Bolsa, mercados y cotizaciones
La gran banca empieza a cobrar por la custodia de fondos en torno al 0,3%
- Las entidades han sacado el as que guardaban en la manga por el Mifid II
Cristina García, Ángel Alonso
Madrid,
Justo cuando los ingresos de la banca se achican por todas partes, la comisión de custodia se ha convertido en una pequeña pero poderosa herramienta de los distribuidores para ganar dinero en la comercialización de fondos de inversión de terceras firmas.
La banca privada ya cobraba esta tasa a sus clientes en el asesoramiento de carteras de fondos internacionales desde hace unos años, pero la entrada en vigor de Mifid II y la presión de la gestión pasiva en los costes de los productos ha terminado por allanar el camino a una comisión que puede pasar desapercibida para los inversores menos avezados y que ronda el 0,3% en los fondos activos de otras gestoras dentro del concepto de arquitectura abierta, lo que puede llegar a encarecer sustancialmente lo que pagan los partícipes.
La normativa europea, que busca proteger al inversor exigiendo mayor transparencia, establece, entre otros aspectos, que quien quiera seguir cobrando las llamadas retrocesiones (la parte de la comisión que las gestoras ceden a los distribuidores a cambio de que éstos vendan sus fondos) deben incluir en su oferta productos de terceros. Y es algo que ya han hecho la mayoría de los bancos. Pero a cambio, muchos de ellos, y también alguna plataforma de fondos, han empezado a incluir la comisión de custodia por la venta de tales productos, que se ha comenzado a percibir primero en los fondos indexados, que apenas dejan margen de retrocesión al distribuidor. Y, después, en los fondos activos. En este contexto, las gestoras españolas, sobre todo las independientes, que quieren aparecer en este escaparate, han debido incluir en los folletos de sus fondos la posibilidad de que el comercializador pueda cobrar esta comisión.
De esta forma, los comercializadores, que en España son básicamente las entidades financieras, han sacado el as que guardaban en la manga para paliar los daños colaterales que ha traído Mifid II, al tiempo que tratan de evitar la caída de ingresos por retrocesiones, que se ha desplomado del 65% en 2012 al 51%, según los últimos datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En un entorno de tipos cero, la banca se encuentra en la búsqueda de alternativas para arañar márgen en un negocio que no es rentable sobre su coste de capital.
En esa búsqueda, la gestión de activos se ha convertido en un segmento estratégico para las entidades financieras, por los beneficios recurrentes que proporciona. Todas las entidades están empujando a sus clientes hacia la gestión discrecional, por lo que aquellos de banca privada que optan por operar por su cuenta a través del banco se enfrentan a la comisión de custodia.
Cuánto están cobrando
Una de las primeras entidades que empezó a cobrarla fue BBVA (una de las pioneras en lanzar su propia plataforma de venta de fondos tanto propios como de terceros). En su caso, establece una comisión de custodia anual del 0,30% en la venta de fondos de terceros, aunque ese porcenaje varía en función de la vinculación del cliente, explican fuentes próximas al banco. Pero no es el único que ha recurrido a ella. Entre los grandes, aparte de BBVA, también han seguido sus pasos Sabadell, Bankinter, Banco Santander o CaixaBank, aunque no siempre se aplica por sistema. Depende, en general, de la vinculación del cliente con el banco y de la forma en la que acceda a esos fondos. Sobre todo, porque actualmente no todos los bancos han incluido este peaje. Ni tampoco todas las plataformas: Sefl Bank, por ejemplo, no lo cobra. Y en el caso de Tressis fija un 0,4% en fondos internacionales sólo en el servicio de asesoramiento, que "no aplica para la compra de fondos internacionales en el servicio de intermediación", apuntan.
En el caso de Bankinter, una de las entidades con más arquitectura abierta, no cobra comisión de custodia en la mayoría de fondos de terceros, puntualizan desde la entidad. Pero en el caso de que se aplique, dicen, "depende de la vinculación del cliente y del tipo de fondo", y el estándar está en el entorno del 0,10%.
Es menos del que establece Sabadell para sus clientes de banca privada, del 0,3%, que se aplica solo cuando se accede a fondos de terceros mediante asesoramiento por cartera o si se contrata sin recibir asesoramiento –no la aplican cuando el cliente opta por la gestión discrecional de carteras o por el asesoramiento con cobro de comisión explicíta, que denominan asesoramento plus–.
En el caso de CaixaBank, que es la que más patrimonio en fondos reúne, con más de 45.000 millones de euros, el porcentaje asciende al 0,75% pero su aplicación también tiene matices. "A cambio, o bien devolvemos las retrocesiones o bien damos acceso a clases limpias (asesoramiento independiente)", apuntan. "En asesoramiento independiente solo se cobra custodia si la operación es a iniciativa del cliente, mientras que al asesorado no independiente no se le cobra custodia", añaden.
Santander, por su parte, también la usa, y el porcentaje, como en sus competidores, varía según la vinculación del cliente, aunque desde la entidad han preferido no especificar la horquilla en la que se mueve. En el lado de los bancos que no cobran esta comisión por la venta de fondos de terceros se encuentran Bankia, Ibercaja, Kutxabank o Unicaja.
Aunque la vinculación del cliente con la entidad financiera es determinante a la hora de negociar el pago de esta comisión, Gadea de la Viuda, socia y directora general de Abante, advierte de que "si atendemos a la naturaleza de lo que realmente es una comisión de custodia, ésta no debería estar muy por encima del 0,10% y debería remunerar un servicio que la entidad presta a un cliente y no un menor ingreso de una retrocesión".
Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada, asegura que esta comisión va a encarecer una determinada clase de fondos, la destinada a clientes de banca privada, que por lo general cuenta con menores comisiones de gestión. Aunque Hacienda va a permitir deducirse fiscalmente este gasto, Barrero considera que "es un tema que cada vez influye más en la toma de decisiones de los inversores no solo a la hora de elegir un fondo sino también a la hora de elegir la entidad con la trabaja".