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Historia del fracaso del CEO de Carvana, el multimillonario peor parado después de Sam Bankman-Fried

  • Carvana ha perdido el 97,8% de su valor en bolsa en lo que va de año
  • Los acreedores buscan un acuerdo de reestructuración y evitar la quiebra
  • La firma ha tenido pérdidas en todos sus trimestres, salvo uno, desde 2017
Uno de los concesionarios de Carvana. Foto: Bloomberg.

elEconomista.es

Aunque el nombre de Ernie García III ha pasado prácticamente desapercibido, la debacle de este empresario es equiparable a la de Sam Bankman-Fried, el fundador de FTX. Son los dos multimillonarios que más fortuna han perdido este año. Ambos han visto esfumarse su riqueza, ya que sus negocios no han resultado ser lo que parecieron. Aunque sus casos son distintos, tienen en común el fracaso.

García III es el fundador de Carvana, una compañía de venta online de vehículos de segunda mano, más reconocida por sus 'máquinas expendedoras' de coches, 34 en total repartidas por Estados Unidos. La firma ya ha perdido casi todo su valor en bolsa este año. A falta de pocos días para terminar el ejercicio, se ha desplomado un 97,8%, lo que revela la debilidad de su modelo de negocio. 

Este annus horribilis para la empresa se ha traducido en un borrón de 6.700 millones de dólares en la fortuna de García III, que se queda reducida a los 119 millones (un 98% menos). Solo hay una persona que supere este hito y ese es Sam Bankman-Fried, el polémico fundador de la ya quebrada FTX. Su 'criptoimperio' de 26.000 millones de dólares se ha desmoronado a 0 (pérdida al 100%), según el índice de multimillonarios de Bloomberg.

En el caso de SBF, como también se le conoce por sus iniciales, su descalabro se ha producido tras salir a la luz que la compañía no tenía liquidez debido a una mala gestión de los fondos de sus clientes. Esto empujó a la compañía a la quiebra, ahora inmersa en un proceso de reestructuración. Las dudas sobre la gestión también han provocado que los reguladores estén investigando una posible estafa a gran escala.

En el caso de Carvana, las razones de su fracaso son distintas, aunque la compañía cada vez está más cerca de acabar como FTX, es decir, quebrada. La firma está intentando reestructurar su deuda de 4.000 millones de dólares. Sus principales acreedores son Apollo Global Management y Pacific Investment, que poseen el 70% del crédito no garantizado, según Bloomberg. Es decir, la deuda no está respaldada por ningún activo, lo que supone que, en caso de impago, la financiación es a fondo perdido. 

Ahora, sus prestamistas han firmado un acuerdo de negociación conjunta en el proceso de reestructuración de la deuda. Ningún acreedor puede mantener conversaciones por separado con Carvana para explorar una refinanciación. Lo que se pretende con esto es salvaguardar sus intereses comunes y que ninguno firme una nueva línea de préstamo que cambie la prioridad de crédito. 

Del éxito de ese acuerdo dependerá la supervivencia de Carvana, ya que su liquidez es de 4.000 millones de dólares, aunque prácticamente toda ella es deuda y apenas efectivo. La precaria situación de la empresa se ha reflejado en su cotización. Las acciones valen ahora cinco dólares, su mínimo histórico. En agosto del año pasado, cada título se intercambiaba a unos 370 dólares. 

En todo caso, las negociaciones entre los acreedores activaron todas las alarmas de los inversores, que empezaron a sospechar la quiebra. Así, el miércoles pasado vendieron acciones en masa y la compañía cerró la sesión con una caída del 42%. Tiger Global ha sido una de las firmas que ha deshecho su posición en Carvana. 

Desde que la 'máquina expendedora' de coches saliera a bolsa en 2017, esta ha registrado pérdidas en todos sus trimestres, salvo en uno, según datos de Bloomberg. Su situación ha cambiado mucho en apenas meses, motivada por el giro de la Reserva Federal (Fed) de una política expansiva a otra restrictiva.

La empresa de García III pudo apoyarse antes en un periodo de liquidez y en la apuesta de los inversores por el growth y ahora padece el encarecimiento de los costes de financiación. Además, meses atrás se vio favorecida por la crisis de semiconductores que provocó retrasos en la industria de los coches nuevos, un problema que, aunque persiste, es menor. Otra de sus recientes dificultades es que el precio de los coches de segunda mano ha caído con fuerza en Estados Unidos. Pero este 2022 de restricción monetaria ha terminado de poner a prueba a compañías como Carvana y las fortunas de sus fundadores.