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El Banco de Hierro del Renacimiento: nadie gestionó el juego de tronos como los Medici

  • El clan está presente en los dos principales tratados de política moderna...
  • ... en El Príncipe de Maquiavelo y de forma disimulada en la serie de HBO

Francisco S. Jiménez, Javier Calvo
Madrid,

Dragones, caminantes blancos, hechiceras, caballeros sedientos de sangre, sádicos mercenarios y ambiciosas reinas, pero si hay una institución temible en Juego de Tronos, como sus personajes, es el Banco de Hierro.

"Las deudas pertenecen al Trono de Hierro y quién se siente en esa silla debe pagar. Desde que el joven rey Tommen y sus consejeros se han vuelto tan obstinados, tenemos la intención de abordar el tema con el rey Stannis. En caso de probarse a sí mismo más digno de nuestra confianza, sería, por supuesto, un gran placer prestarle toda la ayuda que necesite", explica Tycho Nestoris, emisario del Banco de Hierro a los Siete Reinos, a Jon Snow, ya Lord Comandante en la Guardia de la Noche.

La entidad financiera de Braavos tiene una reputación terrible, a la hora de reclamar sus deudas. En la saga literaria se explica que cuando los príncipes dejaban de pagar a los otros bancos menores de las Ciudades Libres, los banqueros arruinados vendían a sus esposas e hijos como esclavos y se cortaban las venas, pero cuando dejaban de pagar al Banco de Hierro, nuevos príncipes aparecían de la nada y ocupaban su trono.

'El Banco de Hierro obtiene lo que le pertenece' es el lema del banco, tan directo, 'como quiero ser tu banco', que utilizó Santander hace unos años. El bueno de George R. R. Martin tomó la Guerra de las Dos Rosas del siglo XV como uno de los principales ejes para diseñar las tramas de Juego de Tronos. Lo verdaderamente fascinante de los libros o la serie no es la fantasía; sino la fantasía anclada a la realidad con intrigas palaciegas, tensiones políticas y ambiciones desmedidas.

No es casualidad que el Banco de Hierro tenga más de una semejanza con la Banca Medici. Muchos banqueros de Florencia hicieron un gran negocio durante el enfrentamiento de la Casa Lancaster y la Casa de York para sentarse en el trono de Inglaterra, financiando a ambos bandos. La banca siempre gana, o ¿no?.

Desde siempre ha sido difícil ser banquero. Lo más importante para un banco, sea en los Siete Reinos, en el siglo III después de la Conquista de Aegon, o en la Inglaterra del siglo XV, después de Cristo, es que no se te mueran quien te tiene que pagar la deuda.

La sangre corre igual en la Guerra de las Rosas

Donde hay pocas dudas en las casualidades entre la ficción y la historia es en la circunstancia del rey Baratheon de que estaba enterrado en deudas y de que su muerte iba a desatar un baño de sangre. En el caso de Eduardo IV de Inglaterra le pasó algo parecido. Le costó mucho oro mantenerse en el trono. No murió, pero la sangre corrió igual, por el lado de las rosas de Lancaster y por las rosas de York, como en la serie de HBO.

Tampoco es fruto del azar que la ciudad libre de Braavos parezca Venecia y la figura del Señor del Mar se asemeje un Dogo veneciano que regía la ciudad. Italia en el siglo XIV no existía como país. Florencia, Venecia, Nápoles o Roma funcionaban como ciudad-Estado. Más clara todavía es la comparación si se tiene en cuenta el Consejo de los diez de Venecia, que estaba formado por las familias más poderosas de la ciudad, lo que tiene su reflejo en las familias fundadoras del Banco de Hierro y que controlan de facto Braavos.

Es importante tener en cuenta que hay ciertas licencias en los paralelismos. Todas las ciudades libres de Juego de Tronos tienen su propio banco, como sucede al final de la Edad Media en Italia. El Banco de Hierro es el más influyente por su carácter internacional y, en este punto, la similitud con la Banca Medici se ajusta como un guante, aunque la entidad sea originaria de Florencia. Tuvo filiales en Londres, Lyon, Brujas y Aviñón, además de las principales ciudades italianas como Venecia, Milán o Roma.

