Bolsa, mercados y cotizaciones

Las campanadas de 2024 son más de tañir que doblar

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    Joaquín Gómez
    Madrid ,

    El sonido de una campana es el mismo a lo largo de toda su vida. El repique de algunas las más antiguas en nuestros país es el mismo sonido que escucharon los Reyes Católicos. La campana está asociada a la bolsa porque en Wall Street se introdujo en 1871 un gong chino para comenzar y cerrar la negociación. El gong, en 1903, fue sustituido por una campana de bronce como la de los barcos. Estas campanas se utilizaban para anunciar la preceptiva vuelta al reloj de arena.

    Ahora que damos la vuelta al calendario es el momento de tratar de indagar cómo van a sonar las campanas de 2024. Al fin y al cabo, el temor que tenemos instalado en el cuerpo es que la maldición de los años pares se repita (recordemos que el Ibex en 2018 cayó un 15%; en 2020, un 15%; y en 2022, un 5,6%). El campanazo de fin de año, con el mejor cierre desde 2009, hace pensar en que las campanas doblarán, porque su sonido vuelva a ralentizarse.

    Es normal que la prudencia nos sobrecoja tras un final de año tan impulsivo, pero hay lecturas que explican que, sin la fuerza de este año, tengamos un año bursátil más productivo que el que tenga una renta fija instalada en la comodidad máxima. La percepción de los gestores de bolsa mundial es la más positiva desde que empezó el ciclo de subidas de tipos, que ya está totalmente erradicado. Es más, se está acelerando la expectativa de bajada de tipos a una velocidad que hace unos meses hubiésemos asegurado que estaba desnortada. Desde esta semana en la UE se esperan siete bajadas del precio de dinero -una más que la Reserva Federal-, lo que conduciría a que el BCE dejaría los tipos en el 2,75%.

    Si la economía es capaz de desmontar esa vieja teoría de que la inflación es como la pasta de dientes, muy fácil de sacarla del tubo y muy complicado volverla a meter, la bolsa logrará en 2024 romper con el maleficio de los años pares. No hay que olvidar que en el caso de la europea estamos comprando por debajo de los precios históricos medios. Incluso en Wall Street, siempre caro, los multiplicadores de beneficios están muy lejos de ser de burbuja si se tienen en cuenta los valores equiponderados.

    La bolsa europea está rozando sus máximos de Lehman. Y en Wall Street sólo falta que su índice más local, el Russell, acompañe en la ruptura de techos históricos al Nasdaq, Dow Jones y S&P. Estamos cerca de entrar en un territorio que debería ser normal para la bolsa: el de explorar nuevos techos en función de las expectativas de mejoras de beneficios. Tanto la bolsa europea como la estadounidense cosecharán en 2023 beneficios históricos, y para 2024 se esperan mejoras, en torno al 4% para el Stoxx 600 y del 8% para el S&P 500. El terreno tiene abono para más subidas. Sustos bursátiles habrá todos los años, pero la defensa son beneficicio de empresas buenas que crecen, con márgenes históricos en algunos casos.