Política

Pedro Sánchez va a ver al Rey con cinco caminos y unas urnas

  • El miércoles, el Rey despachará con el presidente en funciones en Mallorca
  • El dirigente socialista actúa como un aspirante a unas elecciones generales

Carmen Obregón

Este próximo miércoles, el Rey de España despachará con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca. Lo hace después de que el candidato socialista haya fallado en dos sesiones de investidura consecutivas y en la actualidad haya perdido el rango de candidato a la Presidencia del Gobierno.

Al concluir la investidura, desde la Casa del Rey se transmitió que daría un tiempo prudencial para que los partidos hicieran los movimientos correspondientes y tomaran los contactos necesarios, ante de iniciar una segunda ronda de contactos. El tiempo límite para celebrar la segunda investidura concluye el 22 de septiembre, por lo que lo razonable es que, de haber posibilidades, el candidato que se vea con fuerzas y apoyo habrá de comunicarlo, porque, de otro modo, las Cortes se disolverán el próximo 23 de septiembre.

La semana pasada, la maquinaria monclovita ponía en marcha la Operación sociedad civil, con el fin de encontrar adeptos a su causa fuera de los partidos políticos. Una actuación más propia de las campañas electorales, cuando las organizaciones políticas diseñan sus programas. En círculos del gremio, este movimiento se ha interpretado como un instrumento de presión para que Unidas Podemos se rinda y opte por un Gobierno a la portuguesa. Es decir, con el apoyo externo de la izquierda, de la "socialdemocracia", como viene a acuñar a última hora Moncloa, pero sin que los miembros de estas formaciones, salvo el PSOE, entren en el nuevo Consejo de Ministros, como así lo han propuesto días atrás tanto Izquierda Unida como los anticapitalistas.

En ese tesitura no se quiere meter Pablo Iglesias, quien ha dejado a su guardia pretoriana en Madrid para el caso de que haya que volver a las negociaciones, tras las fallidas de la anterior investidura. El PSOE trabaja pico y pala por este escenografía, completando la plasticidad del asunto con el despliegue de ministros reuniéndose con diferentes colectivos sociales.

Lo que parece más evidente, si cabe más que en el anterior periodo de negociaciones, es que los socialistas le han dado la espalda a la opción de un Gobierno de coalición con Unidas Podemos. Las posibilidades de esa alternativa están ahora mismo prácticamente agotadas.

Pero la política encuentra caminos inexorables, y los sanchistas no desdeñan, al menos hasta ahora, que Populares y Ciudadanos cedan en el minuto basura, permitiendo que Sánchez siga instalado en la Moncloa. De ahí la permanente insistencia y apelaciones al esfuerzo que el PSOE hizo con la abstención a Mariano Rajoy, para que su candidato no dependa de los independentistas.

Qué dice la oposición

Claro que esta es una de las vías a la que se quiere acoger el PSOE, pero que a día de hoy tiene poco encaje. Los populares de Pablo Casado no creen que tengan que gastar esa carta, y tampoco piensan que les corresponda a ellos hacer ese sacrificio, porque entienden que Sánchez tiene otras opciones de alcanzar el Gobierno, máxime cuando ha permitido que en Navarra, María Chivite alcance el poder con el apoyo de los independentistas de EH Bildu.

En cuanto a Cs, la situación es muy distinta. La fuerte apuesta electoral del no es no a Sánchez deja poco margen de actuación dentro del partido de Albert Rivera, herido por las fugas de destacados miembros del grupo naranja.

Y de abstenciones también ha hablado recientemente Casado, pero no de la suya, sino de la de Pedro Sánchez, para posibilitar un Gobierno de PP y Ciudadanos. La oferta no es más que la respuesta a las demandas del PSOE, en un escenario enrevesado, que no deja de complicarse, tanto, que ya empieza a oírse una quinta salida: que Sánchez cuelgue los hábitos del candidato a la Presidencia y ceda su puesto a otro miembro de su partido.

En Madrid se oye hablar de Josep Borrell, en Cataluña de Miquel Iceta. Una opción que vendría como fruta caída, con el predicamento del hecho de que Sánchez no tiene opciones de Gobierno, salvo que quiera probar en las urnas el 10 de noviembre.