No se le considera el primer banco moderno. El Banco di San Giorgio fundado en 1406 en Génova, se lleva este reconocimiento, aunque la fundación del Banco Medici data de 1397. Tampoco fue el más longevo, pero teniendo en cuenta que duró casi un siglo, fue una rara avis en su época. Las entidades financieras solían durar una generación, lo justo para que después los herederos las trocearan y repartieran los beneficios. Pero fue el más influyente y poderoso, capaz de concentrar poder económico y político en una misma persona, en una ciudad como Florencia, hasta convertirla en el centro del mundo. Los Medici a través del banco lograron que la historia pasara página. Cerraron la Edad Media para abrir el luminoso Renacimiento, dando cobijo, sustento, y protección a una generación irrepetible de artistas. Donatello, Brunelleschi, Da Vinci o Botticelli, solo fueron algunos de los nombres que se beneficiaron del mecenazgo de la familia florentina.

Los Medici están a la altura de las grandes familias regias de Europa, aunque no fueran y no llegaran a ser reyes. Pueden codearse con los Borgia o los Tudor, pero también sentarse en la misma mesa que los Rothschild o los Rockefeller, como saga de empresarios. Serían más ricos que los Lannister y los Tyrell juntos. Si hubieran jugado en la NBA estarían en medio de la dinastía de los Lakers de los ochenta y los Celtics de los sesenta. La estirpe de los Medici llegó a dar para mucho. No solo como mecenas, tal vez su perfil más mediático.

Engendraron Papas. En concreto, cuatro. Dos reinas de Francia fueron Medici. Un buen puñado de Gonfaloniero de Florencia llevaban el ilustre apellido. Varios duques de la Toscana, también. Hubo importantes cardenales Medici. También científicos, e incluso poetas. Pero por encima de todos los Medici destacan tres miembros: Giovanni di Bicci de Medici; Cosimo de Medici, conocido como Cosimo Il Vecchio; y Lorenzo de Medici, Il Magnifico. Los tres fueron decisivos para encontrar y cultivar la fuente de poder de los Medici, los negocios y las finanzas.

La banca italiana no tenía rival en esa época gracias a la tecnología que aplicaban al negocio bancario. Fueron los primeros en aplicar números árabes. Imagine la tortura de ser contable con números romanos. De utilizar dobles asientos contables, uno para depósitos y otro para préstamos, lo que les permitía ser muy veloces en sus operaciones. De negociar letras de cambio, lo que les permitía emitir y comprar deuda. Y de garantizar depósitos. En este ambiente se movía Giovanni di Bicci en Roma.

A los historiadores les ha costado rastrear el origen de la fortuna de la familia Medici. Era porque antes de Giovanni, no existía. Pero sí han encontrado registros en el Arte de Cambio, el gremio de financieros, en Roma donde Giovanni hacía negocios con familiares o con otros socios. Cerraban y abrían firmas de inversión para financiar a mercaderes o dedicarse al cambio de monedas. Giovanni, que era un humilde banquero, realizó tres inversiones claves para convertir al Banco Medici, en el Banco del Hierro del Renacimiento.

Apuestas o inversiones

La primera fue apostar por el Papa adecuado para convertirse en el banco de cabecera de la Iglesia católica. Y decimos adecuado, porque en ese momento había tres papas que se disputaban la representación divina en la tierra, a cara de perro. Para un banco de final de la Edad Media el gran negocio estaba en ejercer de banquero terrenal de Dios. Ser Papa en esa época no era como en la actualidad. Tenía tanto poder como cualquier monarca europeo, o más. Disponía de su propio ejército y era una máquina recaudatoria entre diezmo y oblata. El banco se encargaba de la recaudación y de los depósitos eclesiásticos. Ninguna corona en Europa era capaz de mover y retener tanto capital como Roma.

La apuesta de Giovanni fue Juan XXIII, al que financió en su escalada religiosa hasta convertirse en Papa. Fue el gran perdedor del Concilio de Constanza, pero fue el precursor de mantener las finanzas vaticanas en las arcas del Banco Medici durante su pontificado. Juan XXIII estuvo muy unido a la familia. Giovanni fue uno de sus albaceas y encargó la fastuosa tumba que todavía guarda los restos de uno de los Antipapas más conocidos de la historia. La construcción del sepulcro estuvo en manos de Donatello, uno de los artistas bajo el paraguas de los Medici.

