Opinión

Japón está despertando

  • Desde el punto de vista demográfico, uno de los países que más ha envejecido es Japón
  • Si la actual dinámica de acuerdos entre gobiernos locales y entidades extranjeras se mantiene, la proporción de población extranjera en Japón podría superar el 10% en 2050
Matrimonio japonés

Joaquín Leguina
Madrid,

Desde hace unos años, el conjunto de Europa -desde Suecia a Italia- viene sufriendo un rechazo ideológico y político contra la inmigración. Una inmigración mayoritariamente irregular que en manos de los partidos se ha convertido en un peligro: delincuencia, falta de integración social y en suma desprecio y rechazo. Desde el punto de vista demográfico, uno de los países del mundo que más ha envejecido y el que tiene la fecundidad más baja es Japón, pues, en verdad, el caso de Japón es demográficamente muy preocupante: una fecundidad bajísima y un proceso de envejecimiento galopante.

Pero tras la pandemia, Japón ha experimentado un notable repunte en el número de residentes extranjeros, con un crecimiento de llegadas que ronda el 10% anual. Pero lo más interesante es que este fenómeno no está concentrado en las grandes ciudades sino en las regiones locales, tradicionalmente más cerradas y envejecidas. Según un artículo de investigación reciente del diario Asahi Shimbun, numerosos gobiernos municipales están firmando acuerdos con universidades y ayuntamientos de otros países con el objetivo de atraer mano de obra extranjera cualificada.

Que el Gobierno central y los municipios japoneses apuesten decididamente por la inmigración no quiere decir que el proceso inmigratorio, una vez funcionando, no vaya a crear problemas de integración. Y cuando estos aparecen, con ellos llega el rechazo a los extranjeros. Según el analista Josep Solano, el proceso de "apertura regional" refleja un cambio de mentalidad forzado por la realidad demográfica: la baja natalidad y el envejecimiento han colocado a Japón frente a una encrucijada.

Lejos de las grandes urbes, las regiones compiten cada vez más entre sí para captar trabajadores extranjeros, ofreciendo incentivos y apoyos que hace solo unos años habrían parecido impensables. En este contexto, la inmigración deja de ser una cuestión de Estado para convertirse en una cuestión de supervivencia local. Si la actual dinámica de acuerdos entre gobiernos locales y entidades extranjeras se mantiene, la proporción de población extranjera en Japón podría superar el 10% en 2050, una cifra que superaría con creces las actuales proyecciones oficiales. Este crecimiento sostenido contrasta con el tradicional hermetismo migratorio del país y revela un cambio estructural de fondo: frente al declive demográfico, muchas regiones ya no solo aceptan, sino que promueven activamente la llegada de residentes foráneos. Según los últimos datos de 2024, Japón cuenta con 3.768.977 extranjeros registrados, lo que representa el 3,03% de su población total —una cifra que, de seguir esta tendencia, podría más que triplicarse en menos de tres décadas.

En una serie de siete entregas, el diario Asahi Shimbun ha analizado cómo la creciente "apertura regional" en Japón ha dado paso a una inesperada competición entre prefecturas para atraer talento extranjero. Para dimensionar esta tendencia, el rotativo encuestó en octubre de 2024 a 67 administraciones locales — entre ellas las 47 prefecturas del país y las 20 ciudades con estatus especial —, descubriendo que un número creciente de municipios está firmando Memorandos de Entendimiento (MOU) con gobiernos, universidades y autoridades extranjeras. Estos acuerdos buscan garantizar formación en lengua japonesa y asistencia en la integración de los trabajadores, a cambio de acceso preferente a mano de obra cualificada. Un fenómeno que refleja cómo la urgencia demográfica está reconfigurando la tradicional rigidez migratoria nipona.