Por qué los billetes de avión están tan caros y lo seguirán estando
- Hay escasez de aviones y de personal tras los recortes durante el covid
- Los consumidores están dispuestos a pagar más tras años de restricciones
- O'Leary (Ryanair) espera subidas de dos dígitos en las tarifas este verano
elEconomista.es, Bloomberg
Lo peor de la pandemia ha quedado atrás, los países ya no tienen restricciones y las compañías aéreas esperan unos beneficios decentes ahora que han vuelto los viajes de negocios y de ocio. ¿Por qué, entonces, los precios de los vuelos siguen siendo tan altos?
En primer lugar, porque faltan aviones. Las aerolíneas dejaron inactivas gran parte de sus flotas porque la demanda de viajes fue tan escasa durante la pandemia que no eran necesarias. Ahora no pueden recuperarlos lo bastante rápido: se necesitan 100 horas de trabajo para poner en servicio los aviones más grandes después de haber estado aparcados.
Otra razón: los consumidores están dispuestos a pagar más por los billetes después de que se les haya negado la posibilidad de viajar, en algunos casos hasta tres años. Una encuesta realizada por Booking a más de 25.000 adultos que planeaban viajar en los próximos 12-24 meses reveló que muchos querían ser "más indulgentes" con sus itinerarios para compensar las oportunidades perdidas.
"Aunque algunos viajes puedan ser un poco más caros que antes, mucha gente sigue considerando valioso gastar en viajes", afirma a Bloomberg Marcos Guerrero, Director Senior de Vuelos en Booking.
La mala noticia para los consumidores es que es probable que los precios de los billetes se mantengan elevados durante varios años, al menos según Michael O'Leary, consejero delegado de Ryanair, la mayor aerolínea europea por número de pasajeros.
Falta de personal
Las aerolíneas sufrieron pérdidas de casi 200.000 millones de dólares durante el covid y se recortaron decenas de millones de puestos de trabajo en el sector de la aviación. Con la recuperación de los viajes ya en marcha, el sector se esfuerza por volver a contratar personal suficiente. Muchos antiguos trabajadores bien formados decidieron cambiar totalmente de carrera para ocupar puestos más estables.
La escasez ha agravado los retrasos en los mostradores de facturación de los aeropuertos, los mostradores de inmigración y las cintas de equipajes. También ha obligado a las aerolíneas a esforzarse más por atraer y retener al personal, lo que se ha traducido en mejores salarios. Esto se traduce en un aumento de las tarifas aéreas, ya que las compañías intentan recuperar los costes adicionales.
Los precios del petróleo
Los precios del combustible se han enfriado en el último año, pero el crudo sigue siendo más de un 50% más caro que en enero de 2019, lo que supone un problema para las aerolíneas, dado que el combustible es su mayor coste individual. Muchas aerolíneas, especialmente las low cost, no cubren el combustible, lo que las deja vulnerables a los picos de precios provocados por acontecimientos como la invasión rusa de Ucrania.
Las aerolíneas contribuyen con algo más del 2% a las emisiones mundiales de carbono, pero van a la zaga de casi todas las demás empresas en cuanto a compromisos para un futuro más limpio. Esto se debe en parte a que la única solución viable en la actualidad, el combustible de aviación sostenible, cuesta hasta cinco veces más que el combustible de aviación tradicional.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el sector tendrá que desembolsar dos billones de dólares para ser neutro en emisiones de carbono de aquí a 2050. Las aerolíneas tendrán que subir los precios de los billetes para hacer frente a esta situación, lo que encarecerá aún más los vuelos.
Mientras tanto, algunas de las tecnologías más novedosas que se barajan -aeronaves eléctricas y propulsadas por hidrógeno- siguen en fase de investigación y, si llegan a materializarse, resultarán caras.
Escasez de aviones
Hasta 16.000 aviones -aproximadamente dos tercios de la flota comercial mundial- quedaron inmovilizados en el momento álgido de la pandemia. Ponerlos de nuevo en condiciones de volar es una tarea ingente que implica examinar cada pieza para garantizar su seguridad. Muchos se guardaron en desiertos de EEUU y Australia, donde son menos susceptibles al desgaste, pero aun así pueden sufrir daños en el interior y los motores.
Además, los fabricantes de aviones se están quedando rezagados y la escasez de mano de obra en los subcontratistas está frenando la producción. Las sanciones impuestas a Rusia también han dificultado a Airbus, Boeing y sus proveedores la obtención de materias primas como el titanio, lo que ha elevado los precios de las piezas.
Conseguir nuevos motores es otro quebradero de cabeza. Aerolíneas como Spirit Airlines y la india IndiGo se han visto obligadas a dejar de fabricar nuevos aviones debido a la escasez de piezas y a las dificultades de los fabricantes para construir nuevas turbinas. Algunas tecnologías de nueva generación también necesitan un mantenimiento más frecuente, ya que piezas como aleaciones metálicas exóticas, revestimientos y materiales compuestos se desgastan más rápidamente.
"La capacidad es un reto", dijo O'Leary de Ryanair en una conferencia de Bloomberg este mes. "A medio plazo, la incapacidad de Airbus y Boeing para lograr un aumento significativo de la producción significa que la capacidad seguirá siendo un reto durante los próximos dos, tres o cinco años". El jefe de Ryanair espera que las tarifas suban dos dígitos este verano, tras las subidas de hasta el 15% del año pasado.
Lento retorno de China
China, la segunda mayor economía del mundo y fuente de casi 280.000 millones de dólares de gasto turístico anual antes de la pandemia, sigue recuperándose de la crisis. El gobierno mantuvo las medidas de contención del virus, como el cierre de ciudades, durante mucho más tiempo que en cualquier otro lugar, y la gente no está demasiado dispuesta a arriesgarse a viajar de nuevo, incluso después de que se abandonara el férreo protocolo 'cero covid'.
Una encuesta publicada este miércoles reveló que más del 30% de los viajeros chinos han descartado viajar al extranjero en 2023. La Asociación de Aerolíneas de Asia y el Pacífico ha afirmado que China tardará al menos un año en volver a los niveles prepandémicos de viajes aéreos internacionales. El tráfico nacional está volviendo al equivalente de 2019, pero la reapertura a mayor escala está tardando mucho más en recuperarse después de que las políticas de Pekín la dejara más aislada y fuera de onda con el resto del mundo.
La lenta reapertura de China pone nerviosas a las compañías aéreas, que no se atreven a recuperar todos sus aviones y su capacidad, lo que se traduce en un menor número de plazas en las rutas internacionales, una contracción de la demanda y una subida de las tarifas aéreas.
"Las aerolíneas aún no se han recuperado del todo de la pandemia", afirma Clint Henderson, redactor jefe del sitio web para viajeros frecuentes The Points Guy. "Los vuelos a China son un buen ejemplo. Ahora mismo hay muy pocos y los que hay tienen precios astronómicamente altos".
El problema de los puntos
Los consumidores acumularon millones de puntos y kilómetros de aerolíneas gracias al gasto en tarjetas de crédito durante la pandemia, pero está resultando difícil utilizarlos debido a la falta de disponibilidad de plazas en los vuelos.
Las aerolíneas suelen reservar únicamente unas pocas plazas para canjear con puntos, y esa fracción no ha hecho más que reducirse. También han empezado a devaluar sus puntos, dice Henderson, y añade que los consumidores deben estar atentos a las escasas oportunidades de utilizarlos. "Si ve una oferta, aprovéchela", recomienda. "Hoy en día no duran mucho".