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Los países de la UE planean reducir su hambre de deuda... pero lideran la mayor emisión de toda la historia en enero
- Según Barclays, los gobiernos recaudaron 200.000 millones de euros
- Los planes de deuda pasan por reducir las emisiones...
- ... pero la demanda disparada ha hecho que se den un 'atracón'
Álvaro Moreno
Tras años de acudir masivamente a la deuda para afrontar las diversas crisis (covid, inflación, suministros... etc) que han aquejado al continente, Europa se prepara para un año de moderación. Con la vuelta de la disciplina fiscal, unos tipos altos y una deuda sobre el PIB ya muy alta, todos los expertos dan por hecho que las emisiones de la UE se pondrán 'a dieta' y se reducirán de forma clara. Sin embargo, lo que han vivido el primer mes del año ha sido todo lo contrario, una voracidad colocadora histórica que, de hecho, ha provocado que el mes cierre con un récord absoluto en emisiones.
Según datos de Barclays, los diferentes bonos de los estados de la Eurozona recaudaron 200.000 millones de euros desde que comenzó 2024. Los datos de LSEG IFR, que solo tienen en cuenta los bonos sindicados, muestran también un récord de 73.000 millones de euros. Esta gran cantidad se vio reflejada por recientes subasta como las de Países Bajos, Bélgica y España, que recaudaron 6.000 millones de euros, 7.000 millones y 15.000 millones respectivamente. A pesar de que enero suele ser el mes con mayor oferta de todo el año, pues los gobiernos hacen acopio durante el mismo de liquidez para buena parte del año, esta vez no solo ha sido una cifra reseñable, sino que ha sido el mayor mes de toda la historia al ser un 20% superior a la del año pasado.
Esta situación contrasta decididamente con los planes de endeudamiento que fueron presentando los países en diciembre. En casi todos ellos se aprecia una notable reducción de emisiones con el fin de tener un mayor control de su déficit. Alemania tendrá que rebajarlas al tener que adecuar el déficit con su 'freno de deuda' (0,35% del PIB). Aunque su canciller, Martin Scholz, esté hablando de cambiar el cálculo, esto seguiría dejando al país con una menor capacidad de acudir del mercado. Por su parte, Francia anunció un plan de 285.000 millones de euros para financiarse en el mercado de deuda en todo 2024, pidiendo así 10.600 millones de euros menos que en 2023.
En España también se buscará recortar la emisión total de deuda para este año en unos 10.000 millones al al reducir las emisiones netas a 55.000 millones de euros, según anunció en diciembre el ministerio de Economía. Los Países Bajos también emitirán menos, según su hoja de ruta, que contempla una oferta de 40.000 millones de euros en bonos frente a los 46.300 millones del año pasado.
En el lado de los que acudirán de forma más amplia al mercado está claramente Italia. El país liderado por Giorgia Meloni se lanzará de cabeza con un incremento de la oferta hasta los 340.000 millones de euros frente a los 311.000 millones. Desde Credit Agricole explican que este será "uno de los pocos países que incremente su emisión en 2024". Hay otros que siguen su estela como Portugal, que emitirá 13.900 millones (frente a los 9.400 millones anteriores) o Polonia, cuyo déficit en torno al 6% anticipa una mayor necesidad de financiación.
A pesar de estos últimos, el cómputo global sería de un claro retroceso respecto a 2023 según anticipan diversos expertos como los de Nordea, que explican que "los volúmenes generales de emisión caerán claramente respecto al año pasado en la UE". Desde S&P Global añaden que "el enfoque de gobernanza de la UE se está desplazando hacia la disciplina fiscal, con la reintroducción de las reglas al respecto". Por lo tanto, esperan "una reducción en el mercado de la deuda pública" pero que "variará mucho entre los distintos países debido a sus características".
¿Por qué emiten más ahora?
Una sucesión de motivos ha empujado a que sea en enero donde se viva un mes histórico en las emisiones para luego afrontar una 'travesía por el desierto'. Tanto los movimientos del BCE, como la situación económica de los países ha llevado a que se concentre una demanda nunca antes vista en torno a la deuda europea en este primer mes de 2024. Tal ha sido esta demanda que los países han querido aprovechar el momento para llenar sus alforjas. De la mano de esta demanda, los gobiernos han querido aprovechar especialmente una etapa donde las rentabilidades de los bonos habían caído con fuerza ante la perspectiva de un recorte de tipos a corto plazo.
Los analistas de ING publicaban un informe a principios de enero donde esperaban una oferta de 150.000 millones de euros de deuda ese mes. Aunque finalmente esta fue superada por mucho, esta suponía una sorpresa positiva para los inversores y los analistas de firma neerlandesa defendían que el motivo es que "los gobiernos buscan aprovechar la reciente caída de los rendimientos". En aquel entonces, la perspectiva en unos recortes agresivos de tipos de interés provocó una caída de los mismos, mientras que aún eran los suficientemente altos para atraer una oleada de inversión.
