El efecto del apagón en el PIB que nadie vio venir: el poder de la demanda embalsada y del Spain is different

  • CaixaBank calcula una caída del 34% en el consumo ese día
  • Pero en los días posteriores esa brecha se redujo a solo un 15%
  • Se estima un golpe de 400 millones, cifra que comparte Moncloa
Las terrazas de los bares se siguieron llenando durante la jornada del apagón. Foto: iStock

Vicente Nieves, Mario Becedas

Spain is different. Este tópico tan manido y un tanto vulgar es quizá una de las mejores definiciones cortas de lo que es España: diferente. La sociedad de cualquier otro país europeo que hubiera sufrido un apagón como el que atrapó a España la semana pasada, quizá, se habría comportado de forma muy diferente. Lo cierto es que el apagón en España tuvo un impacto que nadie habría previsto: los bares se llenaron de gente consumiendo bebida y comida, y los bazares y tiendas se llenaron de clientes que entre risas y nervios buscaban linternas, radios, velas... Todo esto, que es reflejo de la cultura y la alegría española, sumado a la mayor resiliencia psicológica que otorga haber pasado por la pandemia de covid y otros eventos como la borrasca Filomena y la DANA, ha tenido su impacto en el PIB, tanto el día del apagón como los posteriores (no todo el mundo pudo comprar todo lo que quería ese día), cuando los supermercados y los comercios realizaron parte de las ventas que no se pudieron realizar el 28 de abril, ya fuera por la falta de electricidad o por el desabastecimiento. Así, frente a los primeros análisis que hablaban de una caída de hasta 4.500 millones del PIB, ahora este impacto se reduce sobremanera y, quizá, el día que haya datos certeros incluso desaparezca, pero para ello habrá que esperar.

Algunos de los primeros datos más fiables los ha aportado CaixaBank Research. Los expertos del banco catalán explican que el impacto económico del apagón que afectó a toda la península el 28 de abril de 2025 fue notable, pero menor de lo que podría haberse anticipado en un primer momento. Según el servicio de estudios de la entidad catalana, el consumo cayó ese día un 34%, al comparar los pagos presenciales con tarjeta, las retiradas de efectivo y el comercio electrónico frente al patrón habitual de gasto de los lunes. No obstante, el efecto fue muy desigual entre métodos de pago, y más importante aún, buena parte de esa pérdida se recuperó en los días siguientes a través de la demanda embalsada (lo que no se pudo comprar el día del apagón) y las nuevas necesidades que surgieron como consecuencia del mismo. Por ejemplo, familias que no tenían pensado comprar el controvertido kit de supervivencia recomendado hace poco por Bruselas o una radio a pilas, se lanzaron a las tiendas en los días posteriores.

El propio análisis de CaixaBank Research admite que los datos y los cálculos pueden ir variando, puesto esta estimación es preliminar y podría cambiar ligeramente a medida que está disponible más información. Además, resulta complicado calcular de cuánto dinero en efectivo disponían las familias, algo que también ha podido ser clave a la hora de amortiguar el golpe del mismo día del apagón. Muchas de las ventas que se realizaron en la hostelería y en los comercios fueron con billetes y monedas. Algunos establecimientos fiaron a sus clientes con la confianza de que los días siguientes regresarían y pagarían. España parecía haber vuelto al pasado en un día en el que Internet no funcionaba, los móviles solo valían para ver la hora, las calles estaban llenas de gente conversando y niños jugando, y todos los pagos se hacían con efectivo.

El mejor reflejo de todo esto se vio precisamente en la hostelería, uno de los sectores en los que se temía un mayor impacto. A las dificultades de poder abrir sin contar con luz y los problemas para cobrar, se sumaban complicaciones como la llegada de los trabajadores al establecimiento o el riesgo de que los alimentos se descongelaran y se echaran a perder. Algunos locales de Madrid expresaron sus primeros temores en diferentes reportajes periodísticos, estimando unas pérdidas iniciales de unos 20.000 euros ese día por local. Sin embargo, el buen tiempo esa jornada, un día bastante soleado, y la referida casuística española (hoy te fío, mañana no; ponme la cerveza aunque esté caliente) permitieron a muchos de ellos abrir y paliar el golpe.

Desde Hostelería Madrid se ha asegurado que el apagón"no generará pérdidas muy cuantiosas" y se ha destacado la "vocación de servicio" de los hosteleros. "Es pronto para valorar los daños del apagón, por disminución de actividad, por daños en equipamiento o por pérdida de producto no apto para la venta, aunque la dispar afectación por distritos y municipios y su diferente duración no generará pérdidas muy cuantiosas", ha remarcado la patronal de la hostelería madrileña. Asimismo, ha subrayado que los hosteleros madrileños "demostraron una vez más su vocación de servicio" en barrios y distritos con las terrazas como punto de encuentro de vecinos y residentes en un momento en el que las viviendas no disponían de energía y la comunicación telemática era imposible.

La recuperación posterior

Volviendo a la escala general, una de las claves que explican el menor impacto neto sobre el PIB es precisamente esa recuperación posterior. "El patrón de gastos observados sugiere que el descenso del gasto el lunes se vio en buena parte compensado por un gasto superior a lo normal en los días siguientes", señala CaixaBank Research. En concreto, se estima que el efecto neto del apagón quedó reducido a una caída del 15% del consumo esperado para ese día. El comportamiento de los hogares, que pospusieron compras y las realizaron en los días posteriores, ayudó a amortiguar la pérdida económica.

