El duque de Westminster, Hugh Grosvenor, uno de los hombres más ricos del Reino Unido y amigo cercano de los príncipes Guillermo y Harry, ha anunciado que espera su primer hijo junto a su esposa, Olivia Henson. El nacimiento, previsto para el próximo verano, no solo representa la llegada de un nuevo miembro a una de las familias más poderosas del país, sino que también reabre un viejo debate sobre la desigualdad de género en la aristocracia británica.

En el Reino Unido, los títulos nobiliarios suelen heredarse por primogenitura masculina, es decir, pasan al hijo varón mayor del titular actual. Si no hay descendencia masculina, el título puede extinguirse o, en contadas ocasiones, transmitirse a una hija si así se estableció en su concesión original. Esto explica por qué Hugh Grosvenor se convirtió en el séptimo duque de Westminster tras la muerte de su padre, Gerald Grosvenor, a pesar de tener dos hermanas mayores, Lady Tamara y Lady Edwina, quienes solo recibieron el título de Lady, sin derecho a heredar el ducado.

Si el futuro hijo del duque de Westminster es una niña y no tiene descendencia masculina, el título probablemente pasará a un pariente varón más cercano, manteniendo intacta una tradición que ha resistido incluso en un país que ha tenido dos reinas legendarias como Victoria e Isabel II.

Un debate inconcluso sobre la igualdad nobiliaria

El debate sobre la sucesión en la nobleza británica no es nuevo. En los últimos años, ha habido intentos por modernizar estas leyes consideradas arcaicas. En 2024, la diputada conservadora Harriet Baldwin propuso un proyecto de ley para eliminar la preferencia masculina en la herencia de títulos nobiliarios, alineando la sucesión aristocrática con el principio de igualdad de género que ya rige en la familia real. Sin embargo, la iniciativa quedó en el aire tras la disolución del Parlamento en mayo de ese mismo año. A menos que un nuevo legislador retome la propuesta, la tradición seguirá vigente, y el primogénito varón continuará siendo el único heredero legítimo de títulos como el ducado de Westminster.

La familia Grosvenor es una de las más influyentes de Gran Bretaña, con un patrimonio que supera los 10.700 millones de euros y propiedades en 60 países, incluidas extensas fincas en España. El actual duque de Westminster heredó su fortuna en 2016, tras la repentina muerte de su padre, Gerald Cavendish Grosvenor, quien profesionalizó el negocio familiar y expandió sus inversiones a nivel global.

El linaje de los Grosvenor se remonta al siglo XI, cuando Gilbert le Grosveneur llegó a Inglaterra con la conquista normanda. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión en su historia ocurrió en 1677, cuando Sir Thomas Grosvenor contrajo matrimonio con Mary Davies, heredera de unos terrenos pantanosos en el centro de Londres que con el tiempo se convertirían en algunas de las zonas más exclusivas de la capital británica. Fue la reina Victoria quien, en 1874, concedió a la familia el título de duque de Westminster, consolidando su estatus en la aristocracia. Desde entonces, cada generación ha trabajado para mantener y expandir su fortuna, algo similar a lo que ocurrió con el ducado de Cornualles, que el rey Carlos III transformó en un próspero negocio antes de que su hijo, el príncipe Guillermo, lo heredara.

La 'Ley Charlotte' y el precedente en la monarquía

Si bien la nobleza británica sigue aferrada a la primogenitura masculina, la monarquía ha dado pasos hacia la igualdad. En 2013, poco antes del nacimiento del príncipe George, se aprobó una reforma histórica que eliminó la preferencia por el varón en la línea de sucesión al trono. Gracias a esta modificación, la princesa Charlotte, segunda hija de los príncipes de Gales, mantiene su lugar como tercera en la línea de sucesión, a pesar de tener un hermano menor, el príncipe Louis. Esta reforma, conocida informalmente como la Ley Charlotte, corrigió injusticias del pasado, como las sufridas por la princesa Ana, quien fue relegada en favor de sus hermanos menores, los príncipes Andrés y Eduardo. Sin embargo, mientras la monarquía avanza hacia la paridad, la nobleza británica sigue anclada en normas centenarias. Si el futuro hijo del duque de Westminster es una niña, su apellido será sinónimo de poder y riqueza, pero no de legado. La pregunta es: ¿cuánto tiempo más resistirá la aristocracia antes de adaptarse a la modernidad?

Hugh Grosvenor y Olivia Henson se dieron el 'sí, quiero' en la catedral de Chester, celebrando así una de las uniones más poderosas del país. La fortuna del duque gira en torno a los 14.000 millones de euros, una cantidad que reparte entre sus negocios.

Hugh Grosvenor posee (entre otras propiedades repartidas por el mundo, incluida España) más de 50.000 hectáreas de terrenos por el norte de Inglaterra y las Highlands escocesas, donde la niebla parece pertenecerle tanto como los campos. Sin embargo, en un gesto que recuerda a esos nobles ilustrados que querían dejar algo más que apellidos resonantes, el duque ha comenzado un ambicioso estudio ambiental, tal y como informábamos el pasado mes de enero.

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