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Un nuevo 'telón de acero' por el que cruza el gas ruso de OMV
- La construcción del gasoducto Nord Stream 2 enfrenta a Europa y EEUU
- OMV es el mayor receptor de gas ruso hacia el 'Viejo Continente'
- Se prevé un crecimiento del beneficio del 50% en cuatro años
Xavier Martínez-Galiana
La mayor distribuidora de gas y petróleo de Europa Oriental es una de las europeas que financia el Nord Stream 2, que Estados Unidos trata de bloquear en vano. Su valor: el inversor tardaría solo nueve años en recuperar la inversión por la vía del beneficio. | Todo sobre el fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30.
Salzburgo debe de ser para los amantes de la música y la ópera algo así como Santiago de Compostela para los peregrinos, un lugar de iluminación que con la canícula transforma esta localidad austriaca en los juegos olímpicos del arte, como en su día describió el festival el escritor Stefan Zweig. En 2020, celebrará su centenario con Boris Godunov, una de las óperas emblemáticas rusas, gracias al patrocinio de OMV y Gazprom, una alianza entre Viena y Moscú, entre Europa y Rusia, de la que recelan en Washington.
Tanto es así que el Congreso de Estados Unidos aprobó esta semana la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que además de crear la nueva Fuerza Espacial prevé sanciones contra las empresas navieras que instalan en altamar las tuberías del Nord Stream 2, el gasoducto de 1.200 kilómetros entre Rusia y Alemania que cruza el Báltico. Trump firmó la ley el viernes, pero ha llegado tarde. Apenas quedan un centenar de kilómetros para rematar la tubería, que podría empezar a trabajar entre abril y junio.
La austriaca OMV, la mayor compañía de distribución de gas y petróleo al este del Viejo Continente, seguirá formando parte del fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30, aunque cerca estuvo de ser sustituida por Total o Repsol.
OMV financia junto a Engie -también valor del fondo-, Royal Dutch Shell, Uniper y Wintershall DEA la mitad de este proyecto, que convertirá a Europa en cautiva del zar Putin, como piensan en Estados Unidos. La otra mitad del gasoducto corre a cuenta de Gazprom.
Si bien OMV perdió la recomendación de comprar en noviembre, permanece en la cartera por sus fundamentales y por su valor geoestratégico: es el mayor receptor de gas ruso en Europa, cuenta con el respaldo del fondo abudabí Mubadala -asimismo accionista de Cepsa- y se expande por Bulgaria, Nueva Zelanda, Pakistán, Rusia y el Golfo.
Así, se prevé que el beneficio neto crezca un 48% entre 2018 y 2022, y que supere los 2.000 millones de euros por primera vez en 2021, según el consenso de mercado que recoge FactSet.
La clave es que estos beneficios se compran con un descuento del 40% en bolsa, ya que el PER (veces que el beneficio está incluido en el precio de la acción) de OMV es de 9,3 veces -el tercero más bajo entre las 23 firmas de más de 15.000 millones de euros- frente a la media de 15,2 veces del sector, del que también forman parte BP o Marathon Petroleum.
La alianza entre Austria y Rusia viene de lejos. Lucharon juntos contra Napoleón y los otomanos, aunque se enfrentarían en las guerras mundiales. Después, Rusia y Estados Unidos dividieron Austria tras la derrota nazi, hasta 1955, pero nunca se fueron del todo.
Con el nuevo gasoducto del Báltico, Ucrania perderá influencia: por ahí entra ahora el gas ruso. "Estamos cometiendo un error enorme y quizá histórico, retratando a Rusia como el enemigo de Europa", declaró este año el director artístico del Festival de Salzburgo, Markus Hinterhäuer, en una entrevista con un semanario ruso. El tiempo será quién lo ratificará o desmentirá.