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Richard Gere abandona España para acompañar al Dalai Lama en la India, en las celebraciones por la sucesión del líder budista

Richard Gere, quien reside en España junto a su esposa Alejandra Silva, viajó este lunes a Dharamshala, al norte de la India, para acompañar al Dalai Lama durante una semana decisiva para el futuro del budismo tibetano. El líder espiritual celebra su 90.º cumpleaños en medio de especulaciones sobre un posible anuncio relacionado con su sucesión.

La presencia de Gere no es casual. Conocido por su firme compromiso con la causa tibetana, el actor es una de las voces más influyentes en Hollywood en defensa de los derechos del pueblo tibetano frente a la opresión del gobierno chino.

Un acto cargado de simbolismo

Durante la jornada inaugural de las celebraciones, realizada en el templo principal de McLeod Ganj, Gere participó en una ceremonia budista junto a cientos de monjes, seguidores y dignatarios internacionales. En un gesto cargado de significado, el actor ofreció al Dalai Lama un khata, la tradicional bufanda blanca tibetana que simboliza respeto y bendiciones.

El líder espiritual, quien vive exiliado en la India desde 1959 tras la fallida revuelta contra el dominio chino en el Tíbet, bendijo al actor. El protagonista de Pretty Woman, visiblemente emocionado, besó las manos del Dalai Lama en señal de profundo respeto. Las imágenes del momento han sido compartidas ampliamente en redes sociales, destacando la conexión espiritual y la amistad de décadas entre ambos.

Tres décadas de activismo

La relación del actor de Oficial y caballero con el Tíbet se remonta a más de treinta años. Su firme oposición a la represión china le valió ser declarado persona non grata por Pekín en 1993, después de pronunciar un discurso en defensa de los derechos humanos durante la ceremonia de los Óscar.

Desde entonces, Gere ha mantenido una postura activa, promoviendo la causa tibetana en foros internacionales y a través de la International Campaign for Tibet, organización que preside. En 2012, afirmó que "la cultura tibetana y el budismo jamás desaparecerán, por mucha presión que ejerza China".

La incógnita de la sucesión

El contexto de esta visita cobra especial relevancia por el debate en torno a la sucesión del Dalai Lama. Pekín ha anunciado su intención de controlar este proceso, nombrando a un sucesor propio. En 1995, el gobierno chino secuestró al Panchen Lama reconocido por el Dalai Lama —figura clave en la identificación de su reencarnación—, y desde entonces ha impuesto a un candidato designado por el Partido Comunista.

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