Desde sus máximos de octubre, cuando los rendimientos del bono alemán a diez años se situaron cerca del 2,9%, los datos de inflación dieron fuertes esperanzas de unos recortes de tipos potentes por parte del BCE, provocando una caída hasta el 1,97%. Ahora, aunque estos han repuntado, aún están lejos de aquellos máximos (2,33% actualmente). Este cambio de paradigma se ha producido en prácticamente todos los títulos del viejo continente, que han caligrafiado este movimiento.
Con el paso de las semanas, las positivas previsiones sobre los recortes de tipos de interés se han encontrado con varios problemas. Por un lado, una resistencia económica que da margen a la institución y por otro, una inflación que no termina de volver al objetivo del 2%. De hecho, en diciembre repuntó al 2,9% desde el 2,4% y en enero se mantuvo estancada en el 2,8%. Esto ha llevado a que miembros del BCE, como Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, advirtieran de que el mercado "están siendo demasiado optimistas". Finalmente, tanto Lagarde como otros miembros del BCE se han referido a este verano como el periodo más probable para este movimiento. Este cambio de perspectiva ha elevado la rentabilidad de la deuda.
Lee Combes, analista de Barclays, explicaba en su último informe que "los inversores están recuperando el tiempo perdido tras el repunte de los bonos europeos, donde sus rendimientos cayeron 100 puntos básicos". Combes concluye que, con la caída de las rentabilidades a raíz de la perspectiva de unos recortes agresivos en el 'precio del dinero', estos inversores "intentaron ponerse al día lo más rápido posible".
Desde el Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras (OMFIF, por sus siglas en inglés), un panel de expertos de banca central e inversión pública, defienden lo mismo. "Se están amontonando los compradores de bonos antes de que el BCE comience a recortar". Aunque señalan un motivo más por parte del BCE. "Lagarde está comenzando a deshacer su programa de compras de emergencia por el covid y acelerará el ritmo de su programa de reducción de balance". Por estos motivos, OMFIF señala que "no hay que fiarse del comienzo récord del año (en emisiones), la cifra se reducirá ostensiblemente a partir de ahora".
"Los compradores internacionales, especialmente los inversores japoneses y chinos, están comprando muchos menos bonos de EEUU y mirando a Europa"
Esto se ha reflejado en una demanda totalmente disparada que se ha ido viendo subasta a subasta. Un ejemplo de esto lo ofrece LSEG IFR que habla de que, frente a los 73.000 millones de euros recaudados en bonos sindicados en enero, se registró una demanda de 725.000 millones de euros, casi 10 veces la oferta. En el caso de España, por ejemplo, tras colocar 15.000 millones de euros en títulos a diez años, la demanda fue de más de 138.000 millones. Se trató de la cifra más alta registrada que calificaron desde el ministerio de Economía como "histórica", especialmente "en medio del contexto de incertidumbre internacional y paulatina retirada del programa de compras del BCE".
Desde Bank of America señalan, por su parte, que buena parte de esta situación se debe a "una mayor demanda de los inversores de fuera de la zona euro", que han visto en la región una oportunidad "tras dejar atrás la era de tipos ultrabajos". Desde Tikehau Capital, explicaban en declaraciones a Bloomberg que esto se ha visto fuertemente apoyado porque "los compradores internacionales, especialmente los inversores japoneses y chinos, están comprando muchos menos bonos del Tesoro estadounidense que antes y están diversificando más sus tenencias hacia Europa".
Esto también se ha mezclado con un potente efecto divisa. "El euro vuelve a verse claramente estable" explican a Bloomberg los expertos de Pictet Wealth. Una estabilidad que también aprecian desde el punto de vista económico en un mundo plagado de incertidumbre. "No se puede descartar la posibilidad de futuras crisis, pero incluso los populistas en Italia, Francia (si gana Marine LePen) y otros lugares están siguiendo unas reglas europeas. Así que esto es positivo para atraer inversiones hacia los bonos soberanos".
Sin embargo, la simple llegada de una demanda masiva no explica por sí misma que los gobiernos han decidido acudir en masa en enero al mercado de deuda, especialmente dado que quieren emitir menos que el año anterior. Desde Barclays tienen claro el por qué detrás de este movimiento. "Hay una gran incertidumbre por la política monetaria de este año" y por ello "tiene sentido que los gobiernos se lancen a cerrar su financiación cuanto antes". Ante una posible volatilidad "podrían encontrarse mucha actividad y competencia".