Coto al contagio en el sector aéreo
Miguel Ángel Oleaga Zufiría
Recientemente pasaron en RTVE la película del año 2011 Contagio, de la cual tuve conocimiento hace tiempo al leer el documento del año 2017 ACRP SYNTHESIS 83 Preparando los aeropuertos para vuelos de llegada con enfermedades transmisibles, para mis actividades de profesor en el Máster en Gestión de Sistemas Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid. (Recomiendo verla por el retrato anticipado de lo que ha sucedido y está sucediendo hoy en día, en España y en el mundo).
Uso el documento referido para señalar lo que la película muestra; "mezcla varios temas clave: las dimensiones políticas y económicas de la cuarentena masiva, el desarrollo de vacunas, el miedo al pánico, y la anomia (estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales), que a menudo acompañan a los brotes de enfermedades nuevas".
Sigue diciendo, "los medios de comunicación y las redes sociales configuran la percepción del riesgo público, la naturaleza profundamente interconectada de la economía global y nuestras ansiedades por los efectos económicos, y la complejidad epidemiología del rastreo de contactos".
Ya en el año 2009 el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) afirmaron que "el transporte aéreo moderno y rápido puede ser un vector eficiente, aunque no deseado, para la propagación de enfermedades, al reducir el tiempo disponible para que las autoridades de salud pública se preparen y monten intervenciones efectivas".
La película Contagio, inspirada por experiencias del mundo real con síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) ilustra que, "todos los días viajan en avión personas que están enfermas. Embarcan con resfriados comunes, casos leves de gripe y a veces con enfermedades más graves. Eso requiere que los aeropuertos y sus socio-partícipes de la Sanidad Pública estén preparados para dar respuesta cuando en un vuelo de llegada hay un pasajero enfermo, particularmente cuando un pasajero tiene una enfermedad altamente contagiosa".
El libro es un compendio de consideraciones, y de medidas factibles, aunque difíciles, de llevar a cabo, extraídas de la experiencia de los profesionales, de la salud y de aeropuertos. Al finalizar, su capitulado apunta a pensar en cuestiones no bien resueltas en el año en que fue escrito y que la pandemia aún en curso indica que deben ser contestadas.
"Para las agencias que lo necesiten, ¿qué procedimientos existen para obtener información inmediata, que sea oportuna y completa, sobre los pasajeros?
Sobre el riesgo de transmisión de enfermedades a bordo de las aeronaves y en otros sectores de la aviación, ¿qué información adicional necesita configurarse, y cómo se obtiene esta información?
Sobre los factores socioculturales, ¿cuáles son aquellos que dan forma a la reacción a una enfermedad transmisible que involucren a la aviación?, y ¿cómo utilizarán los aeropuertos, y las partes involucradas de la Salud Pública, las tecnologías de medios, disponibles y emergentes, para informar al público y comprometerlos como partícipes en la respuesta?
Para la población en general y para el público viajero, ¿cuáles son los medios más efectivos para difundir información sobre enfermedades transmisibles en un entorno aeroportuario? Para proteger al público de las amenazas de enfermedades, ¿cuán efectivas son las evaluaciones en aeropuertos de origen y otras estrategias de exclusión fronteriza?"
Coincido totalmente con el contenido y la recomendación final del documento, "Una respuesta efectiva requiere una asociación formalmente establecida entre el aeropuerto y las autoridades de Sanidad Pública y un plan de respuesta a enfermedades transmisibles bien concebido y practicado. El sector de la aviación puede brindar apoyo al ayudar a reducir la probabilidad de que personas enfermas viajen fuera del área del brote y a reducir la transmisión de enfermedades a otros lugares".