Martín V, que salió vendedor del cisma de la Iglesia, también terminó apoyándose en los Medici. No en vano, los tres primeros años de su pontificado los pasó en la Florencia de los Medici, donde Giovanni empezaba a ejercer poder en la sombra. Ser el banco del Papa añadía una gran ventaja que no tenía la competencia. Podía amenazar a los morosos con la excomunión. Palabras mayores. El gran reto de los bancos de la Edad Media, de la actualidad y de los Siete Reinos es la gestión de los impagos. El Banco de Hierro tenía a mercenarios para convencer a sus clientes con retardos en los pagos. El Banco Medici contaba con las llaves que abrían las puertas del infierno. Al final se trata de saber infundir miedo.

Cersei: Mi única empresa en estos momentos es restablecer el control... del continente y todos sus súbditos.


Tycho Nestoris: Veo gran potencial en tan magna empresa. Imagino que requerirá de financiación externa.


Cersei: Imagináis bien. Debo aumentar mis ejércitos, mi flota... mi mano ya está negociando con la Compañía Dorada de Essos.


Tycho Nestoris: Los conozco bien. Nos ayudan a recuperar significativas sumas de morosos con mucho retraso acumulado.


Cersei: Me alegra oírlo.

Giovanni hizo el segundo gran movimiento para impulsar al banco. En lugar de quedarse en Roma, donde la competencia bancaria era feroz, volvió a su ciudad natal, donde coincidió con el nuevo Papa. Casualidad o no. Más bien causalidad, Martín V apoyó la conquista de Pisa para que Florencia tuviera salida al mar, con lo que supone para el comercio. Se abrió una gran época para la capital de la Toscana y a los Medici les cogió con la caja llena.

La tercera inversión decisiva de Giovanni fue diversificar el negocio y establecer dos fábricas de lana. El movimiento no era ninguna tontería. En aquella época, Florencia era una especie de democracia. Muy imperfecta y con ramalazos de oligarquía. No solo la nobleza elegía a la Signoria de la ciudad. Los gremios tenían mucha fuerza política, y ejercían de contrapoder a los grandes señores. Estar en dos poderosas patronales otorgaba mucha capacidad de decisión entre bambalinas. Intentó mantenerse al margen de la política, o por lo menos aparentarlo. Sabía que el poder de las familias de Florencia necesitaba el respaldo del pueblo. Además de hacer de mecenas de la ciudad, fue el principal responsable de levantar la presión fiscal sobre los pobres y gravar la riqueza de los nobles con el castato.

Varys: El poder es una cosa curiosa mi señor. ¿Os gustan los acertijos?


Tyrion Lannister: ¿Por qué? ¿Estoy a punto de escuchar uno?


Varys: Tres grandes hombres se sientan en un salón: un rey, un sacerdote y un rico. Frente a ellos se encuentra un mercenario de baja cuna. Cada uno de los hombres quiere que mate a los demás. ¿Quién vive, quién muere?


Tyrion Lannister: Depende del mercenario.

Varys: ¿Ah sí? Él no tiene corona, ni oro, ni el favor de los dioses.


Tyrion Lannister: Tiene una espada, poder sobre la vida y la muerte.


Varys: Pero si es el mercenario quien manda, ¿Por qué fingimos que los reyes tienen el poder? ¿Cuándo Ned Stark perdió la cabeza, quién fue realmente responsable? ¿Joffrey? ¿El verdugo? ¿Otra persona?


Tyrion Lannister: No me gustan los acertijos...


Varys: El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco, una sombra en la pared. Y un hombre muy pequeño puede proyectar una sombra muy grande.

Para la historia quedan las cartas de Giovanni a sus hijos. Uno de sus consejos, que recoge Alfred von Reumont en uno de sus libros sobre Florencia, fue: "No hagan del gobierno su negocio, esperen hasta que sean llamados, y manténganse obedientes". Valar Dohaeris.

