Mario Vargas Llosa, fallecido este domingo en Lima a los 89 años, no solo deja un legado literario que lo consagró como uno de los grandes narradores del siglo XX y XXI, sino también una vida amorosa apasionante, muy mediática en la última etapa de su vida, compleja y, como muchas de sus novelas, marcada por giros inesperados. El Nobel peruano vivió sus pasiones con la misma intensidad con la que escribía, y sus relaciones sentimentales fueron, en ocasiones, tan célebres como sus libros.
La tía Julia: el primer gran amor
La historia de amor entre Mario Vargas Llosa y Julia Urquidi Illanes, su tía política y escritora boliviana, fue tan poco convencional como célebre. Cuando ella tenía 29 años y él apenas 19, comenzaron una relación que escandalizó a su familia, especialmente a su padre, con quien ya mantenía una relación conflictiva. Fue, como él mismo la describió en sus memorias, El pez en el agua, una relación "rocambolesca". Vivieron su amor en secreto y se casaron en 1955, lejos de miradas indiscretas, en el distrito de Grocio Prado, al sur de Lima. El matrimonio duró nueve años, no tuvieron hijos y la relación terminó en París en 1964, cuando el escritor dejó a Julia por otra mujer: su prima hermana Patricia Llosa Urquidi. La historia con Julia fue inmortalizada en la novela La tía Julia y el escribidor (1977), una obra divertida y autorreferencial. Sin embargo, la versión de Vargas Llosa no fue la única. Julia respondió con su propio libro, Lo que Varguitas no dijo (1983), donde retrata al escritor como un hombre mujeriego, narcisista y desleal.

Patricia Llosa: su compañera de vida (y trabajo)
Apenas un año después de su separación de Julia, Vargas Llosa se casó con Patricia Llosa, su prima hermana, 10 años menor que él. Ella tenía solo 19 años y él 29. La relación, iniciada en París, no estuvo exenta de controversias familiares, pero se convirtió en la más larga y estable de su vida. Patricia no solo fue la madre de sus tres hijos —Álvaro, Gonzalo y Morgana— sino también una figura clave en su carrera. Ejerció como su secretaria, su organizadora y su equilibrio en el caos creativo del escritor. Vargas Llosa reconoció su importancia de forma pública durante su discurso ante la Academia Sueca, en 2010, cuando recibió el Nobel de Literatura: "El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable… Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico". Sin embargo, la historia de amor se desmoronó en 2015, en medio de un escándalo mediático. Apenas unos meses después de haber celebrado su 50 aniversario de boda con una fiesta familiar en Nueva York, el escritor puso fin al matrimonio. Aquel giro sorprendió tanto a su familia como a la opinión pública, que pronto descubrió el motivo detrás de la ruptura: Isabel Preysler.

Isabel Preysler: el romance más mediático
A partir de 2015, Vargas Llosa vivió una nueva etapa sentimental al lado de la socialité filipina-española Isabel Preysler, conocida también por haber sido esposa del cantante Julio Iglesias. Se conocían desde hacía décadas —ella lo entrevistó para Hola en 1986— pero no fue hasta 30 años después cuando surgió entre ellos una relación sentimental. El noviazgo convirtió a Vargas Llosa en protagonista recurrente de la prensa del corazón. Lejos de incomodarle, el autor asumió el revuelo con cierta ironía: "Si ese es el precio que tengo que pagar por estar con la mujer de la que estoy enamorado, lo pago. Con resignación, no con entusiasmo". A pesar de los rumores constantes de boda, nunca se casaron. La relación terminó a fines de 2022, tras ocho años juntos.

Y un desamor... García Márquez y el puñetazo que cruzó el amor y la literatura
Uno de los episodios más misteriosos y comentados en la vida de Vargas Llosa fue el puñetazo que le propinó a su colega y amigo Gabriel García Márquez en 1976, en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. La imagen del colombiano con el ojo morado se volvió icónica. ¿El motivo? Nunca se aclaró del todo. La frase atribuida al peruano —"Eso que hiciste a Patricia no se hace"— dejó entrever que se trataba de un conflicto relacionado con su entonces esposa. Sin embargo, Vargas Llosa jamás confirmó la historia. Tras la muerte del Nobel colombiano, en 2014, dijo: "Hicimos un pacto de caballeros para no alimentar la chismografía. Él lo cumplió. Y yo lo voy a cumplir también". El legado de Mario Vargas Llosa trasciende lo literario. Fue un hombre que vivió con intensidad, que amó sin temor al escándalo y que transformó sus vivencias en literatura. En sus obras y en su vida, el amor —con todas sus contradicciones, conflictos y euforias— fue siempre protagonista.
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