Desde que Informalia destapó la demanda de Bárbara Rey contra Mediaset y varias de sus productoras asociadas, y la estrategia de la amante de Juan Carlos I para pactar con la cadena y retirar su denuncia, la hoja de ruta de la actriz se va cumpliendo con la precisión de un reloj suizo.
La vedette puso la demanda, en la que pedía un millón de euros pero tendía la mano para pactar, la retiró tras llegar a un acuerdo, y cerró, como ya contamos, una serie de intervenciones en Telecinco, cadena tan necesitada de audiencia como Bárbara Rey de dinero. Un dinero que en parte ya ha llegado a las cuentas de la madre de Ángel Cristo y, en cierta medida, de su representante, que es el mismo que para algunos asuntos representa a Jorge Javier Vázquez.
La siguiente entrega del "pack bárbaro" que está sosteniendo la caída de audiencias de Telecinco ya se ha grabado. Si el pasado 9 de diciembre, Bárbara Rey reaparecía en la pantalla con una extensa entrevista que devolvió su historia al primer plano mediático, con un buen dato que lideró la noche con un especial emitido por Telecinco, ahora la vedette regresa con la siguiente entrega. De nuevo desgranará aspectos íntimos de su vida. La primera conversación marcó el inicio de un nuevo capítulo que rodea su figura, su historia familiar, y, sobre todo, su polémica relación con el rey emérito Juan Carlos I.

Pero la vedette no ha dicho todo lo que tenía que decir. Una fuente de Mandarina nos explica que "un equipo dirigido por Santi Acosta se ha trasladado a Marbella para grabar una segunda parte de esta entrevista, prometiendo ahondar en temas que quedaron abiertos", nos dicen. "Se hablará de su relación con su hijo Ángel Cristo, así como nuevos detalles sobre su vinculación con el emérito".
La productora Mandarina tiene planeado dividir el material en tres entregas como mínimo aunque, hay otros "regalos" de Bárbara "que están por venir y no son entrevistas", nos recalcan.
Mientras que las dos primeras estarán basadas en el contenido ya grabado, la tercera podría llevar a Bárbara Rey directamente al plató, ofreciendo un cierre en directo que promete reavivar el interés mediático. La cuestión ahora es el momento de emisión. En Telecinco, el debate interno se centra en si lanzar la primera entrega antes o después del discurso de Nochebuena del rey Felipe VI, un evento que marcará el tono institucional de las festividades, especialmente en un año en el que la tragedia provocada por la DANA en Valencia estará muy presente.
La Casa Real, por supuesto, no ha emitido requerimientos legales para limitar el contenido, pero en los pasillos de Mediaset se respira cierta cautela. Desde el despacho del CEO, han instado a tratar con "máxima sensibilidad" a figuras como la reina Sofía, cuidando que su imagen no quede comprometida si se menciona su nombre. A esto se suma el escrutinio habitual del equipo jurídico de la cadena, que revisa minuciosamente el material para evitar problemas legales.
Zarzuela mantiene su tradicional silencio ante las declaraciones de Bárbara Rey. Las grabaciones y los supuestos audios en los que Bárbara Rey captó conversaciones comprometedoras con el anterior monarca han sido, desde hace años un punto de tensión. Estos registros siguen siendo un arma capaz de reavivar viejas heridas o, al menos, de alimentar las especulaciones públicas.
Contenido y morbo en este teatrillo
El interés en Bárbara Rey es por encima de todo económico. Desde su ascenso como vedette y figura del espectáculo, su trayectoria personal se entremezcla con episodios de luces y sombras: una infancia difícil, un matrimonio tormentoso con el domador Ángel Cristo, y una vida marcada por la lucha por sobrevivir en un mundo mediático despiadado. Luego, lo del Rey Juan Carlos y lo de su hijo, un actor esencial para sumar contenido y morbo en este teatrillo que culminará con un cara a cara entre madre e hijo, y que la actriz ya ha admitido, a falta de que Ángel Cristo firme su intervención por un caché que "se está negociando", nos dicen.

Para Bárbara Rey, esta nueva exposición mediática tiene un cariz práctico. Como argumentan voces cercanas a la producción, necesita ingresos, y las entrevistas son la vía más directa para obtenerlos sin la necesidad de esperar largos procesos judiciales con inciertos resultados. Pero también representan un ajuste de cuentas con su propio pasado, una oportunidad para narrar su versión de los hechos en un espacio que, aunque controlado, no deja de ser público.
La pregunta que subyace en estas entregas es si Bárbara Rey dirá algo realmente nuevo o si, como tantas veces ocurre, la expectación mediática acabará eclipsando la sustancia. En un país donde la monarquía ha sido objeto de escrutinio como pocas instituciones, las palabras de Bárbara Rey no solo impactan por su carácter personal, sino por su capacidad de resonar en el imaginario colectivo.
En el horizonte queda la posibilidad de que este circo se prolongue más allá de las tres entregas previstas. Lo que resulta innegable es que Bárbara Rey ha recuperado el foco, y con ello, la capacidad no sabemos si de hacer temblar algunas estructuras pero sí de generar audiencia y ganar dinero contando por ejemplo que don Juan Carlos le dejaba los billetes en la mesilla después de desahogar sus deseos sexuales con ella cuando le apetecía. Nada nos sorprende.
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