Infraestructuras y Servicios

Luis Rodríguez Llopis, presidente de Idom: "Euskadi necesita un sistema para atraer empresas y directivos más allá de la fiscalidad"

Luis Rodríguez Llopis, presidente de Idom. JON BERNÁRDEZ

Maite Martínez
Bilbao,

Idom es una empresa vasca de referencia internacional fundada en 1957. Orientada a los servicios profesionales de ingeniería, consultoría y arquitectura, cuenta con 5.300 profesionales en plantilla, desarrolla su actividad en 125 países y su volumen de negocio roza los 500 millones de euros.

Su presidente, Luis Rodríguez Llopis, es un ingeniero industrial que conoce la economía vasca y su situación actual. Ante la pérdida de peso económico y la caída de la actividad industrial, el directivo ve necesario pasar a la acción y tomar decisiones industriales. "No hay conciencia social de con quién y cómo estamos compitiendo ahora", asegura. Recuerda que la empresa vasca compite en todo el mundo y que si aquí no es competitiva se desarrollará en otro lugar.

Rodríguez Llopis reclama una fiscalidad orientada a atraer empresas y a sus directivos a Euskadi, pero cree necesario un sistema más completo más allá del fiscal. El presidente de Idom ve como objetivo irrenunciable para ello contar con una universidad de primera línea mundial, alrededor de la cuál se desarrolle un ecosistema de emprendimiento e innovación.

¿Qué balance realiza de la actividad de Idom en 2024 y qué previsiones maneja para el este año
Tenemos muchas áreas diferentes y nos movemos en muchos campos de actividad, pero la foto global del año 2024 es que ha sido muy bueno. Ha habido mucha inversión en el mundo en carbono cero, electrificación, coche eléctrico, movilidad, energía, etc. y a Idom le mueve la inversión en infraestructuras. También tenemos un área de industria de la ciencia y tecnología y hay bastantes proyectos de investigación y eso nos está impulsando. Para este ejercicio la incertidumbre es grande, debido al efecto de la política de Trump que puede frenar proyectos de electrificación y descarbonización. La entrada en el año ha sido positiva, pero hay que buscar nuevas vías de crecimiento y consolidar las que tenemos.

En este contexto, ¿en qué cifras de volumen de negocio está el grupo?
Las previsiones de volumen de negocio apuntan a rebasar en 2025 los 500 millones en contratación, tras cerrar 2024 con un volumen en torno a los 480 millones y un resultado de 45 millones, superando los objetivos fijados.

Este ejercicio toca revisión y definición del plan estratégico. ¿Cuáles son los retos futuros?
Este año nos toca revisar para los próximos cuatro años, pero estará en la línea del anterior: desarrollo internacional, incremento de la oferta tecnológica y sostenibilidad. Impulsaremos el crecimiento en Oceanía y en Sudeste asiático. Para ello, hemos cerrado una alianza en Australia con un socio local. También, seguiremos apostando por Europa y Estados Unidos, mercados referentes por lo que representan de competir con los mejores, y en Oriente Medio, donde desarrollamos proyectos de alta tecnología en el campo de la gestión del agua y los residuos. No olvidamos Iberoamérica, con México, Colombia, Chile y Perú.

¿Qué opina sobre los estudios que alertan de la pérdida de peso económico de Euskadi?
No somos lo que hemos sido, eso es evidente. Pero, ¿estamos dispuestos a hacer lo que haga falta para volver a serlo? Somos 2,2 millones de habitantes y hay que decidir que queremos ser de mayores. Si te quedas quieto los demás corren, pero en Euskadi, además, no hay conciencia social sobre con quién y cómo se compite ahora. Las empresas vascas competimos con otras compañías del mundo. Si lo de aquí te hace ser menos competitivo, te desarrollas en otros sitios. Lo que se decida como gobierno y como sociedad va a afectar a todo eso.

¿Cree que la industria seguirá fuerte en la comunidad autónoma?
No necesariamente. Depende de las decisiones que tomemos como sociedad en la era de la reindustrialización. Insisto, ¿con quién compite Euskadi en el mundo? Hay muchas zonas atractivas con proyectos interesantes que son los que atraen a las personas y empresas. Hay que plantearse que queremos que sean nuestras empresas, dónde están compitiendo y dónde van a competir. Los políticos son catalizadores, pero tiene que haber una aceptación social sobre las decisiones que se toman. Por ejemplo, si vamos con las renovables su desarrollo implica a todos, de lo contrario esa decisión queda en el vacío.

Luis Rodríguez Llopis, presidente de Idom. JON BERNÁRDEZ

¿Qué fortalezas destaca de la economía vasca?
Euskadi tiene una historia y un saber hacer muy importante, porque hay muchos países dónde no se saben hacer las cosas. Además tenemos una formación muy alta y un valioso capital social. Por otra parte, contamos con la colaboración y proximidad de las instituciones que podrían facilitar muchísimo la gestión de la situación actual. No estamos desarmados, ni muchísimo menos, pero hay que saber utilizar esas armas y decidir utilizarlas.

¿El clúster financiero e inversor es una buena herramienta?
Todo lo que se haga es positivo, lo que pasa es que somos 2,2 millones y somos pequeños en cuánto sales a España y Europa. Y no podemos ser los primeros en todo. Dentro de lo que tenemos habría que apuntar a lo máximo posible. Si es la industria, eso implica tomar decisiones industriales. Luego están todas las cuestiones burocráticas que afectan a la inversión, ya que hay pocas empresas que están dispuestas a esperar seis o siete años para tomar una decisión de inversión.

¿La fiscalidad favorece la competitividad?
La fiscalidad es un arma más que tendría que orientarse a atraer empresas y sus directivos. Al final la mayor aportación está fundamentalmente en el IVA e IRPF. Además, habría que diseñar un sistema para atraer sedes de empresas y directivos más allá de la fiscalidad.

¿Qué opina sobre la reducción de jornada y el SMI vasco?
Vuelve a pasar lo mismo, ¿con quién competimos? Si desde el punto de vista competitivo las empresas pueden absorber esas medidas, bien, pero si no pueden conllevará el cierre de empresas.

¿Cómo ve el sistema educativo?
Tendríamos que conseguir un sistema que estuviera en primera línea mundial. Todas las regiones del mundo punteras tienen una universidad 'top' que atrae profesionales y genera un ecosistema innovador, nuevas empresas, etc. Hay que plantearse como objetivo tener una universidad de primera línea mundial.