Bolsa, mercados y cotizaciones
Vuelven las tensiones en el mercado de deuda
- El mercado de renta variable es el que menos cotiza un posible deterioro económico
- "Será importante una buena dosis de paciencia añadida"
- Qué hacer hoy si invierte con Ecotrader
Pedro del Pozo
Madrid,
Estamos inmersos de lleno en el periodo estival, caracterizado en muchos casos por dos cuestiones que van muy unidas: la bajada importante de volúmenes de contratación, tanto en renta fija como en variable, y el sesgo inicial hacia una mayor aversión al riesgo, por parte de los inversores. Se podría decir que los mercados buscan, en la medida de lo posible, acabar un verano tranquilo.
Todo parece indicar que esto no va a ser posible. En las primeras fases del estío tuvimos las reuniones de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, que marcaron un punto muy importante para los inversores. De hecho, se han sucedido las declaraciones que emanan de los organismos monetarios internacionales que invitan a pensar que son esperables nuevas subidas de tipos de interés, a ambos lados del Atlántico.
Además, se sugiere que los tipos de interés seguirán altos durante un periodo prolongado de tiempo, el necesario para combatir a la inflación. Una inflación que, aunque muestra claros signos de contención, se mantiene elevada en su parte general, y muy elevada en el componente subyacente, es decir, sin tener en cuenta energía ni alimentos no elaborados.
El riesgo de asistir a efectos de segunda ronda con los precios está provocando que los bancos centrales se muestren más agresivos en esta fase del ciclo que, casi podríamos decir, en ningún otro momento anterior.
No son pocos los analistas que opinan que el riesgo de pasarse de frenada con los tipos altos -de la misma manera que llegaron tarde para contener a la inflación- sea un riesgo claro y palpable tanto de la reserva Federal como del Banco Central Europeo. Por tanto, al temor de los inversores hay que añadir una dosis importante de escepticismo.
En todo caso, en los últimos días hemos asistido a nuevas tensiones en el mercado de deuda, es decir, nuevas subidas de rentabilidad que llevan las curvas a la zona de máximos de año y, muy importante, incrementan la negatividad de la pendiente entre el dos y diez años, especialmente en EEUU y Alemania. Una muestra importante de que la recesión o, cuando menos, la fuerte desaceleración de la actividad es otro riesgo muy palpable.
No está de más comentar que la desaceleración económica es una realidad ya tangible, pero, de momento, no tan intensa como cabría esperar, dados los tipos de interés. De hecho, el empleo a nivel europeo y estadounidense no da signos de fuerte deterioro; de cierta flaqueza, y como mucho.
Bien es cierto que existen datos de confianza y consumo que hace pensar que esta vertiente del trabajo debería verse más afectada. Ítem más si pensamos que a partir del año que viene será necesario algo de consolidación fiscal, tanto en Europa como en Norteamérica.
En todo caso, el buen comportamiento del empleo está siendo fundamental para aguantar a las economías en regímenes no boyantes, pero sí para tirar lo suficiente como para que las bolsas no reflejen una debacle. Y en eso estamos.
Por todo ello, muchísima precaución en el corto plazo, a medida que vayamos quemando fechas antes de los bancos centrales.
Especialmente esta precaución debería venir por el lado de la renta variable, que es la que menos cotiza un posible deterioro económico, superior al previsto actualmente por las curvas de deuda y los datos macro.
En cuanto a la renta fija, insistimos con nuestra visión de que, cuando tengamos más visibilidad en la contención con la inflación, la bajada de rentabilidades convertirá en excelentes operaciones todas las compras que se realicen a los actuales tipos de interés.
En todo caso, todo parece indicar que será importante una buena dosis de paciencia añadida -con el verano de por medio- para poder observar este movimiento.