La banca española tiene dos escudos para mantener su 'era dorada' con los tipos en retroceso
- Bank of America defiende que reducirán un 50% su exposición a los tipos de interés
- El consenso de los analistas da por hecho que sus resultados serán mejores en 2024
Álvaro Moreno
La banca sureña ha sido la gran ganadora de la frenética subida de los tipos de interés. En particular las entidades españolas e italianas se han encontrado con una enorme ventaja competitiva que ha provocado que entren en una auténtica 'edad dorada'. Según los expertos de S&P Global, las firmas de estos dos países "son más sensibles a un aumento del 'precio del dinero' por parte del BCE gracias a su mayor margen de intereses". Esta situación ha provocado que la banca 'patria' logre un beneficio histórico de 26.335 millones de euros en 2023 (un 26% más que el año anterior). Pero las compañías, conscientes de que deben aprovechar este momento y prepararse, ya estarían levantando un escudo financiero para cortar esta conexión y anticiparse desde la abundancia para una caída de los tipos.
Esto es lo que opinan los expertos de Bank of America que, en su último informe, detallan que estos bancos están muy bien posicionados para una era 'pos-tipos altos' debido al trabajo que estarían realizando ahora mismo. Según la firma, tanto las españolas como las italianas habrían reducido su exposición a los márgenes por intereses en un 50%. El margen de intereses es el ratio clave para medir el impacto que puede suponer los movimientos de un banco central y se calcula a través de la diferencia entre los ingresos financieros (créditos del banco, hipotecas… etc) y los costes financieros (depósitos remunerados, financiación propia… etc).
En 2023, según los datos del BCE, en España esta ratio es una de las más altas del continente, situándose en un 2,5% frente al 1,6% de media europea. En el caso de Italia, esta se sitúa en el 1,9%. Otros ejemplos son Alemania o Francia, para los cuales apenas es del 1,1%y del 0,9% respectivamente. Esta diferencia, y el hecho de que las entidades de otros países estaban más centradas en su negocio no minorista, ha sido fundamental para entender el diferencia entre ambas. Sin embargo, aunque esto supone una ventaja clave en los momentos en los que los tipos de interés son altos, diferentes expertos advierten de que hay claros riesgos de esta situación. Felipe Sánchez Col, profesor de Edem, explica que "si el BCE tiene que bajar los tipos rápidamente, esto puede provocar un auténtico roto en los bancos (al estar tan expuestos), si no hacen nada para evitarlo".
La posibilidad de un descenso rápido en el precio del dinero, aunque cada vez parece más difícil, está sobre la mesa y las entidades no quieren jugar a la 'ruleta rusa' con esa opción. A pesar de que los ánimos se están templando a pasos acelerados en los mercados, a medida que los datos económicos dan más argumentos a Lagarde para mantener alto el precio del dinero y la inflación no termina de decrecer, la realidad es que los recortes parecen un hecho. Según el mercado de swaps en torno a los tipos de interés, el consenso se centraría en un primer recorte de 25 puntos en junio (una puerta que ha abierto en público la propia Christine Lagarde) para acabar sumando entre tres y cuatro movimientos más en el año con una caída de más de 100 puntos.
Debido a ello se han refugiado en dos instrumentos para 'insensibilizarse' y crear un auténtico muro para que su mayor fortaleza no se transforme en el motivo de su caída. Los expertos de Bank of America señalan dos herramientas. Por un lado la cartera COAP (o ALCO en inglés) y, por otro, el mercado de swaps. Respecto al primero, este recurso se traduce como Comité de Activos y Pasivos y es uno de los principales mecanismos con el que cuenta la banca para afrontar esta clase de situaciones. Los expertos de BBVA señalan que se trata de una estructura que "gestiona una cartera de activos financieros compuesta principalmente por bonos gubernamentales".
Esta exposición a bonos (especialmente a medio plazo, como tres años) busca "reducir riesgos estructurales". Entre estos riesgos está el de liquidez, aunque el más importante para este respecto son los "derivados de los movimientos del tipo de interés". Este comité estructura su cartera para protegerse utilizando activos de las "alteraciones en sus márgenes financieros que estos puedan provocar". En otro orden de cosas, en eras de mayor estabilidad monetaria este instrumento salta más a la palestra por su utilidad para gestionar los problemas derivados del tipo de cambio. Por otro lado están los swaps de tipos de interés, para gestionar riesgos a través de intercambios de flujos de efectivo. De este modo y con estas dos herramientas los bancos sureños ya estarían en una posición envidiable para afrontar el desafío que va a suponer descender la montaña de los tipos de interés.
Un mercado laboral fuerte
Además el fuerte desempeño de la economía española (y sureña) habría supuesto que una de las grandes amenazas para que su "sólida posición" se tambalee, haya quedado reducida de forma crítica. El mercado laboral está manteniendo fuera de una zona de peligro la tasa de morosidad. Ante una subida de tipos tan rápida y, por lo tanto, una subida del euribor, sería muy común imaginar que un mayor número de hipotecados se encontraron de pronto con serios problemas para hacer frente a su hipoteca y los bancos podrían anotarse un golpe inesperado a través de los impagos.
