Bolsa, mercados y cotizaciones

El bono americano acusa la guerra comercial de Trump con pérdidas del 3,4%

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, durante una cumbre de la OTAN. Imagen: Dreamstime.

Cristina García

La deuda pública americana, que históricamente ha actuado de refugio en episodios de volatilidad, no levanta cabeza este año. Desde que Donald Trump anunciara su agresiva política arancelaria, el pasado 2 de abril, su precio cae ya un 3,4%. En este periodo, su rentabilidad se ha tensionado desde el 4,16% que ofrecía antes del famoso Día de la Liberación, hasta el 4,51% actual. En este tiempo, en cambio, el inversor sí que ha comprado deuda pública europea. El interés del bono alemán (el gran rival del americano) se ha reducido 9 puntos básicos desde principios de abril, dejando ganancias del 0,7% por precio. Pero los aranceles no son el único factor que presiona al bono americano.

"Los mercados siguen siendo rehenes de la política de la Casa Blanca. Aunque los aranceles acaparan los titulares, lo que más importa es el déficit. El actual proyecto de ley presupuestaria podría añadir otros 3 billones de dólares en diez años. No se vislumbra ningún plan creíble para invertir la tendencia", explica Matt Eagan, gestor de cartera y responsable de full discretion, Loomis Sayles (Natixis IM). "Con déficits superiores al 6% del PIB y sin solución a la vista, no es de extrañar que los inversores estén nerviosos. Los bonos del Tesoro estadounidense son el principal riesgo estructural del mercado actual", reflexiona el experto de Loomis Sayles (Natixis IM).

La semana pasada la rentabilidad del bono americano a diez años volvió a sobrepasar la barrera del 4,5%, acercándose a su máximo anual, el que alcanzó el pasado 14 de enero en el 4,79% -recordar que el bono arrancó el año en el 4,57%-. Y la superó a lo grande, en otro alarde de volatilidad, hasta tocar el 4,62% el jueves. Este nuevo pico de tensión se produjo poco después de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobase in extemis el proyecto de ley fiscal estrella de Trump, conocido como "One Big, Beautiful Bill".

La subida de la rentabilidad no se ha producido "porque la economía esté vibrando con vitalidad, sino porque el gobierno tuvo que subir la apuesta en su última subasta de deuda. Poca demanda, mucho nervio", valora José Manuel Marín Cebrián, economista y fundador de Fortuna SFP. "La fantasía fiscal estadounidense ya no engaña a nadie. Wall Street pasa del miedo escénico a la euforia con la facilidad de un actor de método, para luego tropezar con el telón y caer al foso de la orquesta. Mientras tanto, el drama fiscal estadounidense continúa desarrollándose, con Trump afilando su retórica, la Fed encogiéndose de hombros y el Tesoro imprimiendo papel", sentencia el economista de Fortuna SFP.

El presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, enfrió este lunes, además, las expectativas del mercado sobre un posible recorte de tipos de interés en septiembre. En una entrevista a Bloomberg Televisión, Kashkari afirmó que tendrán que ver qué dicen los datos y cómo van las negociaciones en materia arancelaria para entonces. La incertidumbre es alta. Sin previo aviso, Trump volvió a tensionar el mercado el viernes, con la amenaza de un nuevo arancel del 50% a los productos importados de la Unión Europea a partir del 1 de junio. Pero como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el propio Trump volvió a recular horas más tarde y aplazó su entrada en vigor al 9 de julio.

La deuda americana a largo plazo, la más vulnerable a que la reforma fiscal de Trump empeore aún más el déficit presupuestario, tampoco cotiza como antes de los aranceles de Trump. Previamente al Día de la Liberación, la rentabilidad del bono a 30 años se situaba en el 4,52%, frente al 5,03% al que cotiza en la actualidad. La semana pasada se disparó incluso hasta el 5,14%, un nivel no visto desde 2007. Tras esta escalada, su atractivo ha ido creciendo y ofrece ya la mayor rentabilidad frente al precio del dinero desde 2022, incluso teniendo en cuenta el rango alto, del 4,5%.

A contracorriente del resto de bonos

En cambio, la fotografía es bien distinta en Europa. A este lado del charco las rentabilidades de la deuda pública se han reducido desde el pasado 2 de abril, con especial ímpetu en la periferia. En el caso del bono español a diez años, el interés que exigen los inversores ha bajado 11 puntos básicos, hasta el 3,2%. La rentabilidad del bono portugués se ha recortado prácticamente en la misma proporción, mientras que la del italiano se ha contraído algo más, unos 20 puntos básicos, hasta el 3,59%.

Fuera del universo de la deuda pública, una cartera de bonos globales también ha borrado ya el golpe arancelario. El índice de renta fija de Bloomberg y Barclays refleja cómo el precio de una cesta de estos bonos sube casi un 1,8% desde comienzos de abril. En el cómputo anual también deja ganancias por precio que superan el 4,7%.

Desde Bankinter recuerdan que la incertidumbre que rodea al mercado es elevada y esto será así al menos hasta que no se despeje la incógnita de qué sucederá con la guerra comercial, sobre todo en un contexto en el que se agrava la tensión comercial entre EE.UU. y Europa. "En cualquier caso, lo que es evidente es que tendremos menos crecimiento, más inflación y más endeudamiento y eso, como es razonable, impacta directamente en el mercado de bonos", explican. En este contexto, dicen, "de menor crecimiento económico, mayor inflación, reducción de los beneficios y aumento de los niveles de déficit y deuda, las curvas seguirán ganando pendiente. Por ello, reiteramos nuestra recomendación defensiva, focalizada en los tramos cortos/medios de las curvas".

"Estamos entre neutrales y ligeramente sobreponderados en duración, pero si el mercado se dispara, sin duda consideraríamos añadir un poco más de exposición a los tipos de interés", explica Dan Ivascyn, CIO director de inversiones de PIMCO. "Teniendo en cuenta la significativa incertidumbre macroeconómica y política, en general estamos infraponderados en el extremo largo de las curvas de rendimiento, favoreciendo más los vencimientos a corto y medio plazo", añade.