Tenía 18 años y apuraba sus vacaciones antes de ingresar en la universidad de Oxford para estudiar Filología Inglesa. Un futuro brillante que quedó truncado el pasado día 19, cuando el yate en el que viajaba con su padre, Mike Lynch, su madre, Angela Bacares, naufragó en la costa de Sicilia. Los equipos de búsqueda han recuperado este viernes su cuerpo. Era la última persona desaparecida del naufragio del Bayesian, el velero que se hundió el lunes pasado en el mar frente a Porticello, en Palermo, tras un fuerte tornado.
Hannah era la hija más pequeña del matrimonio, tenía una hermana, de 21 años. Muy unida a su familia, celebraba la libertad de su padre después de un año de arresto domiciliario por un presunto delito de fraude, del que quedó absuelto el pasado mes de junio. A última hora de este jueves, la joven era la única desaparecida tras el rescate de 15 supervivientes y el hallazgo de cinco cadáveres, entre ellos el de su padre. Los equipos de rescate aseguran que las probabilidades de que siga con vida son casi nulas.
Hannah había terminado sus estudios en la prestigiosa Escuela Superior Latymer en Hammersmith y sus compañeros y profesores están desolados: "Estamos todos increíblemente conmocionados por la noticia de Hannah". Mantenía un perfil muy discreto pero se sabe que destacaba especialmente en todo lo relacionado con las letras. Ganadora de varios premios literarios como joven escritora, también había logrado el premio William C. Smith de poesía. "Era una supernova y una feminista acérrima", ha dicho una de sus amigas a The Times. "Hannah era gentil y amable, a la vez que divertida y una lectora voraz. Decía que había heredado la inteligencia de su padre".
Su madre, una de las supervivientes
La viuda de Mike Lynch y madre de Hannah, Angela Bacares, ha sido una de las 15 supervivientes del naufragio. Se encuentra "en estado de shock" y está siendo atendida por un equipo de especialistas. Se encuentra alojada en un hotel próximo al puerto de Porticello. En sus primeras declaraciones tras el suceso, ha relatado el terror que sintió durante el hundimiento del velero.
Alrededor de las 5 de la mañana del pasado lunes, Bacares notó una ligera inclinación en el barco que la despertó. Todo parecía marchar con normalidad, pero el desastre no hacía más que empezar. Los cristales de diferentes zonas de la embarcación no tardaron en romperse, al igual que el mástil principal del velero, lo que provocó que comenzara a hundirse. Bacares afirma que varios se levantaron para ver qué sucedía, pero no le dieron importancia hasta que fue demasiado tarde.