Sin embargo, un fuerte mercado laboral está atando en corto esta situación. Según datos del Banco de España en 2022 se llegó a un mínimo de 2008 en la tasa de crédito dudoso en el 3,5%, una barrera que rompió a la baja en 2023 muy ligeramente, pasando de 43.000 millones de euros en esta categoría a cerca de 41.860 millones. Una bajada mientras los tipos estaban en todo lo alto y con el euribor pasando de territorio negativo al 4,1% en año y medio. Todo esto a pesar de que el entorno macroeconómico y monetario hacia pensar en una posible debilidad económica que acabase afectando al empleo y en, segúnda instancia, a la morosidad. Es por ello que un informe de Accuracy mostraba a mediados de 2023 que la banca se preparaba para este escenario con un incremento del 36% de las provisiones. Sin embargo, la creación de puestos de trabajo no solo no se ha resentido, sino que ha sido una de las mejores de toda Europa.
"La creación de empleo en la periferia probablemente es la sorpresa alcista más fuerte que se ha visto en los últimos dos años", explicaba Citi en un reciente informe. En ese sentido, el INE ha mostrado como España ha sido el mayor creador de empleo entre los grandes países de Europa, con 782.000 nuevos puestos de trabajo en todo 2023 y con un crecimiento del 3,8% en el número de ocupados, hasta los 21,25 millones de personas. "Aunque parezca contraintuitivo, si no hay destrucción de empleo es difícil que afecte a la mora, porque al final con la vivienda son pagos que los usuarios priorizan este pago".
Seguirán los beneficios récord
Pero, volviendo a la estrategia de la banca de ' independizarse' de los tipos de interés, desde S&P Global señalan que esta tendencia es algo que la banca lleva avanzando desde finales del año pasado. Al margen de las estrategias de 'blindaje' la agencia señala que la banca intentará también compensar la pérdida de esta ventaja estratégica con "un impulso de los ingresos por comisiones". Un movimiento que se notará más en otros países de todo el continente, pero que se instalará en el negocio en su conjunto. Un punto de vista con el que coinciden los expertos de Deutsche Bank, que afirmaban que "la creación de riqueza, las modestas oportunidades de revaloración de las comisiones bancarias, los vientos de cola en los mercados de capitales y un cambio continuo hacia las tarjetas de crédito impulsarán los ingresos por comisiones de los bancos europeos".
Todos estos motivos han permitido al mercado dar por hecho que la banca europea y, particularmente, la sureña, podrá seguir en la 'pole position' nuevamente incluso con las condiciones a su alrededor empeorando. El consenso de los analistas de Bloomberg estima que los ingresos de las seis principales firmas españolas (BBVA, Santander, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) se incrementarán un 4,59% de cara a 2024, mientras que los beneficios harán lo propio un 1,75%. Aunque el avance es pequeño, esto permitiría al sector aguantar en lo más alto y volver proclamar unos resultados históricos mientras Lagarde baja los tipos.
Carola Saldias, analista de Scope Ratings, coincide en que 2024 seguirá siendo un año de bonanza. "Los costes operativos están bien contenidos, los bancos alcanzaron sus objetivos de eficiencia y la mayoría de los bancos aplicaron recientemente medidas de reestructuración que perseguían nuevas mejoras en sus estructuras de costes, que ahora están empezando a dar resultados" Por este motivo "esperamos que esta tendencia siga siendo favorable en 2024, ya que los ingresos siguen permitiendo a los bancos absorber costes ampliamente".
En ese sentido, Salidas da por hecho que su negocio crediticio se estabilizará en los niveles actuales. "Esperamos que los préstamos a hogares en España se mantengan sin movimientos al menos durante la primera mitad de 2024. Los bancos con un mayor componente de préstamos hipotecarios y minoristas deberían experimentar un aumento contenido del coste del riesgo debido al efecto de una menor base de préstamos. Los préstamos comerciales y a PYME deberían empezar a crecer de nuevo a medida que tanto los tipos de interés como la inflación muestran una tendencia a la baja, sobre todo a partir del segundo trimestre de 2024".
Un balance que permitiría al sector afrontar una etapa de "riesgos limitados". Sin embargo, la experta señala que el peligro existe dado que "la revalorización de los activos tras las subidas de los tipos de interés continuó siendo el principal factor de impulso a los ingresos netos por intereses, aunque a un ritmo más lento, ya que se pueden empezar a notar los mayores costes de los depósitos". Sin embargo, esto no sería suficiente para perturbar a las entidades, que ya se habrían preparado adecuadamente para hacer frente a un momento crítico, con el BCE bajando tipos.