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El testamento de Gene Hackman al descubierto: batalla legal, luces y sombras por su herencia

Los abogados, esos actores secundarios del gran teatro de la herencia, se encargarán de que la historia no termine en un simple fundido a negro. Mientras tanto, la función está así alrededor de la última morada de Gene Hackman, bajo el cielo abrasador de Santa Fe. Allí la muerte llegó dos veces antes de que el polvo tuviera tiempo de asentarse. Primero, Betsy Arakawa, su esposa, cayó víctima de un hantavirus tan raro como letal. Siete días después, el actor, doblemente oscarizado, la siguió, traicionado por un corazón que había latido durante 95 años con la misma intensidad con la que interpretó a Harry Caul o al despiadado sheriff de Los Imperdonables. Su casa, ahora silenciosa, quedó como un escenario vacío, sin protagonistas, pero con un último guion aún por revelarse: su testamento.

Un testamento con interrogantes

El Daily Mail, siempre ávido de historias con sangre de herencia y pólvora de abogados, filtró el contenido de su última voluntad. Ochenta millones de dólares, nada menos, que habían sido puestos bajo el manto de un trust y designados íntegramente a Betsy, la esposa ya fallecida. Pero el drama comienza donde termina la lógica.

Si Betsy ha muerto antes de poder reclamar su parte, ¿quién se queda con el tesoro? En el papel, su testamento es generoso con la comunidad: todo lo que quedase sin destinatario iría a una fundación de beneficencia. Palabras nobles, sin duda, pero entre los márgenes de este documento hay sombras alargadas: tres hijos de un matrimonio anterior, tres posibles herederos que, hasta ahora, parecen haber sido borrados de la ecuación.

Christopher, Leslie Anne y Elizabeth Jean, frutos de la unión entre Hackman y Faye Maltese, su primera esposa, no aparecen en la última versión conocida del testamento. Quizá alguna vez estuvieron. Quizá no. Lo cierto es que la fortuna de su padre ahora descansa en manos de Avalon Trust, una entidad tan opaca como los misterios que rodean el documento. Y cuando hay dudas, siempre hay abogados afilando sus garras.

Memoria y olvido

Más allá de la danza de cifras y firmas, un detalle inquietante se cierne sobre la validez del testamento: la fecha en que fue firmado. Según el tabloide británico, el documento lleva la rúbrica de Hackman desde el 7 de junio de 2005, pero en los últimos años, el actor vivió bajo la sombra de una enfermedad que devora los recuerdos y la voluntad: el Alzheimer.

La pregunta es inevitable. ¿En qué momento exacto la memoria de Gene Hackman dejó de pertenecerle? Si el testamento fue modificado después del diagnóstico, cualquier juez podría considerar que su voluntad había sido manipulada. Y si alguien ve la posibilidad de impugnar, la batalla legal no tardará en estallar.

Los hijos, la viuda y la niebla de la ley

El primer golpe ya ha sido lanzado. Christopher, el hijo mayor, ha contratado a un abogado especialista en litigios sobre herencias y trusts. Según una fuente citada por el Daily Mail, este movimiento indica que la guerra está en marcha. "Si ha buscado un abogado de alto nivel, es porque hay problemas. Y si hay problemas, es porque hay dinero de por medio", murmura el informante en la sombra.

Las hermanas, en cambio, han permanecido en un discreto segundo plano. Leslie Anne, la hija de en medio, aseguró a la prensa que no había visto a su padre en meses, pero que la relación era buena. "Todo estaba bien. Tenían un matrimonio maravilloso", dijo, aunque su voz dejó entrever un aire de resignación.

Pero los matrimonios maravillosos no necesariamente escriben testamentos justos. En 1991, Hackman y Betsy Arakawa unieron sus destinos, pero nadie sabe si lo hicieron con la firma de un contrato prenuptial o postnupcial. Si no lo hubo, los hijos del actor podrían encontrarse ante una muralla legal difícil de escalar. Si sí lo hubo, la clave de su herencia podría estar escondida en algún cajón de Avalon Trust.

Las casas vacías tienen ecos largos. Ahora, en la mansión de Santa Fe, solo queda el peso de una historia inconclusa. Un testamento con cláusulas difusas, un fondo fiduciario que levanta sospechas y tres hijos que, de un día para otro, han quedado fuera del cuadro. La voz de Gene Hackman ya no está para aclarar si su última voluntad fue un acto de amor, de olvido o de imposición ajena.

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