Una de las correlaciones más importantes que tiene que tener en cuenta el inversor en bolsa es la que existe entre este activo y los cruces de divisas. Las empresas del parqué que tienen exposición fuera de la zona euro tienen una correlación inversa con el comportamiento de la moneda, ya que sus ingresos merman cuando la divisa de la eurozona se fortalece, y los inversores en renta variable venden cuando esto ocurre, haciendo que la bolsa caiga.
Así, el comportamiento de la moneda es importante para tratar de comprender los movimientos de la bolsa y, en este sentido, los avances que ha experimentado el euro durante los últimos días obligan al inversor en renta variable a tener un ojo puesto en ella. Si bien la semana arrancó con caídas para la divisa común, que cedió frente al dólar durante las sesiones del lunes y del martes, el miércoles logró cerrar con una ligera subida; desde entonces, los avances se aceleraron: el jueves sumó un 0,7% en el parqué frente al dólar, una subida que continuó el viernes, cuando repuntó más del 0,9% en ese cruce, y volvió a cotas por encima de los 1,21 dólares por primera vez en más de 3 años: no se alcanzaban estos niveles desde diciembre de 2014. Si bien esto podría haber sido un problema para los alcistas en bolsa europea, esta semana no ha sido así.
El avance del jueves se produjo tras publicarse las actas de la reunión de diciembre del Banco Central Europeo (BCE), aquella en la que Mario Draghi, presidente de la entidad, explicó que el organismo ha mejorado las estimaciones macroeconómicas para la eurozona, especialmente la que concierne al crecimiento económico de la región para el año 2018 -las incrementaron 5 décimas, desde el 1,8% hasta el 2,3%-. El documento que recoge las discusiones que se produjeron en el seno de la entidad mostró un fuerte optimismo por parte de los políticos monetarios de la eurozona, ya que de la reunión se desprende que la institución considera que su lenguaje debería "adaptarse a la nueva orientación de la política monetaria", ante las mejores perspectivas macroeconómicas para la región.
El final de los estímulos se aproxima en Europa, y el euro está dando más importancia a esta situación que el dólar a las subidas de tipos de la Reserva Federal (Fed). Al menos así lo creen desde Deutsche Bank, quienes explican que "el dólar no está respondiendo ya a las subidas de tipos de la Fed porque ya está puesto en precio casi todo lo que tiene que ver con la salida del QE. La cesta ponderada del dólar se fortaleció un 25% desde que el ciclo de una política monetaria más restrictiva arrancó en 2013. El euro solo ha subido un 10% desde que comenzó el tapering, lo que sugiere que la sensibilidad del euro al BCE probablemente siga siendo más alta que a la de la Fed".
El viernes, sin embargo, el repunte llegó por otra vía: Angela Merkel logró un principio de acuerdo con Martin Schulz, del partido Socialdemócrata, para formar un gobierno de coalición en el país, algo que llevaba generando incertidumbre en los mercados desde las elecciones, en septiembre de 2017.
Desde el punto de vista técnico, es especialmente sintomático que, al cierre semanal, el euro consiguiera cerrar por encima de los 1,21 dólares, que además de corresponderse con la zona de máximos de 2017, coinciden con la resistencia que Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, recuerda que originó "la fase de consolidación que la divisa comunitaria ha desarrollado durante los últimos meses".
La superación de este nivel confirma "la reanudación de la tendencia alcista", según el analista del portal de estrategias de inversión de elEconomista, quien incide, eso sí, en que no se puede descartar que el euro corrija parte de las subidas de los últimos días en el corto plazo, antes de seguir avanzando.
Con corrección previa o sin ella, el siguiente objetivo técnico de la moneda común para Cabrero son los 1,235 dólares, quien defiende que, a largo plazo, la meta hay que buscarla en los 1,32 dólares.
El jueves la correlación entre el euro y la renta variable no dio muchas sorpresas: aunque el BCE reflejó optimismo con sus actas y la probabilidad que recoge Bloomberg para el momento en el que producirá la subida de tipos en la eurozona se adelantaron hasta diciembre de 2018, las bolsas no fueron capaces de cerrar en verde: sólo el Ibex y el Ftse Mib italiano consiguieron subir, entre los índices más importantes. El viernes, sin embargo, la fotografía fue distinta: todos los grandes selectivos de la eurozona cerraron con avances importantes, apoyados en el buen momento que está viviendo la banca, que se está beneficiando de que se anticipe la previsión de subida de tipos en la Eurozona, y de que la renta fija haya reaccionado con caídas en precio durante los últimos días.
Sin embargo, al otro lado del Atlántico, en Wall Street, sí se confirmó la correlación entre la divisa y la bolsa, tanto el jueves como el viernes, ya que, mientras el dólar caía en sus principales cruces, los grandes índices del país, el S&P 500, el Dow Jones y el Nasdaq subían, a media sesión del viernes, más del 0,5% en todos los casos, impulsadas, según se explica desde Bloomberg, precisamente por la debilidad que está viviendo el dólar estadounidense.
En este contexto de avances para el euro, es importante tener en cuenta quiénes son las empresas del Viejo Continente que se ven más afectadas por ello. Tomando el índice EuroStoxx 50 como referencia, desde Bloomberg señalan los cinco valores que reciben la mayor parte de sus ingresos por su negocio en Estados Unidos: se trata de Koninklijke Ahold, con un 48% de exposición al país; Sanofi, con un 36,6%; SAP, con un 32,2%; Schneider Electric, con un 27,9% y LVMH, con un 26,6%.
El comportamiento que tuvieron estas firmas, grandes dependientes de sus ingresos en Estados Unidos, el pasado viernes, demuestra cómo el euro fuerte no está siendo suficiente para paliar el optimismo que se está viendo en la bolsa europea: con la única excepción de SAP, las otras cuatro fimas cerraron la sesión en verde, y no sólo eso, si no que se anotaron avances que superaron el 1% en todos los casos.