El presidente del Gobierno y su mujer huyen de la locura política y para desconectar este fin de semana se han escapado de Moncloa. Pedro Sánchez y Begoña Gómez están más que hartos de las acusaciones vertidas por Feijóo sobre el padre de la mujer del jefe del Ejecutivo. El líder del PP señaló a Sánchez por haberse beneficiado supuestamente del dinero obtenido presuntamente por su suegro (ya fallecido) explotando saunas gays y hasta locales donde se habría ejercido la prostitución hace más de diez años.
La cuestión es que Pedro Sánchez y su mujer se desplazaron este viernes poco después de las cuatro de la tarde en helicóptero desde su residencia del Palacio de la Moncloa hasta la finca de Quintos de Mora, en Toledo.
En medio de un clima político enrarecido y marcado por las crecientes tensiones derivadas de acusaciones personales y casos de presunta corrupción que sacuden al Ejecutivo, Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, han optado por una breve pero simbólica escapada para tomar aire y buscar un respiro. El presidente del Gobierno y su mujer se desplazaron por la tarde a la finca de Quintos de Mora, en la provincia de Toledo, con el objetivo de pasar un fin de semana de tranquilidad lejos del bullicio mediático y del epicentro del poder político.
La decisión se produjo apenas después de que Alberto Núñez Feijóo deslizara insinuaciones sobre la familia política del presidente. Feijóo vinculó el nombre del suegro ya fallecido de Sánchez con la explotación de negocios como saunas gays y locales asociados presuntamente con la prostitución hace más de una década. Unas acusaciones que, aunque carentes de pruebas concretas, han incendiado el debate político y generado una oleada de indignación tanto en Moncloa como en buena parte del entorno gubernamental y mediático.
Según fuentes próximas a la Presidencia, Sánchez y su mujer abandonaron la residencia oficial de Moncloa sobre las 16:00 horas del viernes a bordo de un helicóptero militar Super Puma del Ejército del Aire. Su destino: la finca Quintos de Mora, un refugio rural situado en el término municipal de Los Yébenes, en Toledo, muy cerca de la frontera con la provincia de Ciudad Real. Esta finca es propiedad del Estado y ha sido utilizada de forma esporádica por distintos presidentes del Gobierno como lugar de descanso o para reuniones informales.
El propio Sánchez ha recurrido en numerosas ocasiones a este enclave para encontrar un momento de paz en medio del torbellino político. Desde que asumiera el cargo, ha convertido Quintos de Mora en uno de sus lugares preferidos para desconectar en fines de semana marcados por la presión institucional. Este retiro no solo ofrece privacidad y seguridad, sino también la posibilidad de realizar actividades al aire libre que, según quienes le rodean, ayudan al presidente a liberar tensiones.
Una de esas actividades es el ciclismo. Tanto Sánchez como su esposa disfrutan de recorrer los senderos naturales que rodean la finca en bicicleta. Las mismas fuentes aseguran que esta práctica se ha convertido en una rutina terapéutica para el jefe del Ejecutivo, especialmente en semanas particularmente duras como la actual.
La visita a Quintos de Mora se produce después de que Sánchez tuviera que comparecer esta semana en un pleno monográfico en el Congreso de los Diputados, donde se le exigieron explicaciones por los distintos casos que afectan a miembros del PSOE y del Gobierno. Entre ellos, figuran las investigaciones relacionadas con su exministro de Transportes, José Luis Ábalos, así como las informaciones que implican a Santos Cerdán, su anterior secretario de Organización.
A ello se suma el calendario judicial que se avecina: el próximo 21 de julio está prevista la declaración como imputada de Isabel Pardo de Vera, expresidenta de Adif, en el marco de las pesquisas por presuntas irregularidades en la adjudicación de contratos públicos. Su testimonio, al igual que el del exdirector general de Carreteras, podría arrojar nueva luz sobre prácticas dentro del Gobierno que han sido señaladas por la oposición como parte de una "trama de corrupción estructural".
En este contexto, la escapada de Sánchez no es solo un acto personal, sino también una estrategia política. La necesidad de mostrar normalidad, de dar una imagen de serenidad y de control frente al vendaval de acusaciones, resulta clave. En palabras de una fuente de Moncloa: "El presidente necesitaba desconectar, ver el horizonte sin ruido de fondo. Está concentrado en mantener la estabilidad del Gobierno y en preparar los próximos pasos".
Se espera que Sánchez y Gómez regresen a Madrid el domingo por la tarde en el mismo helicóptero militar con el que partieron. Pero esta no será su única pausa estival. Como es tradición, está previsto que en las próximas semanas el presidente se traslade a la isla de Lanzarote para disfrutar de sus vacaciones de verano en La Mareta, la residencia oficial cedida al Estado por el rey Hussein de Jordania y gestionada por Patrimonio Nacional.
La Mareta, situada en la costa de Teguise, representa el otro gran refugio del presidente. Un lugar donde combina descanso con trabajo discreto y planificación política. Desde allí, suele recibir a asesores de máxima confianza, ministros clave e incluso personalidades como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, con quien Sánchez mantiene una relación fluida y cercana.
Sin embargo, el uso de esta residencia ha sido motivo de reiterada polémica. La oposición —tanto regional como nacional— ha criticado durante años el despliegue de medios, el cierre de zonas al tráfico, y el coste económico que conlleva la estancia presidencial. A pesar de ello, Sánchez ha defendido siempre el uso de La Mareta como un espacio de trabajo y descanso autorizado y sujeto a todos los protocolos legales y administrativos.
Por el momento, el foco sigue en Quintos de Mora, donde el presidente trata de recuperar fuerzas tras una semana especialmente tensa. Mientras tanto, la actividad política no da tregua y la oposición ya prepara nuevas ofensivas en el Congreso, mientras la opinión pública permanece atenta a la evolución de los acontecimientos judiciales que podrían seguir sacudiendo al Ejecutivo.
Pedro Sánchez busca calma en la naturaleza castellana, consciente de que las próximas semanas pueden ser decisivas para la estabilidad de su mandato.
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