Y también les dejó las dos reglas de oro del Banco Medici. Nunca prestes dinero a la nobleza, "son muy malas inversiones"; ni tampoco a religiosos, según recoge la correspondencia de Giovanni con la sucursal de Brujas. Ninguna de las dos premisas se cumplió. La primera la rompió el propio fundador del banco. Giovanni aceptó en garantía una valiosa mitra de Juan XXIII, que luego fue reclamada a Martín V. Quizá esta excepción le sirvió para ganar ciertos favores, pero con el incumplimiento de conceder préstamos a reyes fue el principio del fin del negocio familiar.

Como hemos señalado, los bancos de la época solían solo durar una generación. Muerto el patriarca, los hijos desmontaban el negocio para llevarse cada uno su parte. Pero los Medici tenían pensada la sucesión de Giovanni. Cuando murió en 1429, las bases del Banco Medici estaban más que asentadas. La fortuna familiar ya era la más rica de Florencia. Su hijo mayor, Cosimo de Medici, fue el encargado de dirigir el negocio familiar. El hermano pequeño también iba a ocupar puestos de responsabilidad en el banco, pero su carrera profesional tuvo un perfil más político. Ejerció cargos en la Signoria de Florencia y, posteriormente, fue embajador del Papa Eugenio IV.

Ambos crecieron a la sombra de su padre Giovanni y aprendieron banca, negocios. Cosimo, además, adquirió la cualidad de moverse en la sombra para controlar la vida política. Desarrolló un colmillo político y financiero, inusual. Con Il Vecchio al frente del banco, la Banca Medici alcanzó su máximo esplendor. La entidad se expandió fuera de Italia con rapidez. Abrió filiales en Pisa, Milán, Ginebra (sucursal que se mudó a Lyon en 1466), Aviñón, Brujas y Londres.

Cosimo creó la banca de inversión moderna. El negocio de los Medici estaba muy por encima de la competencia. Era como comparar a los banqueros de Goldman Sachs con el oficinista que cierra una hipoteca. Mientras el resto se dedica a realizar préstamos en garantía, guardar depósito o a cambiar monedas de oro por plata, el banco de Cosimo se dedicaba a mover el dinero del Papa. La sucursal de Roma aportaba la mitad de los ingresos del grupo y era reinvertido no solo en el negocio de la lana, también en el de la seda, hierro y aluminio. Pero también comerciaban con otras materias primas y artículos de lujo.

Lobos del Forex

Para Raymond de Roover la principal aportación de los Medici a la banca moderna fue el diseño de su estructura empresarial y la remuneración a sus empleados. De Roover no es un cualquiera. Es el autor de varios manuales del negocio de los Medici, que durante décadas se han estudiado en la Escuela de Negocios de Harvard.

Cosimo heredó la organización, compuesta de filiales independientes de la matriz de Giovanni. Las sucursales eran establecidas con socios locales o allegados, que también respondían con su patrimonio. El hijo mejoró la fórmula exprimiendo a los socios menores y limitando el riesgo. El acuerdo para abrir la sucursal de Brujas imponía al responsable de la misma no salir de la ciudad, salvo excepciones contadas; no tener mujer, ni hijos; limitaciones de gastos, exclusividad y solo comerciar con una lista aprobada por la central de los Medici. A cambio, la familia pagaba muy bien y en acciones de la propia sociedad. Prácticamente, crearon una franquicia financiera con la marca de los Medici. Tan adelantado estaba Cosimo a su tiempo, que incluso añadía cláusula anticompetencia. El socio que quería salir de la sociedad tenía que permanecer seis meses en el cargo, hasta que el negocio volviera a estar en buenas manos.

Como grandes tiburones de Wall Street, los Medici estaban donde circulaba mucho dinero. Y en los albores del Renacimiento donde había mucha pasta era en las divisas. El florín de oro era la moneda de referencia para los grandes negocios y las monedas de plata, como los  piccioli, se utilizaban para las operaciones del día a día, para pagar salarios o comprar comida. Para Tim Parks, autor de Medici Money, los Medici prosperaron a la velocidad de la luz, gracias al forex medieval.

Palacio Medici Riccardi en Florencia. iStock.

Los Medici eran especialistas en saber qué monedas se iban a pique o aumentaban su valor. No solo en las ciudades vecinas. También fuera de Italia. Gracias a sus contactos, a su extensa red de oficinas, a ser productores de textiles y al ser uno de los principales jugadores del comercio europeo, conocían antes que nadie qué gobierno acuñaba monedas con menos oro o plata, y qué gobierno mantenía el valor de su ducado.

