Opinión
El villano, las musas y los aranceles
- Sánchez está llevando a España de la irrelevancia al aislamiento internacional
José María Triper
Madrid,
Como las musas de los maestros Serrat y Sabina "que unas huyen y otras se descojonan", así se posicionaron sobre Pedro Sánchez sus colegas de la OTAN. Que unos, como el alemán Merz o el polaco Tusk, le repudiaban y otros como el belga De Weber o la italiana Meloni, se guaseaban, con el colofón de un Donald Trump que proclamaba sin disimulos que "hay un problema con España", mientras amenazaba con duplicar los aranceles para nuestro país.
Y lo más grave es que esto no sólo lo piensa Trump, sino que lo comparten el resto de los estados miembros que consideran un "mal ejemplo" a un Pedro Sánchez al que el influyente medio Político, comprensivo en otras ocasiones con La Moncloa, calificaba como "el nuevo villano de la OTAN" en un contexto geopolítico de guerras declaradas en Ucrania y en Oriente Medio. Cuando todos los países aliados están afrontando sacrificios económicos la resistencia de Sánchez a asumir el aumento del gasto en defensa evidencia una falta de solidaridad con respecto a los demás países, ya que ante una amenaza común la OTAN se confirma hoy como el principal baluarte de la defensa de Europea, ante la ausencia de un ejército europeo y la tibieza de Trump, que hace la guerra por su cuenta, como ha demostrado con Irán.
El problema es que Sánchez enfoca la política internacional en la misma forma y con los mismos fundamentalismos que lo hace en la política interior, y por mucho que ponga como excusa para no cumplir con la defensa el posible deterioro en los servicios sociales, la realidad es que a Sánchez los recortes sociales, España y hasta el PSOE le importan absolutamente nada, los utiliza. Sólo le importa él y su supervivencia. Y desde este esquema mental egocéntrico y autócrata el todavía presidente del gobierno no se puede comprometer ni al 2,1% del PIB como defiende porque no tiene Presupuestos, ni lo va a tener, y porque está sometido al chantaje de sus socios populistas e independentistas, enemigos de España y de la OTAN y amigos de Putin, de Maduro, de Irán y del resto de las dictaduras del llamado "eje del mal" para poder mantenerse unos días más en La Moncloa, a costa de la imagen y el prestigio internacional de España y de la libertad, la seguridad y el bienestar de los españoles.
Una actitud que, en los últimos días está llevando a España a pasar de la irrelevancia en el escenario mundial a la que le han sumido Sánchez y su mentor Rodríguez Zapatero, al aislamiento como en los mejores tiempos del franquismo, sin ningún peso político y económico internacional. Sobre todo porque cuando Sánchez, para intentar tapar los gravísimos problemas de corrupción que afectan a su entorno político y familiar, se enfrenta a Trump presentándose como un rebelde antiyanquis adolescente y trasnochado se está enfrentando también al resto de nuestros aliados europeos y occidentales que ya nos consideran un socio "paria", molesto, secundario y poco fiable.
Empecinado en una maniobra de consumo interno Sánchez llegó a La Haya con un daño en su crédito político de enormes dimensiones, como reflejaba recientemente el prestigioso medio británico The Times que le llamaba Don Teflón por los escándalos que le rodean y en referencia a su capacidad para negarse a asumirlos, compartiendo apodo con el conocido mafioso estadounidense John Gotti. Y ha salido de la cumbre negando con la boca lo que firmaba con la mano, demostrando al mundo que su firma tiene el mismo valor que su palabra, ninguno.
Pérdida de crédito y de confianza que afecta también a nuestra economía y a nuestras empresas como acaba de alertar el Fondo Monetario Internacional (FMI) avisando los inversores internacionales sobre los riesgos que implica la fragmentación política española y la debilidad del Gobierno que podría dificultar una respuesta consistente en el caso de que se produzcan nuevas tormentas en los mercados de deuda. Eso además de que si Trump cumple su amenaza arancelaria para hundir la economía española, y puede hacerlo, al final los platos rotos de la insolidaridad y de la irresponsabilidad de Pedro Sánchez, una vez más los pagaremos todos. Al tiempo.