La noticia de que el emérito ha demandado a Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria, por declaraciones "difamatorias, injuriosas y reprobatorias" ha conmocionado al mundo mediático; es decir, ha resucitado todas las historias en torno al antiguo monarca. A sus 87 años, la demanda ha marcado un punto de inflexión en la relación entre la Familia Real (el rey Juan Carlos pertenece a ella junto a su hijo, la reina Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía y la reina emérita). Los personajes que han sido parte de su entorno durante años, empezando por sus amantes, han vuelto a ponerse de actualidad.

Una de las reacciones más sorprendentes ha sido la de Bárbara Rey. La conocida vedette y ex amante del antiguo monarca no ha tardado en criticar públicamente la decisión del emérito. La demanda, que busca una compensación económica de 50.000 euros, se debe a las declaraciones de Revilla sobre Juan Carlos I durante los últimos tres años, en las que lo acusaba de corrupción y otras irregularidades. Es la primera vez en la historia del rey emérito que decide tomar medidas legales para defender su honor de una manera tan directa, y el acto no ha pasado desapercibido. La noticia (junto a la publicación de sus memorias) ha revivido la figura de Juan Carlos I, quien en los últimos meses había mantenido un perfil bajo y se había refugiado en su exilio en Abu Dabi, si exceptuamos alguna portada de Hola y viajes a Sanxenxo.

Sin embargo, Bárbara Rey, quien mantuvo una relación sentimental intermitente y en cierto modo económica con el emérito, y ha sido una figura recurrente en los escándalos relacionados con la monarquía española, con portadas, platós y demás escándalos amplificados, ha opinado de forma tajante sobre el asunto. La actriz y cantante, famosa no solo por su trabajo o su matrimonio con Ángel Cristo sino por su vinculación con el antiguo monarca durante su reinado y por sus propias peripecias mediáticas, no ha mostrado simpatía alguna hacia la acción judicial emprendida por Juan Carlos I. En declaraciones de este mismo martes, Bárbara Rey ha calificado de senil al emérito, sugiriendo que su edad es la responsable de una reacción tan impulsiva y desmesurada ante las declaraciones de Revilla: "¡Cómo le afecta la edad!", ha exclamado Bárbara Rey, visiblemente sorprendida por la decisión de Juan Carlos I de demandar a un político como Revilla. "Él ha sido siempre una persona con mucho poder, siempre ha sabido moverse en los círculos correctos. Pero ahora, parece que la edad le ha llevado a tomar medidas que, sinceramente, no entiendo", añadió la ex vedette, quien no ha ocultado su descontento por la situación.

Las palabras de Bárbara Rey, tan directas y contundentes, no solo apuntan a la decisión del rey emérito de llevar a cabo una demanda, sino también a la manera en que el tiempo y los años de escándalos han afectado a la figura pública de Juan Carlos I. La relación de Bárbara con el emérito es conocida por ser una de las más comentadas en la prensa española, marcada por la controversia y el misterio durante años. Hay incluso una serie de televisión.

La vedette, que se ha mantenido en el ojo del huracán por su vinculación con quien fue principal figura de la monarquía, parece no tener reparos en ofrecer su juicio acerca de las acciones del hombre con quien estuvo involucrada. Juan Carlos I ha estado menos presente en la vida pública durante mucho estos años de estancia en Abu Dabi, donde no paga impuestos al no tener en España su residencia fiscal.

Su hijo le retiró la asignación tras los escándalos de corrupción que sacudieron su imagen en los últimos años de su reinado. Luego llegó su decisión de residir en los Emiratos Árabes Unidos. Su demanda contra Revilla ha sido vista como una inesperada intervención del rey emérito, quien en su reclusión había estado manteniendo un perfil bajo, lejos de las luces mediáticas. La figura del antiguo monarca, una vez poderosa y admirada, ha sido puesta en duda por diversos sectores de la sociedad española, lo que hace aún más sorprendente este regreso a la arena pública a través de una batalla legal.

Por su parte, Miguel Ángel Revilla ha defendido sus comentarios, asegurando que sus palabras fueron fruto de la indignación por los casos de corrupción que marcaron los últimos años del reinado de Juan Carlos I. Según Revilla, sus críticas no fueron personales, sino una reflexión sobre la situación de la monarquía que representaba Juan Carlos, lejos de la ejemplaridad; hasta los escándalos, en España era una institución que, para muchos, fue ejemplar pero después su imagen fue contaminada y por don Juan Carlos.

El enfrentamiento entre el ex monarca y Revilla, al que ahora se suma el juicio de Bárbara Rey, pone en evidencia el malestar y las tensiones que aún existen alrededor de la figura del rey Juan Carlos I. En un momento en el que la familia real intentaba mantener un perfil bajo con respecto al anterior jefe del Estado, la acción judicial del emérito ha resucitado las polémicas que le han acompañado durante décadas.

El ataque de Bárbara Rey, al calificar de senil a Juan Carlos I, resalta la complejidad de la relación entre esa controvertida etapa de la monarquía y los personajes que han estado cerca de ella a lo largo de los años. Esta demanda es solo la punta del iceberg de una historia de enredos, secretos y luchas de poder que sigue captando la atención del público. Si algo ha quedado claro, es que Juan Carlos I, pese a los años y las controversias, no está dispuesto a dejarse despojar de su relevancia mediática.

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