Otro factor que contribuyó a suavizar el golpe fue la resiliencia del comercio electrónico y los reintegros en cajeros. Aunque ambos sufrieron caídas importantes (del 54% en el caso del consumo online y del 34% en las retiradas de efectivo en la península) también mostraron un fuerte repunte en los días posteriores. En particular, muchas personas retiraron efectivo adicional tras el apagón como medida de precaución o para normalizar sus tenencias, lo que generó un efecto rebote similar al observado en el gasto con tarjeta.

Además, el hecho de que el corte de suministro afectase principalmente a pagos inmediatos pero no a transferencias o recibos permite suponer que una parte importante de la actividad económica quedó preservada. CaixaBank Research asume, por simplicidad, que "el gasto en recibos y transferencias no se vio afectado", lo que contribuye a que el apagón tenga un efecto limitado sobre el PIB trimestral, estimado en menos de una décima porcentual (menos de 400 millones de euros), lo que supone alrededor del 0,02% del PIB total.

En conjunto, el informe concluye que, pese a la gravedad del suceso, su impacto económico será puntual y limitado. Gracias al efecto rebote del consumo y a la rápida normalización de la actividad comercial, el apagón no alterará de forma significativa las previsiones de crecimiento del PIB. Este episodio, aunque extraordinario, demuestra cierta capacidad de adaptación del comportamiento de los consumidores ante disrupciones temporales.

Entre las casas de análisis internacionales, la lectura que se hizo desde el primer momento iba en esta línea. Justo a la mañana siguiente del día del apagón, Ana Andrade, analista de Bloomberg Economics, señalaba ya que, aunque el apagón pudiera infligir un golpe inmediato a España que se refleje de algún modo en el PIB trimestral, gran parte de esa cifra probablemente se recuperaría en los próximos días y semanas a medida que se restableciera sin problemas el suministro de energía. "El panorama general para España sigue siendo de superación económica, con un fuerte impulso de crecimiento subyacente y una exposición directa limitada a la demanda de EEUU a medida que continúa la guerra comercial", remachaba.

Los analistas de Capital Economics, con menos datos aún sobre la mesa, apuntaban a un lastre algo mayor que el de CaixaBank, de entre el 0,2% y el 0,4% en el PIB trimestral de cara al segundo cuarto. No obstante, destacaban como atenuante que el impacto del apagón podría ser menor en la medida en que empezó pasado ya el mediodía (en torno a las 12:30 horas). "El impacto se invertirá en el tercer trimestre, sin daños duraderos", remataba su análisis la economista Franziska Palmas.

El Gobierno se suma a esos cálculos

En su comparecencia en el Congreso este miércoles para, teóricamente, rendir cuentas por el apagón, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó un cálculo hecho por el ministerio de Economía muy similar al de CaixaBank. Según informó el líder del Ejecutivo, ese lunes las compras en los comercios cayeron en torno a 400 millones especto a una jornada similar.

Ante los diputados, Sánchez señaló que, "frente a la visión apocalíptica y catastrofista de los que nunca creen en España", el día de la caída eléctrica "la sociedad demostró una vez más su grandeza". El presidente destacó que esto se plasmó en una "recuperación rápida", en un "comportamiento calmado y solidario en cualquiera de los ámbitos". Así, resaltó que el "impacto económico del apagón fue limitado", de forma que "las compras cayeron en 415 millones de euros respecto a un lunes habitual".

"Yo sé que hay grupos a los que les da igual", dijo el presidente, quien resaltó que "en los días posteriores el consumo repuntó con fuerza, siendo muy superior a un martes y un miércoles normal". Además, remarcó que "más de tres cuartas partes de la caída del consumo sufrida" el día del apagón "ya se había recuperado". Como dato anexo, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, destacó en la misma sesión parlamentaria que el martes 29 de abril ya se había recuperado el 75% del coste inicial atendiendo a los datos del sistema de pago minoritario, según datos de Redsis.

Según subrayó el presidente del Gobierno, "la gente circuló con prudencia, ayudó a sus vecinos y vecinas, se reunió con sus familiares y con sus amigos y en nuestras calles se mantuvo un clima de seguridad y de confianza". De hecho, el mandatario socialista descenso en el número de delitos de hasta el 50% en los tres días posteriores al apagón. En esta línea, se mostró convencido de que "muy pocas sociedades hubieran respondido mejor" que la española a esta situación y ha dado las gracias a todos los ciudadanos por el comportamiento durante esas horas "frente a la visión apocalíptica" y la visión "catastrofista de los que nunca creen en España".

Entre la críticas de la oposición por lo ocurrido y por la falta de información por parte del Gobierno esa jornada, desde Podemos se exigió al presidente la recuperación del control público del sector energético y que las empresas eléctricas paguen los costes del apagón, al tiempo que reclamó prohibirles el reparto de dividendos hasta que aclaren lo sucedido. La dirigente de Podemos Ione Belarra reclamó prohibir a las eléctricas repartir "ni un solo euro en dividendos o beneficios" hasta aclarar las causas del apagón y garantizar la seguridad de la red, recordando que el año anterior obtuvieron "11.000 millones de euros en beneficios".