En la época, la inversión de verdadero riesgo era realizar préstamos a la nobleza y mucho más a una corona. Si a la Banca Medici le vieron más de cien años de historia, fue por saber a quién prestar. Para los bancos de final de la Edad Media, el cobro de la deuda era un auténtico quebradero de cabeza, salvo que tuvieras a Cristo de tu parte. Los impagos eran la principal causa de ruina para una entidad financiera.

La guerra de los Cien Años iniciada por Eduardo III de Inglaterra para conseguir el trono de Francia se llevó por delante a las dos familias, dueñas de los dos bancos más poderosos de Florencia a principio del XV. La contienda bélica más larga que ha visto Europa necesitaba mucho dinero y allí estaba la floreciente banca italiana, con las familias Bardi y Peruzzi, para financiar el conflicto. Cuando el rey inglés dejó de pagar, los dos bancos familiares se hundieron. Pero la familia Medici estaba en el momento adecuado para ocupar el vacío. En un giro propio de Juego de Tronos, Cosme de Medici elevó a la firma familiar como la más grande e influyente de Florencia. Se casó con Contessina de' Bardi, compró la casa familiar de su esposa e hizo socio a su suegro. La Banca Medici acababa de rescatar a los Bardi, pero también había absorbido todos sus negocios.

Ya hemos dicho que el modelo de banca de los Medici es estudiado por prestigiosas escuelas de negocio, como lo puede ser Inditex; pero también debería tener un hueco en los manuales de Ciencia Política del campus de Somosaguas de la Complutense. Mientras la fama y fortuna de los Medici bajo la dirección de Cosimo crecía, la nobleza florentina aumentaba su odio hacia la familia de banqueros a la que no consideraban dignas.

Elige bien tu bando

Cosimo, como su padre, cultivó la austeridad y siempre que podía se ponía al lado de las clases populares. A finales de 1420, Florencia estaba dirigida por la familia de los Albizzi y tenía a toda la nobleza en contra. La familia estaba continuamente acosada y acusada de infringir continuamente leyes suntuarias. Finalmente, fue juzgado en 1433 y casi condenado a muerte, si no llega a interceder el monje Ambrogio Traversari. A Cosimo le cayeron diez años de exilio. En Florencia temían una guerra abierta entre los Medici y sus leales contra los nobles de la ciudad, pero el banquero decidió retirarse cómodamente y de manera discreta a Venecia. Seguro que tiene muy presente qué eligió Daenerys, madre de dragones, en una parecida tesitura. Dracarys.

Gusano gris: Asaltaremos la ciudad, mi reina. Mataremos a vuestros enemigos. A todos.


Varys: Majestad, os prometí miraros a los ojos y hablaros francamente si pensara que estáis cometiendo un error. Esto es un error.


Daenerys Targaryen: Visteis a mi hijo caer del cielo, cogieron a Missandei.


Varys: Cersei debe ser destruida, pero si atacamos Desembarco del Rey con Drogon, los inmaculados y los dothraki decenas de miles de almas inocentes morirán. Por eso Cersei meterá a todos los ciudadanos en la Fortaleza Roja. Son los mismos que vinisteis a proteger. Os lo ruego, Majestad, no debéis destruir la ciudad que veníais a salvar. No os convirtáis en lo que siempre habéis querido derrotar.


Daenerys Targaryen: ¿Creéis que estamos aquí por una razón? Yo estoy aquí para liberar al mundo de los tiranos. Ese es mi destino y lo serviré, cueste lo que cueste.

El pueblo y parte de la nobleza agradeció el gesto de Cosimo, que evitó un baño de sangre. El banquero se llevó su negocio y tras él a influyentes aliados, pero en su salida derrochó dinero, dejando importantes obras públicas, para que nadie se olvidara en Florencia de su figura. Solo tuvo que esperar un año hasta que la Signoria de Florencia reclamara su presencia. Su padre Giovanni ya le dio el mismo consejo: "Espera a que te llamen"... Los Albizzi cayeron en desgracia al llevar a la guerra a la ciudad contra el ducado de Milán. Cosimo consiguió anular su condena. Volvió a Florencia triunfante y aclamado por el pueblo. Fue nombrado Gonfaloniere y terminó la guerra contra Milán, con la contratación de las tropas mercenarias de Francesco Sforza. Toda la ofensiva fue financiada por los Medici. Para cerrar heridas con la ciudad enemiga, se movió con habilidad para casar al comandante de los mercenarios con la hija del Duque de Milán. Cosimo defendió la independencia de Florencia frente a Venecia y Nápoles, que estaba respaldada por la corona de Aragón, años más tarde.

