Bolsa, mercados y cotizaciones

Año dramático para el inversor: afronta pérdidas medias del 10%

  • En renta fija se firman pérdidas tan elevadas como las de la bolsa

Cristina García

La cosecha que deja este año el mercado es dramática. El saldo de la mayoría de índices de bolsa es negativo, lo que se une a la caída generalizada del precio de los bonos. El gran reajuste que se ha producido en casi todos los activos, ante la nueva era de tipos de interés más altos liderada por los bancos centrales en su objetivo de controlar una inflación que no da tregua, ha provocado que prácticamente no hubiera refugios. La consecuencia es que el inversor estándar (aquel que construye su cartera con distinta proporción de bolsa y renta fija) va camino de terminar el año con pérdidas medias del 10%, que es lo que ceden los fondos mixtos según Morningstar.

"No es que pensemos que es el peor año para la historia de los mercados: es que lo es. Los datos así lo confirman", describe Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente, Nextep Finance. "Para empezar, nunca hemos visto todos los activos de inversión en rojo y solo dos en verde, de los cuales uno ha sido dejar el dinero en la cuenta corriente y el otro las materias primas, el activo que había tenido la evolución menos brillante en la última década", añade. No hubo más escapatorias.

En renta fija, un mercado a priori menos volátil que el de la renta variable, se firman pérdidas tan elevadas como las de la bolsa, de doble dígito. En un bono americano, el primer activo de inversión del mundo, el agujero se eleva hasta el 20% en la referencia a diez años, que es lo que cae su precio desde enero, algo inédito. Mientras que en una cesta de deuda global, por poner otro ejemplo, la caída llega al 16%, según los índices de Bloomberg y Barclays, y llegó a ser incluso peor, del 22%, en el peor momento del año, que fue a mediados de octubre. Pese a esa recuperación, de 6 puntos, se trata del peor año para la renta fija global desde que existen datos, en 1990.

Esta situación ha provocado que las carteras más conservadoras, que son reacias a asumir grandes riesgos, sufran pérdidas medias del 8% en 2022, ligeramente superiores a las que afrontaron en 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, que derivó en una crisis financiera global (ver gráfico). Como el saldo de la renta fija fue incluso peor a lo largo del año, el balance de este perfil de inversor, que representa a un 33% de los españoles que invierten en fondos, también lo fue. Sus carteras caían de media un 10% en septiembre y octubre, una cifra no vista en al menos tres décadas.

Cautos y agresivos, muy cerca

Otra situación anómala derivada de lo anterior que se ha vivido este año es que la diferencia entre lo que pierde un inversor conservador y uno agresivo se ha estrechado, hasta el punto de que, en ciertos momentos, las de los dos han estado muy cerca. Hoy les separan 4 puntos porcentuales de distancia.

Según los últimos datos disponibles, una cartera arriesgada, construida en su mayoría con renta variable, experimenta una caída este año del 12%. Es más de lo que se perdió en 2018, cuando el precio de todos los activos se desplomó a la vez en el último trimestre del año ante las tensiones entre China y Estados Unidos, la debilidad de la tecnología americana y la escalada en la rentabilidad del bono americano, que llegó a superar la barrera del 3%. Aquel año los inversores más agresivos perdieron más de un 18%, de media.

Un escenario más prometedor

Aunque el daño a las carteras ya está hecho, la parte positiva de cara al año que viene es que la renta fija vuelve a estar en disposición de cumplir su papel tradicional en las carteras, según los expertos, que es el de servir de elemento diversificador y generar rentas.

A pesar de que el escenario incluye a Estados Unidos bordeando la recesión, y a la eurozona y a Reino Unido sucumbiendo a ella, "el punto de partida de los rendimientos, combinado con la expectativa de un ciclo de impago relativamente suave, significa que pensamos que la renta fija puede ofrecer fuertes rentabilidades a los inversores en 2023", explica Eoin Walsh, socio y gestor de carteras en TwentyFour Asset Management. En la última encuesta a gestores de Bank of America, publicada a mediados de mes, se reflejaba cómo, por primera vez desde 2009, los profesionales sobreponderan la renta fija en sus carteras.

"De cara al 2023, si las subidas de tipos de los bancos centrales paran a lo largo del año podría haber un efecto rebote en la valoración, unido al propio cupón que ya de por sí deja la renta fija", opina César González, director financiero de Avanza Previsión, entidad aseguradora perteneciente al Grupo Mutualidad de la Abogacía.

Por lo pronto, la expectativa de rentabilidad de la mayoría de bonos es ahora más alta que en enero. En los corporativos con grado de inversión, uno de los favoritos para 2013, ha crecido del 2,3% al 5,2%.