Casas Reales

Máxima de Holanda y el rey Guillermo blanquean el cuestionado régimen keniata con su polémica visita a Nairobi

Mientras las dulces crónicas de sociedad comentan el atuendo de la reina Máxima de Holanda en la cena de gala de este martes (si lleva falda con encaje de guipur, lazo de diamantes o por qué ha escogido tu tiara de zafiros), el viaje a Kenia del rey Guillermo y su esposa levanta ampollas. La versión oficial dice que Guillermo y Máxima están allí para estrechar lazos con el presidente William Ruto, y su esposa, Rachel.

El mandatario keniata y su mujer han recibido a los Reyes de Países Bajos en la Casa de Estado en Nairobi. Este viaje de Estado, sin embargo, ha estado envuelto en una serie de controversias que han suscitado críticas tanto en su país como en el ámbito internacional. La visita coincide con denuncias de violaciones de derechos humanos en la nación africana y ha puesto en tela de juicio la sensibilidad y el criterio del monarca neerlandés y su consorte al mantener su agenda en medio de circunstancias tan delicadas.

Durante la estancia de los reyes en Kenia, el país enfrenta serias acusaciones relacionadas con abusos de derechos humanos, incluyendo detenciones de opositores y críticos del gobierno, secuestros de jóvenes por publicaciones en redes sociales consideradas ofensivas hacia el presidente y una violenta represión de manifestantes que protestan contra el aumento de impuestos y la corrupción. En este clima de tensión, más de 20.000 kenianos firmaron una petición en Change.org solicitando la cancelación de la visita real. Además, el gobierno neerlandés recibió más de 300 correos electrónicos pidiendo la suspensión del viaje; sin embargo, la visita se desarrolla según lo planeado.

Encuentro con el presidente y su esposa

El rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima han blanqueado con su visita las tropelías: han sido recibidos oficialmente por el presidente keniano, William Ruto, y su esposa. Este encuentro ha sido objeto de escrutinio debido a las acusaciones que pesan sobre el gobierno de Ruto en relación con la represión de opositores y la limitación de libertades civiles. La decisión del monarca de seguir adelante con la visita, a pesar de las circunstancias, ha sido percibida como una muestra de apoyo tácito a un régimen cuestionado por su historial en derechos humanos.

La falta de empatía demostrada por los reyes al no abordar públicamente las preocupaciones sobre los derechos humanos en Kenia ha generado descontento. Amnistía Internacional instó a ambos países a colocar los derechos humanos en el centro de la visita y a abordar las violaciones recientes, enfatizando la necesidad de responsabilidad y justicia para las víctimas.

Antecedentes de insensibilidad

Esta no es la primera vez que los Reyes de Holanda se ven envueltos en polémicas relacionadas con su aparente desconexión de las realidades sociales y políticas. En diciembre de 2024, durante una visita privada a Málaga, España, coincidieron con una tragedia en La Haya, donde una explosión en una vivienda dejó varios muertos y heridos. Aunque emitieron un comunicado expresando sus condolencias, muchos ciudadanos consideraron insuficiente su respuesta y criticaron que no cancelaran su agenda privada para atender la crisis en su país.

Además, durante sus vacaciones en Argentina en las mismas fechas, se cuestionó el uso de un jet privado para desplazarse internamente, lo que generó un intenso debate sobre el impacto ambiental y la desconexión de los monarcas con los problemas actuales de su nación.

El viaje de los reyes de los Países Bajos a Kenia y su encuentro con el presidente William Ruto ha puesto de manifiesto una preocupante falta de sensibilidad y criterio por parte del monarca y su esposa. Al ignorar las denuncias de violaciones de derechos humanos y mantener su agenda sin considerar el contexto político y social del país anfitrión, Guillermo Alejandro y Máxima han enviado un mensaje equivocado que socava los valores democráticos y de respeto a los derechos fundamentales que deberían promover. Es imperativo que la realeza neerlandesa reflexione sobre sus acciones y adopte una postura más consciente y responsable en futuras visitas internacionales.

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