Cersei: El Banco de Hierro apostará por un ganador.


Tycho Nestoris: Nosotros no apostamos. Invertimos en empresas que juzgamos que alcanzarán el éxito.


Cersei: Es un modo elegante de decir apostar. La guerra ya ha empezado y se ha derramado la primera sangre. He decapitado a la serpiente dorniense. Mi armada domina el Mar Angosto.


Tycho Nestoris: La armada de Euron Greyjoy domina el Mar Angosto.


Cersei:Y Euron Greyjoy es leal a mí.


Tycho Nestoris: Por ahora. Daenerys Targaryen tiene tres dragones adultos. ¿Creéis que vuestras naves de madera resistirán el fuego de los dragones?


Cersei: A lo mejor sus dragones no son tan vulnerables como se creen. Pero hablemos de la joven Targaryen. ¿Queréis invertir en ella? Creo que el Banco de Hierro invirtió bastante oro en el tráfico de esclavos. ¿Qué tal los beneficios ahora que Daenerys ha liberado los esclavos?


Tycho Nestoris: El tráfico de esclavos ha entrado en recesión. Es cierto.


Cersei: Por lo que veo se la considera más una revolucionaria que una monarca. ¿Por su experiencia cómo le suelen ir a los banqueros con los revolucionarios? Los Lannister debemos mucho dinero al Banco de Hierro, pero un Lannister siempre paga sus deudas. ¿También los libertos? ¿O los dothkaris? ¿O los dragones?


Tycho Nestoris: Hija de vuestro padre, desde luego.


Cersei: Dadme quince días, quedaos como huésped en Desembarco de Rey y cuando regreséis a Braavos os juro que mi deuda estará totalmente saldada.

El Banco de Hierro se equivocó con su inversión. Ya sea por la reputación de los Lannister de triple A. "Siempre pagan sus deudas". O por el inestable perfil crediticio de la Reina de dragones, con una elevada probabilidad de impago. Tycho Nestoris, finalmente, redobla su apuesta por Cersei, después de que la Corona devuelva todo el oro que le debía al Banco de Hierro. A estas alturas, querido lector, ya sabe cómo terminó Juego de tronos o le está gustando mucho la historia de los Medici y cualquier spoiler está perdonado.

La inversión del Banco de Hierro fue fallida. Rematadamente mala. En ningún momento en la serie se habla de cuantías, pero para mantener un ejército que haga frente a dragones, montar una flota bien armada que defienda Desembarco y contratar a los mejores mercenarios de la tierra conocida hace falta mucho oro. Y da la casualidad de que la batalla entre la reina y la aspirante a reina termina de la peor manera posible para los intereses económicos de los banqueros. Gana la revolucionaria, y a los revolucionarios que vienen a cambiar el mundo no les gusta asumir las deudas del viejo mundo. La capital del reino queda arrasada por el fuego del dragón de Khaleesi, lo que significa necesidad de más oro para reconstruir la ciudad. Y mueren calcinados casi todos los ciudadanos, menos contribuyentes para saldar la deuda bancaria.

Bancarrota: nunca rompas tus reglas

El destino del Banco de Hierro no queda explícito en la serie, pero no es descabellado pensar en la quiebra. Y más teniendo en cuenta el paralelismo con la Banca Medici. El banco florentino empezó a cavar su tumba cuando comenzó a jugar a una sola carta con Eduardo IV, primer rey de Inglaterra de la Casa de York. En 1464, su filial de Londres se hundió, coincidiendo con el año de la muerte de Cosimo de Medici, el hombre que llevó a la entidad a sus años dorados. Para el historiador Raymond de Roover este año fue el inicio del fin de la banca Medici. Se cumplió el principio keynesiano de si debo una libra al banco, tengo un problema; pero si le debo un millón lo tiene el banco.

