Por muy gurú empresarial que se sea, predecir cómo responderá el mercado ante un nuevo producto es casi imposible. Mientras que unos se están forrando vendiendo taburetes que facilitan la defecación o comercializando aire embotellado, otros pensaron que la lasaña de Colgate, la Coca-cola con café o las Pringles sin grasa serían un rotundo éxito. El Museum of Failure (del inglés, Museo del Fracaso), inaugurado en Suecia el pasado siete de junio, ha recopilado una buena parte de algunas sonoras decepciones. La idea es lanzar el mensaje de que "tenemos mucho que aprender del fracaso", según explica su fundador, Samuel West, en una entrevista a Evasión.
Del mismo modo que la historia de la humanidad solo la cuentan los vencedores, el éxito empresarial es el único que sobrevive en la retina social y el único que merece ser contado, enseñado, recordado e incluso cantado como ya lo hizo el grupo sueco Abba con su single The winner takes it all. Y precisamente de ese mismo país nace el Museo del Fracaso que pretende todo lo contrario: "Ser mejores aprendiendo del fracaso".
La idea de crear este museo surgió hace un año cuando su creador visitó el Museo de las relaciones rotas en Zagreb (Croacia) que está dedicado al fracaso de las relaciones amorosas. Samuel West, cansado de todas las historias de éxito, entiende que la sociedad actual "glorifica el éxito y demoniza el fracaso" y por ello se animó a crear este museo, para defender "que necesitamos aceptar el fracaso si queremos progreso e innovación. Seremos mejores aprendiendo del fracaso".
Así esta galería cuenta con sonoros fiascos como la lasaña de Colgate, la Coca-Cola con café, el perfume de Harley Davidson, los Bic lilas o rosas para chicas o la Coke II, la apuesta que sacó la compañía en abril de 1985 para sustituir la fórmula original de su refresco insignia que perdía terreno frente a Pepsi. Algunos de estos productos son tesoros que pueden alcanzar los 1.000 dólares.
Sin embargo, West explica que el producto con el que los visitantes disfrutan más es la especie de Monopoly que sacó en los 80 el por entonces empresario inmobiliario Donald Trump, ahora Presidente de los EEUU. Este juego de mesa ya contaba con el lema 'You are fired' (del inglés 'estás despedido') que más tarde haría famosos en su programa de televisión The Apprentice. Otro de los artículos más fotografiados por el público es la máscara facial eléctrica que sacude la cara para hacerla más bella.
En cambio, el objeto preferido de Samuel West son las Pringles de olestra -sustituto de las grasas que no aporta triacilgliceroles, calorías ni colesterol-. "Estas patatas no te hacían engordar pero provocaron a mucha gente diarrea", asegura.