Sanidad
Los incentivos europeos a los nuevos medicamentos revertirán en precios asequibles
- La estrategia farmacéutica abre la puerta a compras centralizadas en la Unión
Javier Ruiz-Tagle
Madrid,
La Estrategia Europea Farmacéutica ultima su recorrido legislativo con dos novedades añadidas a las que ya adelantó este medio a finales de la semana pasada. La primera de ellas tendrá que ver con la trazabilidad que se hará del dinero público que se invierta en investigación farmacéutica, mientras que la segunda buscará mejorar el acceso a dicha innovación mediante compras centralizadas voluntarias.
El marco legislativo que saldrá aprobado por la mayoría del Parlamento Europeo este miércoles asegura que una de las prioridades será apostar por la investigación de medicamentos en áreas médicas no cubiertas, como pueden ser el cáncer infantil, nuevos antibióticos o enfermedades raras. Con presupuesto comunitario se invertirá en proyectos que las farmacéuticas llevarán a cabo en estas áreas para acelerar las terapias, pero a cambio se pedirá que el precio final del tratamiento refleje la inversión pública. Es decir, que el precio final contemple una rebaja en consonancia con la ayuda europea. Esta es la síntesis de los dos principios que se aprobarán, que hablan de apuesta por la innovación y sostenibilidad de los sistemas sanitarios. Con todo, los grupos liberal y socialista instaron a introducir transparencia en este proceso.
Además, la estrategia ha incluido el potenciar el uso de los genéricos y los biosimilares para reducir la factura farmacéutica. "Esta estrategia encuentra el equilibrio entre la promoción de la investigación e innovación, el acceso a los medicamentos innovadores y la sostenibilidad de los sistemas sanitarios", explicó la ponente de la estrategia, la eurodiputada Dolors Montserrat.
En consonancia con esta medida, la estrategia farmacéutica europea abre la puerta a las compras centralizadas de estos medicamentos innovadores de forma similar a lo que se ha producido con las vacunas. Montserrat, ha sido una de las principales valedoras de esta medida. No en vano, durante su etapa como ministra de Sanidad en España ya impulsó junto al resto de países del sur el acuerdo de La Valetta, una suerte de compra centralizada para medicamentos innovadores de fuerte impacto económico.
Esta medida irá en consonancia con otra de las que ya adelantó este medio: la desburocratización de las aprobaciones regulatorias. La estrategia impulsará la aprobación al unísono de la Agencia Europea de los Medicamentos y sus homólogas nacionales. El objetivo, además de favorecer el acceso de la innovación, es acabar con las inequidades entre estados miembro en relación a cuando tienen disponible las últimas novedades terapéuticas. "No podemos tolerar que en Europa haya una brecha de acceso entre 9 y 1000 días en algunos tratamientos. Además, en los últimos 20 años, la escasez de medicamentos se haya multiplicado por veinte", añadió Montserrat.
Green Deal
Precisamente con esta escasez de medicamentos que acentuó la pandemia, la estrategia lleva incorporada una de las razones de su implementación: la fabricación local para reducir la dependencia de Asia. Eso sí, la estrategia lleva consigo un añadido que la industria que se implante en Europa para producir medicamentos debe tener en cuenta. Toda la legislación desarrollada y por desarrollar en materia de sostenibilidad del medio ambiente y protección frente al cambio climático deberá cumplirse a rajatabla por las 'big pharmas'. "La fabricación 'made in Europe' debe respetar el Green Deal de la Unión", aseveró Montserrat.
Portazo a la expropiación de patentes
La Estrategia Farmacéutica Europea ha llegado al debate parlamentario con una sola enmienda que no pudo resolverse en las negociaciones previas. El grupo de Los Verdes, apoyado por La Izquierda, ha pedido que en el texto regulatorio se incluyera la licencia obligatoria de patentes en casos de urgencia y gravedad como puede ser necesario en supuestos de pandemia, por ejemplo. Sin embargo, los tres grandes grupos de la cámara, el Partido Popular europeo, los socialistas y los liberales se opusieron a esta medida y sí que incluyeron las licencias voluntarias, es decir, compartir una patente a petición de la propia industria farmacéutica.