reducir exposición. Es la forma más sensata de evitar que un futuro terremoto bursátil nos pille con la barriga llena, sin espacio para más y sin la liquidez necesaria para aprovechar las oportunidades que solo surgen cuando otros corren.
Por eso recomiendo reducir exposición de forma contundente, como no hacíamos en años. Replegar posiciones hasta quedarnos con un 30 o 40% en bolsa y mantener entre un 60 y un 70% en liquidez. Con ese margen, estaremos preparados para comprar si el mercado repite una caída similar a la de abril, que podría llevar al Nasdaq 100 hacia los 16.500 puntos. Ese nivel, mientras se mantenga, seguirá siendo la frontera entre el bien y el mal, y una eventual caída hasta ahí sería una oportunidad para volver a cargar cartera y subirse a la tendencia de fondo nacida en 2008.
¿Y si se superan los altos de DeepSeek en los 22.220 puntos? Pues no me emocionaría. Todo lo que suba por encima de ese techo lo sumaré luego a los mínimos de abril para redefinir la zona óptima de compra. Pero la hoja de ruta no cambia. Esperar una corrección del orden del 25%, aunque el punto exacto se ajuste dinámicamente.
Ahora bien, si esos mínimos de abril se pierden de forma generalizada, estaríamos probablemente ante algo más serio. No quiero caer en el cuento de que viene el lobo, pero tampoco deseo que ese lobo nos sorprenda por no haber querido creer que podía llegar.
Porque si esa corrección acaba tomando cuerpo, si el mercado se desinfla y los mínimos de abril se respetan, entonces sí será momento de cambiar el guion. Y ahí, créanme, el título de la película será otro. Uno en el que la paciencia y la puntería lo son todo. Uno que me viene a la mente ya: El francotirador.
En resumen, con la tensión geopolítica al máximo, los índices en zona de techos y los patrones técnicos amenazando con romper por abajo, ha llegado el momento de actuar como el artificiero de En tierra hostil. No se trata de huir ni de disparar sin pensar. Solo de contener la respiración, reducir carga y esperar. Porque en este mercado cargado de explosivos, precipitarse puede ser letal.