Internacional

Tusk pide a Johnson dejarse de "juegos estúpidos" y centrarse en "el futuro de Reino Unido y la UE"

  • Las filtraciones de Downing Street son cada vez más hostiles con la UE

Víctor Ventura

Los nervios se están tensando en Bruselas ante el creciente tacticismo del primer ministro británico, Boris Johnson, de cara a unas elecciones inminentes marcadas por el Brexit. Con la fecha límite acercándose -el 31 de octubre- y las negociaciones sobre el acuerdo de salida al borde de la ruptura por el problema de la frontera irlandesa, Downing Street parece haber pasado a la fase de reparto de culpas. Y la respuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha sido muy clara: pedir a Johnson que se deje de "juegos estúpidos" y aclare hacia dónde va.

"Lo que está en juego no es ganar un juego estúpido de echar las culpas. Está en juego el futuro de Europa y el Reino Unido, así como la seguridad e intereses de nuestra gente", ha escrito Tusk, en un duro mensaje. "No quieres un acuerdo, no quieres una extensión, no quieres revocar el Brexit. ¿Quo vadis?". Una reflexión a la que se ha sumado el vice primer ministro irlandés, Simon Coveney. En su opinión, el mensaje "refleja la frustración que existe en la UE y la enormidad de lo que está en juego. Necesitamos a un Gobierno británico dispuesto a trabajar con la UE".

Guerra de filtraciones

Desde luego, el ambiente en Londres parece haberse enrarecido de forma extraordinaria en las últimas 24 horas. Después de que la UE señalara los numerosos problemas de la propuesta presentada por Johnson y enfriara las posibilidades de un acuerdo en los 10 días que quedan para el Consejo Europeo del día 17, las filtraciones de Downing Street culpando de todo a Europa se han sucedido. Johnson está ya de lleno en una campaña electoral para unos comicios que parecen casi seguros en invierno, y quiere que los suyos no le señalen a él por romper su promesa y pedir una prórroga al Brexit, como parece ya inevitable.

El lunes por la noche, una 'fuente anónima' del Gobierno -que todo el mundo en Londres identifica como Dominic Cummings, asesor principal de Johnson- advirtió de que "las negociaciones se acabarán esta semana" por culpa del primer ministro irlandés, Leo Varadkar, al que acusa de "desdecirse" de sus condiciones para la frontera con Irlanda del Norte. "Irlanda solo escucha a los que perdieron el referéndum", en referencia a la mayoría de habitantes de la provincia británica en Irlanda, que votaron a favor de quedarse en la UE.

La propuesta de Johnson, según esta 'fuente anónima', no se volvería a repetir ya y el 'premier' intentaría amenazar a los países de la UE con boicotear el funcionamiento de las instituciones de la unión y "mandarles a la cola de las negociaciones comerciales futuras" salvo que aceptaran echar a Reino Unido sin acuerdo el 31 de octubre.

El siguiente paso, este martes, ha sido filtrar una supuesta conversación con la canciller alemana, Angela Merkel, en la que habría exigido a Reino Unido "entregar" Irlanda del Norte "para siempre" a cambio de salir de la UE, y habría dicho que cualquier acuerdo sin esa concesión sería "imposible". Numerosos diplomáticos y periodistas europeos han asegurado que "no reconocen" a Merkel en las palabras atribuidas a ella por la 'fuente anónima' de Downing Street. Alemania no ha confirmado ni desmentido la supuesta conversación.

Sin embargo, la reacción de la campaña del Brexit -dirigida por Cummings antes de entrar en el Gobierno- fue la de lanzar una campaña pidiendo "no dejarse mangonear por una alemana" después de "ganar dos guerras mundiales". En Westminster, la reacción de los diputados 'tories' fue pedir calma y "bajar el tono" de los comunicados del Gobierno. La respuesta de Johnson ha sido cerrar el Parlamento hasta el próximo lunes y mandar a los diputados a su casa en un fin de semana más largo de lo normal.

El miedo de ambas partes es que los ataques para sumar puntos políticos acaben rompiendo definitivamente las negociaciones y envenenando las relaciones futuras. La clave es que, salvo milagro, el único escenario que queda es una prórroga a la fecha de salida y volver a las urnas para desatascar el nudo en el que llevan atrapadas las negociaciones desde principios de año. La gran pregunta es si todo esto es parte de un plan de Johnson para que la oposición le haga una moción de censura y le quite la responsabilidad de prorrogar el Brexit o si simplemente quiere caldear el ambiente para hacer una campaña electoral victimista y populista. Tusk, desde luego, parece haber entendido de qué va el juego de Johnson: quitarse las culpas del rotundo fracaso de su estrategia.