Opinión
El juego de las sillas ante la bajada de tipos de la Fed
- El discurso de Powell en Jackson Hole tuvo una clara interpretación dovish por parte de los inversores
David Ardura
Madrid,
A pesar de la volatilidad, los aranceles y el flujo constante de noticias, el saldo de 2025 es muy satisfactorio. Fe de ello dan unas bolsas en máximos de los últimos años y diferenciales de crédito en mínimos, lo que supone un mensaje de optimismo claramente implícito. Si intentamos mirar más allá y buscamos las razones de este optimismo, nos encontramos con dos narrativas muy diferenciadas y prácticamente opuestas. Por un lado, podríamos inferir que detrás de los avances de la renta variable podría estar la anticipación de una recuperación cíclica. Sólo bajo esta óptica de recuperación cíclica y de crecimiento de beneficios se podría justificar los múltiplos que se pagan en la bolsa estadounidense y, ya también, en algunos índices europeos.
Por otro lado, la renta fija viene dibujando un escenario bastante distinto, descontando nuevas bajadas en EEUU que serían consecuentes con un mercado de trabajo débil y un escenario de ralentización económica. La alta liquidez y las condiciones financieras laxas son el pegamento que puede unir estas dos narrativas, en principio incompatibles. Esto es lo que permite que el dinero siga fluyendo hacia los activos de riesgo, con independencia de las valoraciones que coticen. Para que esta liquidez se siga manteniendo es imprescindible que el momento de tipos bajos no sólo se prolongue, sino que profundice aún más con nuevos recortes, y ahí es donde surge la figura de Jerome Powell. El gobernador de la Fed tiene ante sí el difícil dilema que le plantea su mandato dual; optar por estimular un empleo que, por ahora, no necesita ser estimulado o, por el contrario, combatir una inflación que, hoy en día, sí necesita ser aplacada.
A la vista de las declaraciones de Jerome Powell en Jackson Hole, la solución de la Fed va a ser algo intermedio; una bajada de tipos en septiembre y, después, queda por ver el tono del mensaje para siguientes reuniones. Así, se conseguirán unas condiciones monetarias laxas que alimenten la liquidez que sostiene a los mercados. De paso, complacerá a un Trump que lleva meses presionando para que rebajen los tipos, mientras se remite a los datos futuros para ver los siguientes pasos. De esta manera, después de un año de tensiones arancelarias, picos de volatilidad que sólo se ven cada muchos años, y negociaciones bilaterales, la responsabilidad de que el mercado siga funcionando recae sobre un banquero central que abandonará su puesto el año que viene. El interés de la próxima reunión de la Fed radica, ya descontada la bajada de tipos, en comprobar cómo de resistente es la independencia del Banco Central ante las presiones del ejecutivo y ver qué opina el mercado de eso. El discurso de Powell en Jackson Hole tuvo una clara interpretación dovish por parte de los inversores, que celebraron la continuación de la fiesta de liquidez que suponen tipos más bajos.
Esta celebración tiene mucho de corto plazo y, quizás, está obviando los efectos más profundos que suponen bajar los tipos en una economía que se mueve cerca del pleno empleo y con una inflación lejos del objetivo del dos por ciento. Los precedentes históricos de situaciones parecidas no son especialmente buenos. Avivar con condiciones financieras laxas, liquidez y unos activos sobrevalorados puede funcionar en el corto plazo, pero crea desequilibrios en el largo plazo, que no ayudan a una economía presionada por la deuda y el déficit. Como en el juego de las sillas, el mercado seguirá girando hasta que dure la música. Por esto, es importante asegurarnos un asiento para nuestras carteras cuando todo se pare de manera definitiva.