Los Medici estaban acorralados en las islas británicas. El verdadero interés de los italianos de tener presencia era para la exportación de lana inglesa. El rey lo sabía y chantajeaba a los representantes del banco con la concesión de licencias de comercio. Sin oro, no hay lana. En 1467, un emisario de la familia florentina logró un acuerdo de repago de deuda con Eduardo IV, que debía salvar a la filial londinense, pero el estallido de nuevas rebeliones sangrientas dio al traste con el plan financiero.

Eduardo IV llegó incluso a perder la corona y terminar exiliado, pero en increíbles giros de guion y después de aliarse con su propio hermano, Jorge de York, el mismo que había conspirado y atacado para quitarle del trono, logró eliminar todas las fuerzas de los Lancaster y a los aspirantes a rey de Inglaterra. Para 1471, "el trono de Inglaterra estaba más endeudado que nunca y con escasas posibilidades de devolver los préstamos a los Medici", explica De Roover en su libro 'The Medici Bank: Its organization, managament, operations and decline'. Y, además, otros muchos de los deudores del banco eran de la familia Lancaster y habían muerto en la Batalla de Tewkesbury. La guerra por la corona había dejado al reino inglés desolado, como si el aliento de un dragón hubiera pasado por encima.

La única solución para la filial de Londres pasaba por liquidarla y el poco negocio salvable pasará a manos de la filial de Brujas. La disolución duró varios años. El último asiento contable de la sucursal de la Banca Medici en Londres, en 1478 recoge pérdidas de 51.533 florines de oro. La caída de la filial de Londres arrastró a la de Brujas, que terminó con números rojos de 70.000 florines de oro y enterrada en falsedad contable, por el socio principal de los Medici.

En pocos años, estaba desapareciendo la presencia internacional de la Banca Medici. En 1470, desapareció la filial de Venecia y nadie sabe qué ocurrió. Y en 1488, también se derrumbó la filial de Lyon, con casos de falsedad contable, por medio. El colapso internacional de la Banca Medici se produjo bajo la dirección de Lorenzo de Medici, conocido también como Il Magnifico.

El yerno perfecto

Lorenzo quizá sea el más conocido de los Medici. En 1469, asumió la regencia de Florencia, con veinte años. Siguió el legado familiar de apoyar el arte y la cultura y convirtió a la capital de la Toscana en el centro cultural del mundo. Al palacio de los Medici acudían poetas, pintores, políticos, nobles liberales, comerciantes y cualquier intelectual europeo que se precie. Las veladas organizadas por Lorenzo eran irrepetibles.

El hijo mayor de Piero de Medici, hijo de Cosimo, había sido criado con la mayor educación que el dinero podía proporcionar. Su formación estaba pensada para el momento en el que se convirtiera en la cabeza de los Medici. Era el tronista perfecto. No solo tenía buena presencia y podía batirse con soltura en justas y duelos con espada, también era inteligente, culto y serio, pero con un punzante sentido del humor, cuando era necesario.

Retrato de Lorenzo de Medici. iStock.

Lorenzo se granjeó el afecto de buena parte de las clases populares dentro de Florencia, gracias a las obras y donaciones que realizaba, y fuera de la ciudad, el aprecio de reyes, por su gusto por el arte. Podía mandar a alguno de sus artistas a retratar a cualquier corte. Cuando asumió el liderazgo de los Medici, coincidió con el máximo apogeo de su linaje. Cierto consenso de prensa americana, como Forbes, atribuyen que la fortuna familiar llegó a superar los 125.000 millones de dólares, en niveles actuales a la de Bill Gates o Elon Musk.

Sobrevivió a intentos de envenenamiento. Él mismo con una pequeña guardia reventó el atentado contra su padre por parte de casas rivales. Rechazó con su propia espada el intento de asesinato, que organizó la familia de los Pazzi y el Papa Sixto IV en una misa en la catedral de Santa Maria de Fiore. Lorenzo plantó cara él solo a toda la corte de Fernando I de Nápoles, pero olvidó lo más importante: el negocio familiar. El poder de los Medici no venía de su influencia política, residía en su capacidad financiera y el comercio textil.

La historia parece haberle perdonado a Lorenzo, que fuera casi el responsable directo de la caída de la Banca Medici. Muchos expertos apuntan a su figura como uno de los máximos responsables de alumbrar el Renacimiento en Florencia y extenderlo por toda Europa. Bajo su mecenazgo había escultores, pintores o filósofos, de la talla de Miguel Ángel, Boticelli o Donatello.

Representación de una de las veladas de Lorenzo de Medici. iStock.

Pero Maquiavelo ni olvidó ni perdonó a Il Magnifico. El filósofo y político creció y se formó en el esplendor de la Florencia de Lorenzo de Medici. Escribió 'El príncipe', el origen de la ciencia política moderna, en prisión, acusado de conspirar contra la familia Medici. El tratado de todo buen gobernante atizaba a los Medici. Pero donde le hizo un traje hecho a medida a Lorenzo fue en su obra 'Historia de Florencia', donde le acusa de falta de pericia para gestionar el banco, aunque también reconoce que los gerentes de las sucursales perdieron el norte. Maquiavelo señalaba que se veían como príncipes en una corte extranjera, más preocupados de establecer contactos, que de ser banqueros.

Lo cierto es que la caída de la Banca Medici empezó en sus divisiones internacionales y continuó con las cada vez más ingentes cantidades de dinero que necesitaba Lorenzo para mantener su capital político. La paz que firmó con Fernando I de Nápoles se cimentó con sobornos y sofocó la ira del Papa Sixto IV financiando a las tropas pontificias para repeler el ataque de los turcos en territorio italiano. Lorenzo no solo tenía enemigos dentro de Florencia, también fuera y eran unos bichos de cuidado. Con Sixto, la Santa Inquisición volvió a coger vuelo y no solo tocó las narices a Florencia, también a Venecia y Milán. Era una época en la que los Papas eran de lo más juguetones con sus ejércitos y Sixto no se iba a quedar quieto en la Plaza de San Pedro.

La caída del oro aplastó al banco

Lorenzo de Medici dilapidó la fortuna familiar entre obras de arte, inversiones para la ciudad de Florencia y el pago de favores para seguir gobernando, a la vez que dejó tiritando las arcas del Banco Medici. Pero el investigador De Roover describe una realidad más compleja. "El cambio de ciclo del oro y plata acabó aplastando al Banco Medici", resume. La plata comenzó a coger valor frente al oro en los mercados. En Florencia, el picciolo de plata se disparó un 20% frente al poderoso florín de oro entre 1475 y 1495.

Esta circunstancia llevó de cabeza a comerciantes y banqueros, y especialmente a los Medici. La mayoría de los depósitos del banco estaban en oro y planteaba un problemazo para la entidad. La moneda de plata se utilizaba para el día a día, mientras los florines se utilizaban en grandes negocios y como garantía. Cada vez que se depreciaba suponía un suplicio para la entidad, tenía que aportar más capital a sus clientes cuando retiraban su dinero. Según perdía poder adquisitivo el oro, las devoluciones eran más cuantiosas en plata.

Los Medici funcionaban como banca de inversión, el capital depositado se reinvertía, funcionaba con pocos recursos propios. "Durante la etapa de Cosimo, el negocio familiar había crecido gracias a reinvertir el capital ajeno y propio, pero, a medida que la familia ocupaba mayores puestos políticos, los gastos familiares crecieron hasta tal punto que el capital se retiraba sin más", explica De Roover.

Tywin Lannister: Las guerras se tragan oro como un pozo en la tierra.


Cersei: Supongo que por eso nos fue tan bién en la última batalla.


Tywin Lannister: ¿Sabes cuánto oro fue extraído de las minas de Poniente el año pasado?Cersei: No tengo ni idea.


Tywin Lannister: Venga, inténtalo.


Cersei: ¿En libras, toneladas u onzas?


Tywin Lannister: Da igual, la respuesta es la misma.


Cersei: No puede ser.

Con Lorenzo de Medici al frente, la familia pasó de ser el Banco de Hierro a unos Lannister sin oro , pero con corona. Siempre tendrá la excusa que vivió y sobrevivió a su propio Juego de Tronos en Florencia. Bastante tenía con no morir a manos de una casa rival, como para preocuparse de activos y pasivos financieros. Quizá fuera un desastre como banquero, pero pocos jugaron como Lorenzo Il Magnifico para defender el trono.